Por Chak Sáastal
La tarde del 8 de agosto se llevó a cabo una manifestación frente al Palacio de Gobierno del Estado de Yucatán para expresar repudio por la muerte violenta de José Eduardo Ravelo Echeverría, quien fue asesinado por la policía municipal de Mérida. Los convocantes fueron diversas organizaciones feministas, pro derechos humanos, etc., que se dieron cita en punto de las 4:00 pm de este domingo.
Decenas de personas llegaron con pancartas, mantas, veladoras y flores para demostrar su dolor por el asesinato del joven originario de Veracruz; a manos de las fuerzas represivas del Estado capitalista, algo que, tal como dejaron en claro, no es un caso aislado, ya que en otras ocasiones se ha sabido de la muerte de al rededor de 20 personas que anteriormente murieron en manos de la policía, tanto municipal como estatal, después de haber sido detenidas.
Incluso, los manifestantes expresaron abiertamente haber sufrido detenciones por parte de la policía mientras caminan por las calles, solo por su apariencia, algo que la policía denomina eufemísticamente como “revisiones de rutina”, pero que no son otra cosa que actos de intimidación.
Los asistentes al mitin colocaron un arreglo floral en los bajos del Palacio de Gobierno y expresaron tanto con consignas como con declaraciones, su indignación y rechazo ante este crimen. Las consignas eran claras: se exigía la presentación de los autores materiales del crimen, así como la renuncia de Luis Felipe Saidén Ojeda, Secretario de Seguridad Pública de Yucatán por continuar encubriendo a los asesinos.
Luego de cerca de una hora frente al Palacio de Gobierno, la movilización se trasladó hasta el Ayuntamiento de Mérida, donde ahí continuó por más de una hora. En este lugar, se colocó una veladora para honrar la memoria del joven asesinado y se realizó un minuto de silencio.
Las diversas intervenciones expresaron planteamientos preocupantes, que no siempre se dicen con claridad por los medios de la burguesía, como el hecho de que mientras el Estado lleva a cabo recortes presupuestales en diferentes rubros, el gobierno de Mauricio Vila ha invertido como nunca en pertrechar a sus fuerzas represivas, dinero que finalmente sirve para reprimir, torturar, desaparecer o asesinar a la clase trabajadora.
Por ello, es necesario clarificar el meollo del asunto, que las demandas no se queden solamente en el discurso. La naturaleza de las fuerzas armadas en un país capitalista está determinada por los intereses de la clase a la que han de proteger. Por lo tanto, aunque se exija “capacitar” al ejército, policía, etc., en materia de derechos humanos, y que levantemos la totalmente necesaria demanda de castigo a los culpables intelectuales y materiales, sean quienes sean, la represión contra nuestra clase continuará en tanto exista la clase antagónica que ordena, permite y solapa estos crímenes. Para ello se vuelve imprescindible la organización de la clase trabajadora.
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