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Defender el derecho a un transporte público digno para la clase obrera en Campeche

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    chaksaastal
  • hace 3 minutos
  • 2 Min. de lectura

Por: Luna Grajales.


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La clase trabajadora de Campeche vive a diario la realidad de un transporte público que no está diseñado para servir al pueblo, sino para llenar los bolsillos de unos cuantos. Nos dicen que han llegado nuevas unidades y rutas, que hay “modernización” y “avance”, pero la verdad es que la planeación deficiente ha convertido este servicio en un calvario: recorridos más largos, esperas interminables y la obligación de pagar múltiples pasajes para llegar al destino. Todo esto mientras nuestros salarios siguen estancados y el costo de la vida aumenta.


La entrada del sistema Ko’ox no trajo mejoras sustanciales, trajo encarecimiento. El pasaje pasó de 8 a 12 pesos, un aumento del 50% que golpea directo a quienes sostienen la economía de esta ciudad: las y los trabajadores. Quienes deben tomar dos o tres transportes al día sienten en carne propia el robo legalizado que representa esta tarifa. No hablamos solo de dinero: hablamos del tiempo que nos arrancan con trayectos ineficientes, del cansancio que nos imponen antes y después de la jornada laboral, y de la humillación de viajar como si fuéramos mercancía, no personas.


El transporte público debería garantizar nuestro derecho a movernos dignamente, pero el sistema actual está organizado para servir a intereses de los monopolios, no al proletariado. La movilidad, como todo derecho básico, no puede estar a merced del lucro privado ni ser utilizada como propaganda política. Sin embargo, cada decisión sobre rutas, horarios y tarifas se toma sin consultarnos, sin escuchar a quienes realmente usamos este servicio todos los días.


La clase trabajadora no necesita discursos de “progreso” ni fotos de políticos inaugurando unidades nuevas. Necesitamos un sistema de transporte público planificado desde las necesidades reales del pueblo: horarios que respondan a las horas pico, rutas que conecten las zonas más pobladas y tarifas accesibles para todos. La movilidad no es un lujo; es una herramienta para vivir, trabajar y desarrollarnos.


No podemos seguir aceptando que un derecho tan básico sea convertido en un negocio que nos exprime. La organización popular y la presión colectiva son nuestra única vía para recuperar lo que nos pertenece. No se trata solo de exigir mejor transporte: se trata de cuestionar un modelo que pone la ganancia por encima de la vida. Y esa lucha no la vamos a ganar esperando que el cambio venga desde arriba; la vamos a ganar cuando la clase trabajadora tenga en sus manos el poder de decidir sobre sus propios servicios.

 
 
 

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© 2023 por Chak Sáastal

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