Por Cristóbal León Campos El pasado 10 de enero se entregó por parte del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales y Culturales “Efraín Calderón Lara” (Ceisc) una carta al rector de la Uady, donde se le solicitaba que la máxima casa de estudios de Yucatán, reconociera y reivindicara la memoria de Efraín Calderón Lara “Charras”, en el marco del primer centenario de fundación (25 de febrero de 1922) de la institución educativa y del cumplimiento de cuarenta y ocho años del asesinato (14 de febrero de 1974) del líder sindical independiente. La Universidad ha respondido, aunque sea de inicio, de manera pronta a los solicitantes informando que el próximo 11 de febrero del corriente se realizará la develación de una placa en honor del “Charras”, en la Facultad de Derecho, de la cual era egresado.
La misiva fue firmada por centenares de académicos, estudiantes, profesores, obreros, activistas, militantes de organizaciones de izquierda y una variada gama de sectores populares, quienes, de una u otra forma, han conocido la historia de Efraín Calderón y la han hecho parte de sus reclamaciones sociales, así como de su conciencia social. Durante décadas se ha exigido a las autoridades gubernamentales como universitarias el reconocimiento de figura del “Charras” como un actor central en la lucha por los derechos proletarios, partiendo del ineludible reconocimiento de que su muerte fue resultado de un Crimen de Estado hasta la fecha impune, pues el ex gobernador Carlos Loret de Mola murió sin ser enjuiciado por su participación en dicho asesinato. Por lo que hasta la fecha, a 48 años del crimen, quedan muchos pendientes en torno a la verdad y a la justicia, que deberán ser aclarados, divulgados y castigados según el orden.
La exigencia de que la memoria del “Charras” sea reivindicada, dista mucho del deseo de la oficialización, es más, se trata absolutamente de lo opuesto, ya que el reclamo va dirigido a que se reconozca abiertamente y sin andamiajes legaloides y discursivos que Efraín fue asesinado por confrontarse a los intereses privados de la burguesía y del gobierno a su servicio, siendo esta la única reivindicación real. Hasta la fecha, y a pesar del anuncio de la Universidad sobre la develación de la placa conmemorativa, la vida y obra del “Charras” no se enseña en la Alma Mater ni en los niveles básicos de la educación en Yucatán, siendo negada y ocultada la histórica lucha proletaria-popular que se desarrolló en la entidad durante los años setenta.
El crimen del “Charras” está inscrito en las atrocidades cometidas por el Estado mexicano durante la Guerra Sucia, la violencia represiva contra el movimiento proletario-popular no se reduce al secuestro y asesinato del asesor jurídico independiente, ya que además de la referida saña con que fue ejecutado Efraín Calderón, quedan también pendientes diversos actos de desagravio contra el pueblo yucateco, que vivió la militarización de la ciudad y el ataque armado contra la Universidad realizado el 16 de febrero de 1974, cuyas huellas quedaron en las paredes del edificio central de la Uady, aunque hayan sido borradas por oportunista y serviles.
La develación de la placa en febrero próximo es un paso importante para reivindicar al “Mártir del proletariado yucateco”, pero la dignificación absoluta de Efraín Calderón Lara será cuando los derechos proletarios se respeten todos y cada uno de los días.
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