Por: Oswaldo Ramírez.
Una vez más, ha quedo al desnudo la putrefacción que representan las llamadas “federaciones estudiantiles” como un cáncer que aqueja a la UADY. En las últimas horas, en redes sociales se han hecho públicas las denuncias por la pésima organización del llamado NFU Colors por parte de quienes tuvieron el infortunio de asistir, pensando que podría ser un espacio de convivencia ante el optimismo del regreso a la presencialidad luego de 2 años y como forma de contrarrestar el estrés del nuevo ciclo escolar. Sin embargo, quienes asistieron tuvieron la desgracia de que este evento haya sido organizado por una de las dos federaciones estudiantiles, cloacas de la burguesía, con las que cuenta la UADY. En este caso, la culpable fue la Nueva Federación Universitaria (NFU).
Al igual que como ocurre con los llamados “playones”, estos eventos son un espacio para el control estudiantil mediante formas que solo continúan esclavizando las mentes de las y los estudiantes, con la ingesta de drogas y alcohol, todo bajo el amparo de la propia Universidad, acompañado de la justificación ideológica pequeñoburguesa del supuesto “libre desarrollo de la personalidad”.[1] Eso sin mencionar los nada raros casos de abuso sexual o el robo de bienes personales de los asistentes que tienen lugar en esta clase de espacios.
En lugar de utilizar el presupuesto que le corresponde para intentar solucionar las múltiples problemáticas que padecen los estudiantes, las federaciones prefieren gastarlo en farras con las que mantener sumisas a las masas estudiantiles para que éstas no se organicen en contra de las injusticias cotidianas, muchas de ellas causadas o perpetuadas por la misma existencia de las federaciones, más aún si pensamos que las elecciones para cargos estudiantiles ya están en puerta, y las federaciones buscarán a todo lugar mantener su posición presentando un rostro cool y “juvenil”.
Desde luego que las federaciones, en este caso la NFU, saca de esos mismos espacios sus propios dividendos, pues buscando ahorrar lo más que puede en sus arcas, lleva a cabo el cobro de cada estudiante por la entrada de dicho evento, cuyos precios pueden variar desde los $50 hasta las $150 pesos. Fue justamente de esa ambición de obtener ganancias a toda costa que se produjo uno de los mayores motivos de malestar por parte de los asistentes, pues algunos de ellos mencionan que, con tal de seguir cobrando la entrada, la NFU sobrevendió éstas, lo que ocasionó que se produjera un total desorden, al punto de que se produjeron actos violentos poniendo en riesgo la integridad de las y los asistentes. Aunque aún no se sabe cuántas entradas se vendieron al final (y probablemente no vayan a querer hacerlo público), podríamos estar hablando de que la NFU pudo haber recaudado, cuando menos, varias decenas de miles de pesos. Si luego dicen que no les salió bien el negocio, quedaría demostrada su nula capacidad de previsión y de respuesta, les estaría saliendo el tiro por la culata.
No sería la primera vez que las “federaciones estudiantiles” estafan a los alumnos, pues aún se mantiene fresco el recuerdo de cómo Héctor Monroy, Consejero Alumno de la Preparatoria Uno, y también miembro de la NFU, huyó a Canadá con el dinero que estaba destinado para que los alumnos de dicho plantel disfrutaran de una cena de graduación, acto por el que, hasta la fecha no ha tenido castigo alguno y que, tal como está ocurriendo en esta ocasión, fue encubierto por la propia dirigencia de la NFU.[2] Tampoco nos olvidamos de los infames robos de Ricardo Zapata cuando fue presidente de la Sociedad de Alumnos en la Facultad de Ciencias Antropológicas, otro “distinguido” representante de la NFU que también hasta la fecha sigue sin responder a sus atentados contra la comunidad estudiantil.
Después de la tormenta viene la “calma” o, mejor dicho, los dirigentes estudiantiles van a intentar forzar la calma lavándose las manos, dirán que no fue intención suya que los incidentes y la pésima organización resultaran así. Eso no importa, porque no borra su responsabilidad. De cualquier manera, queda al descubierto su incompetencia y su desinterés por el bienestar de la comunidad estudiantil. Si no son capaces de garantizar la seguridad de los estudiantes en un evento organizado por ellos (por los dirigentes) y, en su lugar, ponen a otros a hacer ese trabajo, ¿por qué son ellos los dirigentes de órganos como Consejo Estudiantil y Sociedad de Alumnos? ¿qué podemos esperar de ellos y ellas en aspectos mucho más importantes que una fiesta? Recordemos que esos puestos no son gratuitos ni para los estudiantes ni para nuestras familias. A final de cuentas, los cargos que tienen estos personajes cuestan dinero, mismo que ha salido de nuestros bolsillos, independientemente de si ese dinero ha sido entregado por la UADY o por algún partido burgués.
A estas alturas, a nadie nos podría quedar duda de que estas organizaciones no son más que el semillero de los futuros saqueadores del pueblo. El representante promedio de estas organizaciones no es más que una persona con ansias de reconocimiento público y provecho personal, para quienes las necesidades de sus compañeras y compañeros no son más que medios para obtener eso que anhelan. Pero sería idealista pensar que se mueven por puras motivaciones individuales, detrás de ellos está el ojo vigilante de la clase burguesa, que desde temprana edad los recluta para ser los futuros administradores de sus intereses. Su paso por las federaciones estudiantiles es para ellos un medio para hacer “conectes” que les ayuden a posicionarse en el ámbito de la política burguesa, y una escuela en la cual aprender sus peores mañas.
Cada día se hace más evidente, a partir de sus propias acciones, que las “federaciones estudiantiles” deben ser purgadas por completo de la Universidad, pues su vínculo con los intereses, preocupaciones e inquietudes es totalmente inexistente. No pueden ser consideradas espacios ni de organización ni de representación de los estudiantes, pues solo representan a sus propios intereses y de los monopolios que los manejan desde las sombras.
Recordemos que la NFU es el brazo estudiantil del PAN, y que su dirigencia se encuentra apadrinada por personajes como Cecilia Patrón. Lo mismo podríamos decir de la Federación Estudiantil de Yucatán (FEDY), brazo estudiantil del PRI vinculado a Carlos Ramírez “El Gordito” Marín y su estirpe. Aún nos queda por descubrir a qué partido burgués se encuentra ligada la novísima “Alternativa Universitaria”. No tememos equivocarnos al señalar a estas organizaciones como enemigas de los estudiantes, pues la única forma en que se las puede calificar es de parásitas cuando no de auténticas depredadoras.
Al acercarse las elecciones estudiantiles de este año, el alumnado debe promover la prohibición de la participación de las federaciones en las elecciones y optar por elegir a candidatos independientes que se comprometan a no admitir ningún vínculo con las federaciones posterior a las elecciones. Ya es demasiado conocida la cantaleta de lanzarse como “independiente” para después unirse a una federación estudiantil a la primera oportunidad apenas obtenido el cargo.
Sin embargo, las problemáticas de los estudiantes no se resuelven con votar o no votar, sino con su participación y organización cotidianas, en la lucha por sus intereses concretos como estudiantes, contra la privatización de la educación y la injerencia de la burguesía en la vida estudiantil. Por fortuna, poco a poco, paso a paso, a las “federaciones estudiantiles” ya les va llegando la hora final, y se van vislumbrando las formas organizativas estudiantiles clasistas y revolucionarias al interior de la Universidad, como verdadera y única alternativa seria para defender sus derechos.
[1] Para profundizar en lo engañoso del argumento del “libre desarrollo de la personalidad” con que la burguesía justifica el consumo de sustancias nocivas, recomendamos la lectura del artículo El “derecho al libre desarrollo de la personalidad”, una falacia de la SCJN del camarada Marco Vinicio Dávila, miembro del Buró Político del Partido Comunista de México, disponible en el siguiente enlace: https://elmachete.mx/index.php/2021/07/12/el-derecho-al-libre-desarrollo-de-la-personalidad-una-falacia-de-la-scjn/
[2] El FJC realizó un reportaje de este caso en su momento, disponible para consultar en el siguiente enlace: http://elcomunista.nuevaradio.org/el-nuevo-atentado-de-las-federaciones/
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