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Instrucciones para salvar al bosque

  • Foto del escritor: chaksaastal
    chaksaastal
  • 21 may
  • 1 Min. de lectura

Por: Camilo Guerrero.



Hay “organismos” que, en lugar de competir abiertamente por recursos, prefieren infiltrarse en otros más grandes y robustos. Se alojan en su interior, nutriéndose de su energía y debilitando lentamente a su anfitrión. Al comienzo evitan destruirlo del todo, pues su supervivencia depende de permanecer ocultos, mimetizados, mientras redirigen los flujos vitales hacia sus propios fines. El huésped, en principio, ni siquiera nota la diferencia… hasta que el equilibrio original colapsa.


Como la hiedra que emerge cautelosa entre fisuras de la corteza, bebiendo una savia que no le pertenece, tejiendo su negrura en el árbol que la sostiene. Estrangula mientras invade las ramas que utiliza como escalón al sol. Tu llegada no es casualidad, como tampoco lo es tu silencio. La advertencia, apenas murmullos entre hojas y ramas, luego un peso que fragmenta lo que toca, hasta que un día, sin escándalo, sólo con hambre, la madera cruje, y aquel tronco majestuoso se convierte en restos… del que brotará la semilla de tu derrota.


Las raíces de un nuevo arce aniquilan tus cimientos y colocan sobre ti todo su peso, las hojas rojas cubren la luz que negará tu nacimiento. Finalmente, el ecosistema descubre tu naturaleza: raíces huecas, dientes sin savia y el bosque entero, al fin libre, borra tu nombre de su corteza. Parásito.

 
 
 

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© 2023 por Chak Sáastal

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