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Las mentiras de Claudia Sheinbaum al magisterio

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    chaksaastal
  • hace 11 minutos
  • 3 Min. de lectura

Por: Lucía Roble.



En el breve tiempo que lleva la actual presidenta del país, Claudia Sheinbaum, al frente del gobierno, se ha evidenciado la continuidad del capitalismo. Lejos de profundizar en el supuesto proyecto de transformación prometido, con el que el expresidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo a buena parte de la población bajo el hechizo de la esperanza, la presidenta ha dejado claro que su prioridad está con la burguesía.


La iniciativa de reforma al ISSSTE, que plantea un incremento del 2.7% a quienes ganan más de diez UMAs, marcó el punto de quiebre que sacudió al magisterio y lo movilizó, a través de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), para exigir el cumplimiento de las promesas de campaña, especialmente la abrogación de la ley del ISSSTE de 2007 y el retorno a un sistema de pensiones solidario. Las respuestas del gobierno han estado plagadas de discursos tendenciosos y manipuladores. Ante el rechazo a dicho incremento, la presidenta aseguró que los maestros no serían afectados, lo cual es parcialmente cierto: si bien la mayoría no alcanza un salario de diez UMAs, existe un porcentaje que sí resultaría perjudicado. Peor aún, nunca ha reconocido que la derogación de la ley de 2007 beneficiaría no solo a los trabajadores de la educación, sino a todas las personas que cotizan en el ISSSTE.


Sheinbaum alega que no hay recursos suficientes para respaldar las pensiones de quienes se encuentran bajo el régimen de cuentas individuales, pero favorece abiertamente a los bancos que especulan y lucran con los ahorros acumulados por años por los trabajadores para su jubilación. Esta contradicción se vuelve aún más ofensiva cuando, pocos días después de anunciar la supuesta falta de recursos, los magistrados de la Suprema Corte se aumentan el salario, perpetuando la inmoral distancia entre sus ingresos y los de la clase trabajadora.


En un intento por calmar al magisterio, la presidenta afirmó que nos regalaba una semana adicional de vacaciones, con la clara intención de generar división entre sectores laborales, enfrentando a los docentes con otros trabajadores que tienen menos días de descanso. Pero este supuesto regalo no es tal: simplemente está devolviendo tiempo que ya nos pertenecía, pues el receso escolar ha sido recortado progresivamente respecto a los dos meses que existían anteriormente.


Otra mentira anunciada con bombo y platillo fue el incremento salarial del 9% a partir del 1 de enero, con un 1% adicional desde el 1 de septiembre. Se dijo que era un esfuerzo considerable por parte del gobierno, pero en realidad ese aumento es global, y solo una mínima fracción impacta en el salario base del trabajador, mientras que el resto se distribuye en prestaciones. Por si fuera poco, presentó como logro el congelamiento de la edad en el décimo transitorio del ISSSTE para quienes están en ese régimen, medida que en realidad favorece solo a una pequeña fracción del magisterio, ya que muchas y muchos han tenido que esperar varios años para poder jubilarse bajo condiciones cada vez más restrictivas. También ofreció que el pago del reactivo del incremento salarial sería el 1 de julio y hasta la fecha no se ha realizado, propiciando que los bancos lucren con los intereses de esos recursos.


Estas medidas y omisiones desenmascaran al gobierno actual, evidenciando una política económica y social subordinada al capital. Se privilegia a los empresarios que manejan los fondos de retiro, quienes obtienen millonarias ganancias con el dinero del pueblo trabajador. Se refuerza la militarización del país y se reprime la protesta social. La presencia de fuerzas de seguridad en las movilizaciones magisteriales y los descuentos aplicados a quienes participan en ellas desmienten las promesas de no represión y de respeto al derecho de manifestación. Claudia Sheinbaum recurre a las viejas prácticas de la política tradicional, con giras por los estados que implican medidas de seguridad extremas y nula cercanía con las bases.


La presidenta evita las mesas de trabajo con la Coordinadora, dilatando deliberadamente la solución a las demandas legítimas del sector educativo. Frente a esta realidad, los trabajadores no podemos ceder ni permanecer pasivos. Hoy más que nunca es fundamental organizarnos para exigir nuestros derechos y conquistarlos. No debemos retroceder. La lucha debe tener como eje la abrogación de la ley del ISSSTE de 2007, la recuperación de un sistema de jubilación solidario, tripartita e intergeneracional, el establecimiento de condiciones dignas de retiro a los 28 años de servicio para las mujeres y 30 para los hombres, la desaparición del sistema de AFOREs y el regreso del tope salarial a diez salarios mínimos, y no en UMAs.


Cuando desde el poder se dice que no hay recursos, recordemos quiénes se están enriqueciendo con nuestro trabajo, con nuestras aportaciones y con nuestro futuro. Es nuestro deber organizarnos y luchar. Porque si no lo hacemos, nadie lo hará por nosotros.

 
 
 

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