Por Lucas Carrillo
Las clases sociales siempre han sido antagónicas desde el inicio de la historia de la humanidad. Marx señalaba que, primero estuvieron los esclavos y esclavistas, plebeyos y patricios, siervos y señores feudales. Actualmente esa dinámica no se ha perdido ya que hoy en día nos dividimos entre proletarios y burgueses.
Este antagonismo de clase se ve reflejado día con día no solo en los centros de trabajo, sino que también en la misma sociedad. Las condiciones en las que crecemos y nos desarrollamos son igualmente antagónicas dependiendo de nuestra posición de clase.
El hecho que no contemos con las mismas oportunidades de desarrollo es una de las contradicciones palpables de la sociedad capitalista. Cuando hablamos con nuestros compañeros podemos darnos cuenta de ello: ¿Por qué los hijos de los ricos no tienen que preocuparse por trabajar? ¿Por qué para ellos su única preocupación es pensar a qué playa ir el fin de semana? ¿Por qué nos es más difícil llegar a ser profesionista?
La misma sociedad dicta que cuando uno se plantea estas preguntas o las expresa lo vean como un envidioso o que quiere ser un vago sin hacer ningún esfuerzo. Pero, debemos de tener en cuenta que estas demandas. aunque si bien la mayoría son por la parte de la recreación, son auténticas y que la única forma de poder alcanzar la plenitud del desarrollo y mejores condiciones materiales para el crecimiento es por medio de la instauración del socialismo-comunismo.
Nos dijeron cuando chicos que todos somos iguales. La ideología pedagógica de la burguesía y su propaganda nos quiere hacer creer que la juventud es una masa aglutinada con las mismas oportunidades y condiciones. Eso podemos oír cuando se refieren a los jóvenes por las generaciones mayores. Nos hacen pensar que tenemos las mismas oportunidades a la hora de estudiar y de tener tiempo de recreación, sin embargo, es imposible no darnos cuenta, como jóvenes pertenecientes a la clase obrera y sectores populares, que no tenemos mucho en común con la juventud burguesa; esa juventud que puede disfrutar de tiempos de recreación, educación de calidad y no vivir situaciones de precariedad.
La sociedad burguesa en la que vivimos nos hace pensar de manera en la que aspiramos a ser como esa juventud enajenada de los problemas de la realidad, de una forma ideológica con la que nos bombardean día con día. ¿Pero entonces que nos hace diferentes?
Primero que nada, debemos tener en cuenta que las condiciones materiales en las que vivimos y nos desarrollamos son diferentes debido al sistema social actual en que nos encontramos.
El hecho de que nuestros compañeros tengan que valerse de estudiar y trabajar al mismo tiempo o tener que abandonar estos para concentrarse únicamente en trabajar, y que, la juventud de la burguesía no tenga la necesidad o vea simplemente como una aventura de forma romántica el hecho de asumir el papel de empleado a medio tiempo demuestra consigo una división y antagonismo claro.
Sumado a esto, la violencia, el pandillerismo y las adicciones son situaciones reales en la que la juventud obrera y popular puede verse arrastrada o implicada. El consumo de alucinógenos, estupefacientes, y el alcohol es común entre nuestra juventud como un medio de escape a las angustias y penas de la precarización social. Muchos jóvenes debido a la falta de oportunidades o a la ausencia de estas, se ven obligados a engrosar las filas de las fuerzas represivas del estado como lo son la policía, el ejército y la guardia nacional, o de los monopolios de las drogas. Actualmente les parece atractiva la idea gracias al culto que los mismos medios de comunicación le han dado y a la promesa de fuertes sumas de dinero.
También hay que recalcar el hecho que la educación juega un papel importante en esto ya que en las escuelas públicas enseñan procesos y modos técnicos de trabajo. El hecho de que nos hagan pensar que está de más siquiera ser profesional y la poca calidad que ofrece la educación que nos es impartida es el hecho de que en nuestra formación se ve reflejado el rol que nos hacen adoptar a futuro. Mientras tanto, para esta otra juventud se trata más de una educación de calidad, más enfocada a cumplir con roles de control y de “liderazgo”, perpetuando así la relación de las fuerzas productivas y la explotación y precarización de la vida de la clase trabajadora.
También debemos tener en cuenta que un sector de la juventud obrera y popular puede verse alineada a los intereses de los burgueses por mera conveniencia, desinformación o por la propaganda de la “autosuperación de la mentalidad de tiburón” y la cultura al individualismo que es provocada como forma de división y de inmovilización a las masas juveniles de nuestra clase. La realidad es que es más fácil debido a la propaganda anti organizativa y de resignación que sea un trabajo complicado el hecho de hacer notar las contradicciones del capitalismo, por el hecho que lo notarían “natural” y parte de la naturaleza humana, cuando se trata de una forma de alienación provocada por la clase dominante.
Entonces podemos hacer visible la división de la sociedad y la forma en la que la juventud de las dos clases principales se desarrolla crece y se educa para el futuro. Un futuro donde estas condiciones se repetirán, pero de forma más brutal por medio de la explotación laboral, la precarización social, el desempleo y las crisis económicas inherentes al sistema capitalista.
Como jóvenes comunistas es nuestro deber y obligación elevar estas demandas a unas de carácter clasista y de lucha activa no solo poniendo al joven contra el joven, sino, ayudando a nuestros compañeros a darse cuenta de que estas condiciones de precarización son causadas por un sistema económico, político y social injusto y que solo beneficia a algunos cuantos.
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