Por Roberto Grajales
Fotografía de la manifestación en abril del 2021
El 17 de septiembre del presente, los habitantes de la colonia Carzabela, han hecho expreso su descontento en una manifestación que busca visibilizar sus demandas ante el gobierno de Campeche. La situación en esta colonia, marcada por la falta de servicios básicos, deja descubierto la falta de interés de las autoridades en los barrios donde habita la clase trabajadora en un contexto donde la urbanización desmedida ha dejado al descubierto las deficiencias en la planificación urbana.
Desde hace tiempo, los residentes han enfrentado un deterioro alarmante de la infraestructura: calles intransitables, ausencia de alumbrado público y problemas en el suministro de agua potable han sido su pan de cada día. Estos problemas no son meras quejas; son la manifestación de un sistema que ignora a quienes construyen y sostienen las ciudades con su trabajo diario. En este sentido, la movilización de esta colonia se inscribe dentro de una lucha más amplia por el derecho a la vivienda.
En 2021, tras las manifestaciones contra la inmobiliaria Sakbé responsable de Carzabela, quedaron al descubierto las graves fallas estructurales y de planificación que afectaron a cientos de familias. Estas personas han quedado atrapadas en viviendas construidas con la ganancia como prioridad, relegando a un segundo plano la seguridad y calidad de vida de sus habitantes. Los cimientos de los edificios de las mil 116 viviendas que conforman el proyecto inmobiliario Carzabela Bicentenario quienes ahora enfrentan la problemática, se encuentran sobre un terreno fangoso e inundable, poniendo en riesgo la integridad de las familias.
El derecho a la vivienda es una política social que dignifica a la clase trabajadora. En Carzabela, esta dignidad ha sido pisoteada por la indiferencia de las autoridades, quienes parecen más preocupadas por los intereses económicos que por el bienestar de la población trabajadora. La falta de respuesta por parte del gobierno local ha llevado a los vecinos a organizarse y salir a las calles en busca de soluciones concretas a sus necesidades.
Las protestas no son un acto aislado, sino el resultado de un proceso de crecimiento urbano, cuya planeación ha sido dejada por completo a los monopolios inmobiliarios. Esto es un recordatorio de que el verdadero progreso no puede medirse únicamente en cifras de crecimiento económico, sino en la capacidad de las comunidades para vivir con dignidad y acceder a servicios fundamentales.
La manifestación en Carzabela es más que un reclamo por infraestructura; es una demanda por justicia social y un llamado a la acción para que la lucha por el derecho a la vivienda se siga construyendo, pues sólo así, se podrá tener una solución que responda a los intereses de las y los trabajadores y no de las empresas inmobiliarias.
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