Por: Lucía Roble.
Rumbo a las elecciones del 2024 los partidos burgueses planean las estrategias para llegar a la administración del Estado. Los hilos de distintos colores se entretejen de maneras intrincadas. Surgen los eslóganes y consignas que hablan de un cambio verdadero, de la transformación, de que el futuro lo construimos todos y juegan con la esperanza del pueblo trabajador de tener un mundo mejor.
Necesitan definir la careta que tendrá el sistema capitalista: ya sea “neoliberal” o socialdemócrata. Pero después de tantos años hemos comprobado que todos son lo mismo, pues cada día hay más precarización salarial, inestabilidad laboral, disminución de la seguridad social, servicios de salud y de vivienda inaccesibles y de baja calidad, desempleo, impunidad, corrupción, violencia, depredación de los recursos y despojo de la tierra a los campesinos y pueblos originarios.
Mientras la mayoría permanece adormecida con las falsas promesas de la cuarta transformación, de la democracia burguesa, los actores políticos definen las estrategias para seguir engañando a la clase trabajadora y perpetuar la explotación en beneficio de los monopolios nacionales e internacionales.
Ya es hora de que el pueblo trabajador tomé conciencia de la importancia de cambiar este sistema y que depende de nosotros y nuestra organización el conseguirlo. Ya es hora de tomar el Poder en beneficio del pueblo. Ya es hora de un cambio verdadero que surja del proletariado para el beneficio de la mayoría.
Es un asunto de responsabilidad personal y colectiva, ya que el sistema nos está destruyendo, nos está matando y a los capitalistas no les importa pues están centrados únicamente en el mantenerse en el poder y continuar con la acumulación de capital. Asumamos nuestra responsabilidad de transformar el mundo en que vivimos. Si no hay poder obrero, no hay cambio verdadero.
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