La Juventud Comunista se fortalece en Mérida, Yucatán

Por: Comisión de la Juventud del CR del PCM en la Península de Yucatán.

En los últimos meses, la militancia del Frente de la Juventud Comunista en Mérida, Yucatán, ha visto reforzada sus filas con una nueva generación de jóvenes comunistas entusiastas, dinámicos y alegres, prestos a llevar a cabo la lucha revolucionaria en los terrenos de la juventud.

Durante al menos dos años, el crecimiento del FJC en la ciudad no solo se había estancado, sino que había entrado en un franco retroceso. Había una negativa a asumir la responsabilidad de realizar tareas de reclutamiento en las escuelas, a entablar un acercamiento con estudiantes, a combatir a las corrientes oportunistas que iban apareciendo, como el trotskismo, permisividad que, a la postre, permitió un duro golpe de éste a la organización estudiantil, incluso hubo una negativa a realizar las tareas más básicas, como la distribución de El Machete, el órgano del CC del PCM. Todo ello dio como resultado el enquistamiento de métodos acartonados y burocráticos que provocaron incluso la renuncia a la militancia de elementos valiosos para el FJC. La Juventud Comunista no estaba cumpliendo su rol. No se debe olvidar que la teoría sin práctica es una forma vacía. Cuando la militancia se conforma con el discurso y abandona la acción concreta, se desvía, como decía Lenin, hacia el viejo camino burgués. El comunista no se mide por lo que dice, sino por lo que hace. Cada tarea, por pequeña que parezca, es una trinchera de la revolución; cada tarea que no se cumple, contribuye a la acumulación de meses o años de atraso en el trabajo revolucionario.

Sin embargo, toda acción tiene su reacción, y si hay elementos corrosivos que se niegan a avanzar, surgen nuevos camaradas que dan un paso al frente y asumen la tarea de remontar tal situación. Fue así, que, armados con entusiasmo y con la claridad del qué hacer comunista, jóvenes camaradas estudiantes y obreros, pusieron manos a la obra, y con disciplina hicieron su mayor esfuerzo para sacar al FJC del bache en el que se encontraba. Estos camaradas mostraron que la disciplina y la iniciativa son las verdaderas armas del comunista. No esperaron condiciones favorables, las crearon.

Después de un año, el paso de calidad ha dado sus frutos. En los primeros meses, el núcleo obrero-sindical de la Juventud Comunista reemprendió sus trabajos. Posteriormente, guiados por las orientaciones del XI Pleno del Consejo Central del FJC, el núcleo estudiantil ha vuelto a dar la batalla en la Universidad Autónoma de Yucatán y hoy disputa con vehemencia ese espacio a corrientes oportunistas. A su vez, en conjunto, la militancia del FJC encabezó con honor la organización de la Jornada de Lucha Estudiantil del presente año junto con otras organizaciones del Frente Popular “Efraín Calderón Lara”.

La suma de todos estos esfuerzos ha dado como resultado que la militancia del FJC prácticamente se haya duplicado. Se ha cumplido la tarea de reorganizar el trabajo del FJC en Mérida. La nueva generación de jóvenes comunistas no solamente demuestra plena disposición a luchar por el socialismo-comunismo, sino que también demuestra vigor, iniciativa, entusiasmo y alegría, como debe ser todo joven comunista. Aun no podemos darnos por satisfechos, porque falta mucho trabajo por hacer. Pero este primer paso es el inicio para volver a colocar a la Juventud Comunista como la organización de vanguardia entre los jóvenes proletarios en la ciudad de Mérida.

Ser joven comunista debe ser un orgullo profundo. Es llevar en el pecho la convicción de ser la vanguardia del pueblo trabajador, los primeros en el estudio, en la organización y en el trabajo, por humilde que sea la tarea. Porque, como enseñó el Che, no se puede ser comunista si solo se piensa en el momento del sacrificio visible, en el acto heroico que todos miran, y en cambio, en el trabajo cotidiano, se es mediocre. El verdadero comunista convierte lo común en revolucionario, lo pequeño en decisivo, y lo diario en una expresión viva de la lucha por una nueva sociedad sin explotación.