Por Carlos Parra
Con bombo y platillo fue anunciado el incremento al salario mínimo a partir del 1 de enero del presente año, el cual fue elogiado por el presidente obrador, como el mayor de los últimos 34 años. Sin embargo, debemos develar la cortina que esconde la subida del salario mínimo.
Como recordaremos el SM se situaba en $141.70 pesos diarios y con el aumento quedo, en $ 172.80 mxp, teniendo un aumento nominal del 22 %, que, si bien en lo real no representa mejoras para el nivel de adquisición de bienes y servicios de más del 60 % de la población en México, se ha defendido como joya de la corona y el mayor acierto de la 4T.
Hay que señalar que dicho aumento, fue consultado y aprobado por las cámaras empresariales, es decir por la patronal. Esto deja en claro que intereses se persiguen en la gestión actual y como este aumento no representa beneficio real para la clase obrera.
Si bien es cierto, que a nivel nominal el salario aumento para la mayoría de los y las trabajadoras del país que perciben un sueldo mínimo al mes, la realidad es que este supuesto aumento, se ve mermado y contrarrestado por el efecto inflacionario que vive la economía del país y en manera general la economía mundial. Solo hace falta mencionar que la canasta básica se ha encarecido un 15 % más que hace dos años, por lo que cada vez se hace más difícil su adquisición.
Según datos del monitoreo quincenal del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), al cierre del pasado año, los mexicanos tenían que desembolsar un promedio de 2 mil 549 pesos para adquirir los productos que conforman la canasta básica, en contraste con el año 2020 que costaba 2 mil 207 pesos.
Eso quiere decir que aun con el aumento del 22 % en el salario, el mexicano que percibe el mínimo ocupa poco más de la mitad de su sueldo para adquirir los bienes agroalimentarios básicos, sumado a estos, se encuentran los costos extras como el de vivienda, educación, servicios básicos como agua, luz, internet, etc.
Por lo que el aumento que tanto celebra la 4 transformación no cambia ni modifica, la realidad material de millones de mexicanos.
Esta crisis inflacionaria que se vive a nivel mundial, derivada por los escases de insumos y componentes, son otro más de los males crónicos del sistema imperante, sus contradicciones y su anárquica producción, degeneran este tipo de problemas que afectan en gran medida a la clase trabajadora, mientras tanto, el selecto grupo que controla los grandes medios de producción ven incrementada sus riquezas a costa de la vida de los trabajadores. La inflación no se soluciona con medidas escuetas como el incremento al salario mínimo, menos si no es compensando con el nivel productivo, sino que este mal y los demás que emanan del capitalismo, solo podrán ser erradicados cambiando de base el propio sistema económico, político y social.
*Foto tomada de Internet
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