Por Célula Alexandra Kollontai
Este 14 de febrero se cumplen 47 años del asesinato del abogado y asesor sindical Efraín Calderón Lara, pieza clave en el movimiento obrero-popular de 1973-1974 en Yucatán. Gracias a sus asesorías sindicales, en un lapso de 9 meses, se constituyeron 9 sindicatos, todos ellos fuera del corporativismo sindical que el PRI ejercía a través de sus centrales, como la CTM.
Entre mayo del 73 y febrero del 74 se conformaron sindicatos de gasolineros, choferes del transporte público, de trabajadores de la Universidad y de fabricación de materiales y de trabajadores de la construcción. Todo eso sin mencionar que la clase obrera que se estaba movilizando y organizando tenía las simpatías de una parte del estudiantado, organizada en lo que primeramente se denominó Frente Estudiantil Cultural “Jacinto Canek”, donde pertenecía Calderón Lara. Mediante la posterior unión entre trabajadores, colonos y estudiantes, dicha organización pasó a llamarse Frente Popular Independiente” Jacinto Canek”.
Sin embargo, resulta interesante que más tarde esta organización se dividiría en dos: “el Frente Popular Independiente Jacinto Canek, que concentrará sus acciones en la organización de sectores populares, y el Frente Sindical Independiente que se concentra en la organización y asesoría de sindicatos”.[1] Es decir, el grado de organización había alcanzado un punto que permitía la especialización del trabajo en dos organizaciones. En el contexto de Yucatán, una organización de la clase obrera de tal envergadura en tan corto tiempo era algo insólito. Por tal motivo, las señales de alarma de la burguesía se encendieron. Era preciso acabar con la cabeza de dicho movimiento.
En febrero de 1974, el gobierno estatal de Carlos Loret de Mola da la orden de secuestrar y asesinar a Efraín Calderón Lara, decisión apoyada por el líder local de la CTM Gonzalo Navarro Báez y siendo una exigencia directa de monopolios como CUSESA y Mitza, que veían sus intereses peligrar por la actividad sindical que Calderón Lara desarrollaba.
El Estado, al ser la junta que administra los intereses comunes de la clase burguesa, ejecuta la orden mediante un disparo en la cabeza de Calderón Lara. Fue así como la dictadura burguesa acabó con la vida de un luchador y líder sindical que dio su vida por la clase obrera, hecho más que suficiente para que reivindiquemos su obra y su legado.
El movimiento del 73-74 fue uno de los más espectaculares que en muchos años se haya visto en Yucatán. Hasta la fecha, no se ha vuelto a repetir tal proeza. De este acontecimiento, los comunistas debemos extraer lecciones, aprender tanto de sus aciertos como de sus errores, para no solo repetir sino superar los resultados de aquél movimiento.
Rendimos homenaje no solo a Efraín Calderón Lara, el compañero caído, sino también a las mujeres y hombres de la clase obrera que participaron en esos 9 meses de combate, a los colonos y estudiantes que conformaron su base de apoyo, a quienes, al igual que Efraín, dirigieron a sus compañeros y compañeras en sus centros de trabajo elevando su nivel de conciencia, organizándolos, algunos de los cuales fueron militantes del histórico Partido Comunista Mexicano. Aunque una parte de ellos, posteriormente, se haya dormido en los laureles de la socialdemocracia o de alguna corriente idealista, eso no anula su contribución hecha del lado de la clase obrera.
Debemos no solo recordar el sacrificio de Efraín Calderón Lara, sino tomarlo como ejemplo de que es necesario organizar al proletariado y que éste debe estar resuelto a librar una lucha a muerte contra sus explotadores.
[1] Badillo Godínez, María Daén. “Cronología del Movimiento Popular 1973-1974” en Efraín Calderón Lara. Charras. Movimiento popular 1973-1974 en Yucatán”. Coordinadores: Quijano Uc, Pedro; Sabido Méndez, Arcadio. Maldonado Editores del Mayab. Mérida, Yucatán. 2014.
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