Cozumel, la pequeña isla que resiste contra los megaproyectos turísticos
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Por: Juan Villanueva.

Desde 2021, la Isla de Cozumel, Quintana Roo, ha sido escenario de la lucha y resistencia por parte de sus habitantes en contra de los megaproyectos turísticos, en específico 4 de ellos: La construcción de un 4° Muelle de cruceros, la ampliación del Muelle SSA (igual enfocado a aumentar la recepción de cruceros), el proyecto “Isla Mia” y “Cabo Mantarraya”.
“4° Muelle” y “Ampliación del Muelle SSA”
A principios de octubre de 2020, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador firmó, en conjunto con la iniciativa privada, el “Acuerdo para la Reactivación Económica” que contemplaba 39 megaproyectos de infraestructura en sectores como comunicaciones, transporte, turismo y energía.
Entre esos megaproyectos se encuentra la construcción de un 4° Muelle, mismo que es promovido por la empresa “Muelles del Caribe S.A de C.V” propiedad del empresario José Enrique Molina Casares (la familia Molina es conocida por su amplia red empresarial y su influencia en el desarrollo turístico y portuario del sureste mexicano, particularmente en Cozumel) con el fin de aumentar la recepción de cruceros en la isla.
La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) fue presentada ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en 2021 y aprobada ese mismo año en el mes de diciembre, lo que causó un descontento entre los habitantes debido al impacto medioambiental, económico y social que significa la construcción y operación de este muelle, razón por la cual en el primer semestre de 2022, el “Colectivo Ciudadano Isla Cozumel” en conjunto con “Conservación Investigación y Manejo Ambiental A.C (CIMAC)” presentaron un amparo legal e iniciaron la recaudación de firmas para detener la construcción, argumentando irregularidades en la MIA, en especial porque justo en el sitio donde se planea construir este proyecto se encuentra una arrecife y ecosistemas marinos, mismos que están en peligro dado el largo historial de destrucción de la flora y fauna marina que existe en la isla desde hace décadas, producto del turismo masivo como única fuente económica y de desarrollo. A la vez que se realizaba la lucha jurídica, se convocó a la población en general a distintas manifestaciones y protestas en la explanada de la isla (sitio concurrido por los cozumeleños y en el corazón de la ciudad), mismas que fueron apoyadas tanto por organizaciones (prestadores de servicios, cooperativas, sindicatos, etc.) como por la mayoría de la población en general.
En respuesta al amparo, un juez federal otorgó la suspensión definitiva para detener temporalmente las obras del 4° Muelle en lo que se revisaban los argumentos legales. Sin embargo, dicha suspensión fue revocada por un tribunal al considerar que la obra “cumplía con la normativa vigente” y que “no existían elementos suficientes para continuar con la misma”, lo que ha provocado de nueva cuenta la movilización de organizaciones y los habitantes para evitar su construcción, en especial tras la aparición de una plataforma en el sitio exacto de la construcción del 4° Muelle que es utilizada para realizar estudios previos al inicio de la obra y que fue retirada gracias a la presión ejercida mediante protestas y movilizaciones, la más reciente cuando lancheros de toda la isla se reunieron en sus respectivas lanchas y rodearon la plataforma hasta obligarla a retirarse del sitio.
Paralelo a esto, también se ha venido luchando contra la ampliación del muelle SSA propiedad de la empresa “SSA México”, filial de SSA Marine, una de las operadoras portuarias principales a nivel mundial y propiedad de “Carrix”, un monopolio con sede en Seattle, Estados Unidos, el cual es un conglomerado de empresarios que tienen acciones en la bolsa.
En 2021 fue aprobada la MIA por la SEMARNAT y las obras han iniciado aunque con interrupciones significativas gracias a la movilización de organizaciones y habitantes en contra de este proyecto.

Proyectos “Isla Mia” y “Cabo Mantarraya”
En abril de 2025, la empresa “WT Group International Wild Tours S.A de C.V” (no se tiene información sobre el dueño de la misma, solo que radica en Cozumel) entregó la MIA del proyecto “Isla Mia” a la SEMARNAT con el fin de evaluar su aprobación. Éste consiste en la construcción y operación de un club de playa que ofrecerá servicios como: áreas de descanso, piscinas, sanitarios y regaderas, servicios de alimentos y bebidas, etc., algo similar a “Playa Mia” que es igual un club de playa y que está ligado a este nuevo proyecto. Cabe destacar que “Playa Mia” fue fundado por la familia Molina, la misma que está inmiscuida en la construcción y operación del 4° Muelle.
De igual forma, en el transcurso de este mismo año, la empresa “Total Gusto del Caribe S. de R.L. de C.V.” (operarios del club de playa “Stingray Beach” en Cozumel) presentó una MIA ante la SEMARNAT para el proyecto “Cabo Mantarraya” que consiste en la construcción de una plataforma marina construida sobre pilotes de acero y madera, con un área total de aproximadamente 8,497 m² en la que se contempla la instalación de albercas, comercios, pasarelas y demás estructuras recreativas enfocadas al turismo.
Aunque las MIA de ambos proyectos no han sido aprobadas y siguen en proceso de consulta pública, la gran mayoría de la población cozumeleña rechaza la construcción de estas obras, y aunque no se han realizado juicios de amparo aún, se espera que se inicie la lucha por esa vía, muestra de ello son las firmas ciudadanas entregadas por CIMAC A.C. a la SEMARNAT el pasado 19 de mayo.
Las consecuencias ambientales, económicas y sociales
La oposición isleña a estos 4 proyectos de infraestructura turística se enfoca en 3 ámbitos: medioambiental, económico y social.
a) Impacto medioambiental:
1.- Daños a los arrecifes:
- Las embarcaciones pueden liberar aguas residuales tratadas o no, aceites y otros desechos que alteran la química del agua.
- El movimiento de hélices y anclas levanta sedimentos, lo que bloquea la luz solar esencial para los corales.
- Aunque ahora muchos muelles tienen sistemas para evitar anclajes directos, en el pasado muchos cruceros anclaban en zonas arrecifales, destruyendo corales centenarios.
2.- Alteración de ecosistemas marinos:
- El ruido submarino de los cruceros afecta la comunicación, reproducción y orientación de muchas especies marinas.
- Los cruceros pueden transportar organismos de otras regiones en sus aguas de lastre, alterando el equilibrio ecológico local.
3.- Contaminación atmosférica:
- Los cruceros, debido a su combustible, generan emisiones de óxidos de nitrógeno, azufre y partículas que afectan la calidad del aire, contribuyen al cambio climático y pueden generar lluvia ácida.
4. - Generación de residuos:
- Aunque existen regulaciones, hay casos documentados de descargas ilegales de basura y aguas negras.
- Los destinos muchas veces no están preparados para manejar la basura y aguas residuales generadas por miles de pasajeros diarios.
b) Impacto social:
1. - Saturación de servicios públicos y presión social:
- Cozumel en la actualidad presenta problemas graves en el abastecimiento de agua potable, alcantarillado y el sistema eléctrico hacia las colonias populares de la isla debido a infraestructura deteriorada tras años de abandono, sistemas de bombeo obsoletos, fugas constantes, tuberías envejecidas y problemas eléctricos que afectan de manera cotidiana distintas colonias. El aumento del turismo de crucero (el cual se caracteriza por solo estar unas horas en la isla e irse el mismo día) que arribarán a estos clubes de playa, los cuales necesitan de estos servicios para funcionar, terminaría provocando una cada vez mayor falta de suministro a la clase trabajadora oriunda de la isla, pues estos servicios, en lugar de enfocarlos hacia las colonias populares, será redirigido hacia los clubes turísticos. Eso sin mencionar que Cozumel, a pesar de ser un destino turístico de talla internacional, tiene una infraestructura vial de una pequeña localidad, lo que ha provocado una desproporción entre el crecimiento poblacional de la isla y las principales avenidas vitales, provocando un tránsito insufrible en la “hora pico” que es cuando llegan los cruceros, barcos, tours, etc.
c) Impacto económico:
1. - Falsa promesa de “progreso”:
Si bien en un principio el turismo representó un desarrollo económico en términos generales para la isla (mejora de infraestructura, dinero en circulación, etc.), tras décadas de dependencia excesiva de este sector, las ganancias y la riqueza en la isla se ha ido concentrando cada vez más en una minoría de monopolistas de este sector, lo que ha provocado el quiebre de muchos pequeños negocios y la correspondiente proletarización de sus dueños al verse obligados a buscar un empleo que en la isla, así como en el sector turístico en general, se caracteriza por la alta tasa de informalidad laboral, largas jornadas (al tener que trabajar doble jornada o tener 2 empleos para que alcance para llevar pan a la mesa), dependencia de propinas y atropellos laborales de diversa índole (desde la violación a derechos establecidos en la Ley Federal del Trabajo hasta la imposibilidad de sindicalización por “orden” de la empresa).
Los grandes centros y clubes turísticos en la isla no solo tienen ventaja competitiva ante los pequeños propietarios por su alta inversión de capital que se traduce en mayores instalaciones, servicios, precios, etc., sino también por el uso de tácticas desleales de competencia entre las que se destaca la venta anticipada de servicios a los turistas en el crucero o incluso antes de subirse al mismo, provocando que los miles de turistas que llegan al día a la isla, no consumen en los pequeños negocios porque ya tienen comprado un tour, una comida en un restaurante, un día de playa o cualquier servicio en estos grandes centros y clubes de playa, propiedad de grandes monopolios turísticos nacionales y extranjeros.
El sistema legal y jurídico está hecho para favorecer a los monopolios y sus ganancias, de ahí que, a pesar de los amparos y suspensiones con pruebas del daño que causarán estos proyectos, éstos no han retrocedido. El gobierno en sus 3 niveles (municipal, estatal y federal) actúa como garante de la voluntad de los grandes empresarios al hacerse de la vista gorda ante las problemáticas de la clase trabajadora, los sectores populares, y al favorecer juicios y aprobar estos megaproyectos, pues a pesar del partido en el poder el resultado es el mismo: Los beneficiados son los grandes capitalistas y los perjudicados los trabajadores y sectores populares.
A su vez, el sistema económico capitalista, tal y como lo demostró Marx en sus escritos, tiende a concentrar y centralizar cada vez más la riqueza en cada vez menos manos, esto a través de las ventajas competitivas que los grandes capitales tienen contra los pequeños, obligando a estos a quebrar y proletarizarse (justo lo que pasa en Cozumel y en todo el país), haciendo que cada vez más la sociedad se divida en 2 clases antagónicas: Por un lado un puñado de capitalistas dueños de la riqueza socialmente producida y por el otro una cada vez mayor clase trabajadora que produce esa riqueza con su trabajo pero que no le es retribuida más que en salarios de hambre y condiciones inhumanas de trabajo y de vida.

Las tareas de la clase obrera y los sectores populares de Cozumel en contra de los megaproyectos
Es interesante ver cómo, a pesar de que Cozumel depende práctica y exclusivamente del sector turístico (servicios), la dinámica y el mismo sistema capitalista genera las mismas contradicciones y problemas que en aquellos lugares que tienen capacidad productiva fabril, lo que rebate aquellas teorías liberales que aseguran que con el desarrollo del capitalismo se generan alternativas mejores en otros sectores y confirma que este sistema, sin importar si gobierna una gestión neoliberal o progresista, o un partido u otro (PRI, PAN, MORENA, PVEM, MC, etc.), no tiene solución.
La única verdadera solución de raíz para resolver las contradicciones que genera el capitalismo es su derrocamiento y la construcción de un sistema en donde la riqueza producida por la gran masa de los trabajadores no se vaya a los bolsillos de un puñado de empresarios multimillonarios, sino que vaya directamente a satisfacer las necesidades de los mismos trabajadores que generan la riqueza. No solo mejores salarios y mejores condiciones laborales, sino también mejora en la infraestructura vial, de servicios como agua, alcantarillado, electricidad, mejora en los servicios de salud, en la educación, seguridad, planificación económica en lugar de la anarquía del mercado para construir una economía compatible con la naturaleza y el ser humano. Pero para ello es necesaria la organización y la concientización de que el capitalismo ha llegado a sus límites históricos, de fuerza propulsora del desarrollo de las fuerzas productivas ha pasado dialécticamente a su contrario, en traba para el desarrollo de las mismas y para la sociedad en su conjunto, rebajando cada vez más y en peores condiciones la calidad de vida de los trabajadores y los sectores populares.
Como escribió en su momento Bertolt Brecht:
¿De quién depende que continúe la explotación? De nosotros.
¿De quién depende que acabe la explotación? De nosotros también.
“La producción capitalista (…) no desarrolla la técnica y la combinación
del proceso social de producción sino socavando, al mismo tiempo, los
dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador”.
-Karl Marx.[1]
[1] Karl Marx, El capital, crítica de la economía política, t.1, vol. 2. Siglo XXI Editores, México, 2009, pp. 612-613.
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