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GenZ México: contexto, causas y peligros

  • Foto del escritor: chaksaastal
    chaksaastal
  • 15 nov.
  • 9 Min. de lectura

Por: Galileo Fernández.


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Ya voy por mis treinta años y creo que desde que tengo memoria jamás he visto al mundo mejorar. La vida ha sido dura para todos. Hemos crecido con múltiples crisis económicas que, supuestamente, ocurren una vez cada generación. Los sueldos son bajos, los trabajos nos pulverizan el alma y el cuerpo. No podemos comprar casa, se nos niega el derecho a un hogar verdaderamente nuestro, el agua se acaba en diferentes lugares del país, la gente muere por falta de medicamentos, la situación del mundo es preocupante por cualquier lado que se le mire.


En estos últimos años hemos notado una aceleración en el proceso histórico. Han empezado a ocurrir eventos de mayor impacto con menos tiempo de descanso entre uno y otro. Desde la pandemia del Covid-19, me parece que el evento más significativo de los últimos tiempos ha sido el genocidio Palestino perpetuado por el estado de Israel y respaldado por Estados Unidos. Este ha sido el genocidio más letal de nuestra generación con algunos estimados llegando a la cifra de 700,000 víctimas. También es el primer genocidio que se ha presenciado a nivel global en tiempo real debido a las redes sociales y los avances en la tecnología.


El otro evento de particular importancia es que el giro evidentemente más reaccionario y agresivo del gobierno americano. Ha creado una nueva fuerza policial cuyo presupuesto y recursos rebasan a los ejércitos de la mayoría de las naciones. ICE se ha dedicado a secuestrar gente de las calles para meterlos en campamentos de concentración. Ha mandado prisioneros a lo qué solo podría ser descrito como campos de trabajo forzado en las cárceles del salvador. Recientemente Estados Unidos ha asesinado a sangre fría a más de sesenta pescadores venezolanos en el último mes.


Hay un sin fin más de eventos que podría mencionar, sin embargo, la cuestión es ¿Por qué está ocurriendo todo esto? ¿Por qué el mundo parece ponerse más violento con el pasar del tiempo?


El meollo del asunto es que el capitalismo está en una crisis y se agudizan sus contradicciones. Estados Unidos está perdiendo fuerza, ya no tiene el control unilateral que ha tenido en los últimos 30 años sobre el resto del mundo. Su influencia disminuye. Más recientemente, ha pasado algo sin precedentes, con el surgimiento de China como potencia económica EE.UU. se enfrenta a un rival de su calibre. China ha tomado pasos estratégicos que ponen en riesgo la hegemonía americana. Tiene un casi monopolio en diferentes sectores clave para la industria militar y los avances del bloque económico del BRICS han creado un mercado fuera del control de occidente. Sanciones que antes tenían la capacidad de diezmar naciones enteras, ahora, dependiendo de las circunstancias, son relativamente soportables.


Venezuela también tiene la característica de ser un aliado comercial y militar del bloque conformado por el BRICS, el gobierno de Maduro representa una pieza en un conflicto geopolítico donde dos tipos de capitales y los Estados que representan se enfrentan por el control de la hegemonía global.


EE.UU. está perdiendo la capacidad de extraer recursos en ciertos lugares clave del mundo. Se vuelve incapaz de satisfacer el hambre de sus monopolios y con ello, su capacidad de mantener a flote su economía. Al entrar en crisis, los grandes empresarios y el gobierno que los respalda llegan a la desesperación. Comienzan a tomar acciones más directas, intervenciones más violentas que les permita resumir el saqueo y el pillaje incluso a una tasa más acelerada, quieren robar más y más rápido, en otras palabras, necesitan hacerlo. El ejército estadounidense es el ariete que derriba el muro para permitir el paso a los grandes monopolios mineros, petroleros, tecnológicos y demás.


Al enfrentarse a estos nuevos desafíos y problemáticas, la administración republicana de Trump ha decidido ponerle un pronto fin a la guerra en Ucrania y al genocidio Palestino. En su lugar, está redirigiendo esos recursos a dos lugares: el mar de China Meridional y las costas del mar Caribe. Quiere ejercer algo de control sobre su enemigo más peligroso y al mismo tiempo robar los recursos de países que tiene más cerca y que son más fáciles de invadir.


Hay muchas maneras en las que EE.UU. ha preparado la tierra para una posible intervención militar en Venezuela con la intención de robar su petróleo, sin embargo, me limitaré a mencionar dos. La primera es que le ha otorgado el Nobel a María Corina Machado, promotora de la intervención militar norteamericana, simpatizante del sionismo y lacaya del imperialismo norteamericano, que ha tenido entrevistas publicas donde declara que sus intenciones son privatizar todos los mercados de combustibles y minerales para ponerlos a disposición de compañías extranjeras. La segunda es la creación de la narrativa sobre el así llamado narco-terrorismo. Funciona más o menos de la misma manera que la narrativa sobre las armas de destrucción masiva (que no existían) que permitió la invasión a Iraq. Desde la perspectiva de la burguesía estadounidense, la lógica va más o menos así: en Venezuela existen narcos transportando fentanilo que llega al país y luego causa que ciudadanos americanos mueran. Por tanto, invadir Venezuela es simplemente una manera de defendernos, de proteger nuestra seguridad nacional. Además, como el gobierno tiene alianzas con el narco, estaríamos en todo nuestro derecho de realizar un golpe de Estado.


Menciono este segundo mecanismo para justificar una invasión porque también se ha estado utilizando en México durante los últimos meses. Trump ha hecho varias declaraciones diciendo que el gobierno mexicano tiene alianzas con el narco o que es incapaz de controlarlo. Aquí algunas de ellas:


"La administración Trump ha atacado repetidamente a México por el flujo de drogas hacia el norte, particularmente fentanilo, incluso designando a ciertos cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Donald Trump también amenazó con imponer aranceles del 25% a todos los productos provenientes de México debido al flujo de drogas y migrantes."


En una carta dirigida a Sheinbaum Trump declaró que: "México aún no ha detenido a los cárteles que intentan convertir a toda América del Norte en un Parque de diversiones para el narcotráfico".


Trump además ha liderado un constante aumento de tensiones entre la administración. Incluso se ha comenzado a planificar operaciones militares y de inteligencia en suelo mexicano para perseguir a los cárteles de la droga, en lo que el presidente ha descrito como un “conflicto armado” con las organizaciones de narcotráfico.


La retórica es la misma: los carteles son peligro para nuestra seguridad, entonces, estamos justificados para invadir, el fentanilo se utiliza como pretexto para invocar una amenaza a la “seguridad nacional”. No obstante, a estas alturas ya debe quedar claro que al gobierno estadounidense le importa un carajo la seguridad de sus ciudadanos. De haber una preocupación genuina, en lugar de gasta ingentes sumas de dinero en preparar invasiones militares a otros países, lo utilizaría para garantizar lo mínimo que cualquier país que se presuma democrático, aun en los márgenes del capitalismo, debería proporcionar, como un sistema de salud pública para evitar que miles de sus habitantes mueran por enfermedades perfectamente curables, o regulaciones en las armas utilizadas en los tiroteos escolares, donde han muerto cientos de estudiantes, o para limitar la excesiva violencia de sus fuerzas represivas, como la policía, dedicada a matar a personas negras desarmadas.


El GenZ y las revoluciones de color


Estados Unidos tiene un amplio catálogo de procedimientos para destruir la soberanía de otros países en su beneficio: bloqueos económicos, bombardeos aéreos, asesinatos dirigidos por la CIA, entre otras. Pero lo que más nos interesa en este momento son las así llamadas revoluciones de colores.


Una revolución de color tiene el único propósito de reemplazar la administración en turno por una más alineada a los intereses de uno u otro bloque imperialista. En la mayoría de los casos, ha sido EE.UU. el promotor de estos golpes de colores. Para esto, los yanquis han utilizado principalmente un método creado por un especialista en ciencias políticas llamado Gene Sharp. Se ha desarrollado en múltiples países del mundo a través del tiempo, desde Ucrania, pasando por la primavera Árabe, hasta Nepal y finalmente hay una tentativa de repetirlo en México a través de la así llamada Generación Z.


Este método se caracteriza por la utilización de una campaña mediática para dirigir un movimiento de masas. Utiliza a los jóvenes y organizaciones juveniles, los cuales reciben apoyo de los sectores más reaccionarios de la burguesía del país en cuestión. A pesar de ser funcionales a estos sectores reaccionarios, para la masa que los conforman son movimientos sin un objetivo claro más que “estar en contra del gobierno actual”, usan consignas vagas como "la corrupción" como estrategia de marketing y utilizan simbología simple o basada en la cultura pop. Sus líderes se esconden detrás del anonimato pretendiendo que es un movimiento descentralizado.


Un movimiento que recientemente ha surgido de forma espontánea, el así llamado movimiento GenZ México cumple estas características al pie de la letra. Su página de X inicialmente seguía a varias figuras o perfiles de derecha. Algunos ejemplos son: Felipe Calderón, Ciro Gómez Leyva, Javier Milei, Agustín Antonetti, entre otros. Han habido declaraciones que afirman que la página era originalmente un “apéndice digital” de la campaña de Xóchitl Gálvez que fue reactivada. La página de instagram de la GenZ también tenía un link redirigiendo a la página del movimiento “El INE no se toca” fundado por Claudio X. González y que ha sido impulsado por el Partido Acción Nacional. Ha recibido apoyo del noticiero de Salinas Pliego Azteca Noticias. Esta es una pequeña parte de la montaña de evidencias que muestran que varios miembros del sector más reaccionario de la burguesía mexicana parecen bastante a favor del movimiento GenZ.


Sabemos también que Lilly Tellez dio una entrevista en el noticiero derechista, aliado de Trump, Fox News, donde hizo declaraciones tales como:


“La ayuda de EE.UU. para lidiar con los carteles es bienvenida, así se sienten la mayoría de los mexicanos. Los únicos que se oponen a esto son los narco-políticos como Sheinbaum”, “Los mexicanos tienen miedo de las alianzas del gobierno con el narco (...) el gobierno mexicano protege al narco”, “El presidente Trump quiere ayudar a los mexicanos con su problema del narco”.


Entonces, hay políticos panistas pidiendo directamente una intervención americana, comparando a México con Venezuela. Sabemos que el PAN es el partido más alineado con los planes intervencionistas de EE.UU., sabemos que el GenZ está siendo impulsado por varios empresarios importantes, y sabemos que la burguesía de América Latina tiene una amplia historia de aliarse con Estados Unidos para llegar al poder. Sabemos que el movimiento GenZ es un movimiento de masas dirigido por una campaña mediática. Que se organiza a través de redes sociales, con un grupo de líderes mayormente anónimos y desconocidos. Sabemos que utiliza un símbolo de la cultura pop como estrategía de marketing. La GenZ no tiene un objetivo claro, se limita a denunciar la inseguridad y la corrupción; su única propuesta para solucionar el problema es “hay que quitar a Morena” sin decir absolutamente nada concreto de qué pasa después de quitar a Morena y como ello solucionaría estos problemas. Esta falta de claridad es intencional, tiene el objetivo de atraer a grandes masas de gente sin formación política que, por obvias razones, expresan hartazgo por la actual situación del país.


Claramente funciona, las personas se desesperan cuando ocurre una balacera en su ciudad y al ver a un movimiento que dice tener la solución, al que cualquiera puede unirse, encuentra una oportunidad muy tentadora de cambiar las cosas. Su estrategia es intentar hacer campañas mediáticas sobre cualquier evento que refleje la situación de inseguridad en el país. El asesinato de Carlos Manzo les permitió crecer de 2,000 personas a 6,000 personas en tan solo tres días. Además de que tienen intenciones de sacar a la luz posibles actos de corrupción en el gobierno mexicano para aumentar el enojo colectivo y así acrecentar sus filas.


Aún si este movimiento no logra objetivo inmediato, el solo hecho de que partidos burgueses se vinculen a tácticas de desestabilización, modifica profundamente las dinámicas de la lucha de clases en el país, creando condiciones favorables para la criminalización de la protesta legítima y la confusión ideológica entre las masas. El antecedente del #YoSoy132 en México es una muestra de esto, pues este movimiento, bajo el discurso del apartidismo, terminó por cooptar a sectores de la juventud para Morena, con algunos de sus principales dirigentes terminando en puestos gubernamentales. Estos hechos demuestran que estas estrategias no son nuevas, sino formas contemporáneas de penetración ideológica, dirigidas especialmente a la juventud.


Esta situación resulta relevante por dos motivos adicionales. El primero es la incertidumbre. La realidad es que estas técnicas de revolución de color jamás han sido utilizadas dentro de nuestro país y es imposible determinar a ciencia cierta qué tan efectivas resultarán. El segundo, es que incluso si asumimos que el movimiento es incompetente, solo el hecho de movilizar a las personas sin un buen plan de seguridad ya pone vidas en riesgo. No debemos subestimar la capacidad mediática del GenZ en un contexto de violencia y desesperación cotidiana.


El GenZ implica un nuevo frente de lucha que debe ser analizado por el Frente de la Juventud Comunista. Debemos pasarle la lupa del marxismo-leninismo, analizar su origen, sus métodos de agitación, su composición social y el papel que desempeña en la estrategia general del imperialismo, pero no solo como amenaza, sino también como oportunidad. En un frente de masas compuesto de personas mayormente despolitizadas pero descontentas por la situación objetiva del país, encontramos una potencial avenida para elevar la conciencia de clases de una población a la que no solemos tener acceso. Otras organizaciones de todas las corrientes han empezado a hacer sus propios análisis e intervenciones. En consecuencia, tendríamos que considerar hacer lo mismo para evitar que esta energía sea maliciosamente dirigida a fortalecer las causas de uno u otro sector de la burguesía o, eventualmente, a levantar posiciones contrarrevolucionarias. No obstante, considero que una tarea de nuestra organización debe ser contraponer una alternativa de lucha auténticamente popular, de clase y organizada, que no responda al espontaneísmo, que realice su trabajo a pie de fábrica, escuela, ejido o barrio, donde existe el movimiento real y no que no limite su rango de acción a las redes sociales, que logre aglutinar a jóvenes trabajadores, estudiantes, campesinos, artistas y demás sectores de la juventud proletaria oprimidos por el yugo del capital, con una estrategia revolucionaria y no una que sea manipulada por los sectores más reaccionarios de la burguesía.

 
 
 

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