Por Guillermo Uc
A raíz de la pandemia, una gran parte de la clase trabajadora ha perdido su empleo o ha tenido que ver precarizada su fuerza laboral. En algunos lugares, el porcentaje de desempleo ha llegado a niveles enormes. Tal es el caso del municipio de Kanasín, Yucatán, en donde el 75% de su población laboralmente activa ha perdido su trabajo.
Como consecuencia, una parte de esa clase trabajadora ha tenido que optar por auto emplearse montando un negocio propio, utilizando para ello sus últimos ahorros o incluso la liquidación que les dieron por despido. Sin embargo, como ocurre en el capitalismo, no siempre hay buenos resultados en esto. Si el negocio no prospera, las familias trabajadoras corren el riesgo de haber desperdiciado lo último que tenían y sumirse en una precariedad mucho más profunda.
Sin embargo, no solo los desempleados han recurrido a esta forma de autoempleo. Algunos trabajadores que han padecido recortes salariales se han visto obligados a montar pequeños negocios como estos. En algunos casos, se tratan de empleados que no perciben más de 800 pesos a la semana en la empresa donde trabajan. Es por ese motivo que se han convertido en semiproletarios que trabajan la mitad de su tiempo en una empresa y la otra parte vendiendo comida o variedad de productos, con la esperanza de sacar adelante a sus familias.
El discurso y la ideología burguesa pueden intentar hacer pasar estos ejemplos como “superación personal”, decir que Kanasín es un municipio de “gente emprendedora” y que estos son valerosos esfuerzos por salir de la crisis a partir de trabajo duro y otra serie de palabrería. Pero la realidad es que el pequeño capital siempre tiene una tendencia a llegar a convertirse en gran capital en algún momento, pero para que ello ocurra hace falta, junto con otros factores, aumentar la tasa de explotación. En ese sentido, algunos de estos pequeños “emprendedores” reproducen la dinámica de explotadora del gran capital.
Una nota del periódico “Por Esto!” da testimonio de lo anteriormente mencionado: “Un encargado de un puesto de antojitos comentó que trabaja desde las 05:00 horas hasta las 14:00 horas y que después regresa de 17:00 a las 22:00 horas con un sueldo de 220 pesos por día”.[1] Como puede comprobarse, estas extenuantes jornadas de trabajo no son remuneradas de manera satisfactoria, lo que da lugar a una situación de explotación de un pequeño propietario a un trabajador asalariado.
La situación de pandemia no solo ha cobrado la vida a millones de trabajadores en todo el mundo, sino que en todos los casos ha empeorado las condiciones de trabajo y aumentado la explotación asalariada. La burguesía puede usar la pandemia como pretexto para decir que la clase trabajadora tiene que adaptarse a la situación para sobrevivir. Las y los comunistas planteamos otra alternativa: la insurrección obrera y la socialización de los medios de producción. Esa es la única forma de acabar con el desempleo y la miseria.
[1] Darcet Salazar. Duro festejo del Día del Trabajo. Publicado en el diario “Por Esto!” del 1 de mayo de 2021.
Comments