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El Mundial de la explotación

Por Manuel Mejía


En 2010 se anunció que la sede de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA de 2022 sería Qatar. Desde entonces, se inició con la construcción de carreteras, hoteles, centros comerciales, estadios y todo lo que se necesita para albergar un evento de tal magnitud. Para poder construir dicha infraestructura se necesita del trabajo de los obreros, no solo los que la población de dicho país pueda proporcionar, sino también la mano de obra de trabajadores inmigrantes.


Sin embargo, durante las construcciones de estos inmuebles han muerto por lo menos 6,500 trabajadores desde el inicio de su construcción hasta la fecha, dónde muchos de estos obreros son inmigrantes provenientes de países como la India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka[1]. Pero es posible que el total del número de muertes sea más alto debido a que no se cuentan con los datos de trabajadores inmigrantes como Filipinas y Kenia que trabajan en dicha obra. Si estas cifras de por sí ya son alarmantes e impactantes, no hay que dejar de lado que los datos no están completos y se irán sumando más muertes de trabajadores a lo largo de la construcción de estos complejos.


Para explicar esta cantidad de muertes, es importante conocer las condiciones en las que se encuentran estos trabajadores, en donde carecen de medidas de seguridad, salud, salario, un sinfín derechos laborales inexistentes y ningún beneficio para los obreros, pero si un gran lucro para los monopolios involucrados en la construcción de la infraestructura del Mundial.


Los Estadio Jalifa y Aspire Zone

Se pretende que el Aspire Zone sea una zona ajardinada con Instalaciones deportivas y zonas verdes. El estadio Jalifa sería la sede de la final de la Copa Mundial.


Sin embargo, tan solo en estos dos lugares donde se sigue realizando la construcción, se han detectado al menos ocho formas de explotación que reciben los trabajadores, según Amnistía Internacional[2]; que son:


1. Elevadas comisiones de contratación.

2. Terribles condiciones de vida.

3. Mentiras sobre el salario.

4. Retrasos en el pago de salarios.

5. No poder abandonar el estadio ni el campamento.

6. No poder salir del país ni cambiar de trabajo.

7. Ser amenazados.

8. Trabajo forzoso.


Tanto solo en las contrataciones, los trabajadores migrantes tienen que pagar una cantidad entre 500 a 4.300 dólares (se menciona en la fuente citada más arriba) para poder acceder al empleo y a los mismos trabajadores se les dice que ganarán una determinada cantidad como salario, pero la realidad es que dicho salario es menor.


Otra de las problemáticas que enfrentan los trabajadores es el no recibir el pago de su salario a tiempo y con una demora de meses, por lo cual sus familias son retiradas de su hogar por la falta de pago, sus hijos no puedan acceder a las escuelas y las deudas en sus países de origen no hacen otra cosa sino aumentar, perdiendo todo.


A pesar que muchos trabajadores se han quejado de los trabajos forzosos que se presentan, el no poder salir de los campamentos que hay en el estadio y tampoco poder cambiar de trabajo (debido a las condiciones que se viven), los trabajadores han recibido amenazas por parte de los empleadores sobre quitarles el empleo. Los mismos empleadores no expiden o renuevan la residencia de los trabajadores a pesar que están obligados a hacerlo. De esta forma los trabajadores no pueden demostrar que tienen el permiso para trabajar sin ningún problema y corren el riesgo de ser regresados a sus países natales.


Para poder trabajar en estas obras y entrar al país es necesario que los trabajadores tengan su pasaporte, pero las constructoras o los empleadores les retienen este documento, con el propósito, de que, si algún trabajador no quiera seguir laborando debido a las condiciones que se presentan, éstos no puedan buscar otro lugar para laborar. Incluso si quieren salir del país, tienen que pedir un permiso a la empresa y ser aprobado. Desde luego que esto no sucede, ya que lo único que los trabajadores obtienen son amenazas e intimidaciones.


Estoy harto de este lugar. El trabajo es duro, el campamento está sucio y es pequeño, y todavía no he recibido una paga” menciona Kamal, originario de Nepal, que trabaja como montador de andamios en el estadio Jalifa[3].


Ante todas las problemáticas ya mencionadas y las diversas notas que encontramos, ¿Cuál ha sido la respuesta que dio la FIFA? En sus palabras existen “muy estrictas medidas de salud y seguridad” establecidas en los sitios. El organismo futbolístico mundial también asegura que “la frecuencia de accidentes en las obras del Mundial de la FIFA fue baja en comparación con otros grandes proyectos de construcción en todo el mundo[4].

La respuesta de la FIFA es totalmente indignante, porque no hace otra cosa que minimizar la muerte de los trabajadores y la explotación que sufren. Nuevamente vemos cómo el proletariado solo es visto como un objeto desechable, mientras los capitalistas siguen aumentando las ganancias de sus bolsillos a costa de la muerte de la clase trabajadora.


Es de esperarse que una institución como la FIFA ignore estos datos y las problemáticas, debido a que el Mundial generará para la burguesía una suma de ganancias altísimas, tanto para la FIFA como para monopolios que, a su vez, se encargarán de los patrocinios y la construcción de toda la infraestructura necesaria para el evento.


Los megaproyectos no son más que un medio para incrementar las ganancias de los monopolios y extraer la plusvalía de los trabajadores. No representan una mejora para los trabajadores. Por el contrario, queda en evidencia cómo solo trae consigo miseria, sufrimiento y muerte para el proletariado y los sectores populares. En el caso concreto que aquí se trata lo podemos ver con el Mundial, pero no hace falta irnos muy lejos para comprobarlo. Fácilmente podemos encontrar un paralelismo entre la construcción de la infraestructura para este evento con otros megaproyectos como el Tren Maya. En ambos casos, es la clase trabajadora la que se expone a toda clase de peligros para erigir los megaproyectos capitalistas. En ese sentido, podemos decir que no importa en qué país estemos, la explotación laborar estará presente en cualquier megaproyecto que gestione el capitalismo. Pero, a su vez, demuestra que, así como la burguesía es internacional, también lo es el proletariado. Por lo tanto, éste debe unirse en todo el planeta.


El deporte no está exento de la lógica capitalista de acumular ganancias para la clase burguesa, pues también en él encontramos la explotación laboral, la contradicción entre el proletariado y la burguesía. El Mundial con sus estadios, hoteles, transportes, carreteras, etc., será construido con la sangre de las y los trabajadores. Ellos son y serán las estrellas del Mundial, o cuando menos, deberían serlo. Pero sabemos que eso no será posible mientras el capitalismo siga existiendo, y el deporte no logrará emanciparse, como no lo hará ninguna otra expresión cultural o social, hasta que no se emancipe el proletariado y se construya una sociedad socialista-comunista.



[3] Ibíd.







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