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Cuando se comprende la necesidad de la lucha

Por: Lucía Roble.



La necesidad de que las nuevas generaciones de futuros docentes y en general, de trabajadores y trabajadoras, se sumen a la lucha por nuestros derechos laborales, sigue estando vigente y es que, mientras nuestra situación como trabajadores no mejore, la lucha seguirá siendo necesaria.


Celebro con orgullo, que la lucha haya podido llegar a los nuevos y futuros profesores y/o trabajadores que aspiran a ingresar a las filas de la Secretaría de Educación Pública, que hayan despertado del letargo que les han impuesto año tras año, y se hayan decidido por fin a alzar la voz.


La lucha por los derechos laborales no solo es de nuestra generación, que está a un paso de dejar las filas de los elementos activos, sino que, también es la lucha de los estudiantes de las normales (de primaria, preescolar), puesto que serán los más afectados cuando inicien su vida laboral. De ahí viene la importancia de invitarlos, de acercarlos al movimiento, de incentivar su interés por levantarse y luchar por sus derechos, nuestros derechos.


Hoy más que nunca, que viven en carne propia la falta de transparencia en la asignación de plazas y horas adicionales, se han empezado a notarse pequeños brotes de organización en busca de exigir sus derechos, después de haber sido contratados por años sin generar antigüedad y remunerados con un salario precario.


Es el momento de que todos juntos, activos con antigüedad y las nuevas generaciones, estemos unidos en una sola voz, en una sola lucha por dignificar nuestra labor y defender nuestros derechos como trabajadoras y trabajadores del sector educativo; exigir un incremento al presupuesto federal para la educación, eliminar por completo la reforma Peñista continuada por la llamada 4 Transformación, y la desaparición del USICAMM, ya que se debe pagar un salario justo a todos los que desempeñan el mismo trabajo como señala la Ley.


Es momento de luchar por la creación de mecanismos de admisión más justos, dando acceso automático a los normalistas, quienes han estudiado el programa impuesto por la misma Secretaría. Que en todos los estados se implemente un sistema transparente de asignación de plazas a los trabajadores de la educación, informando de las jubilaciones y decesos es decir los lugares disponibles cada año para que se respete la lista de prelación. Basta de mantener contratos temporales año tras años, que limitan la seguridad social de los nuevos maestros.


Nunca es tarde para organizarnos y exigir mejores condiciones laborales, contratos colectivos, mejor infraestructura para la educación pública en nuestro país, y sobre todo, no es tarde para luchar por recuperar la democracia en nuestra herramienta de lucha, nuestro sindicato, y lograr con ello que trabaje para nosotros mismos.

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