Por Guillermo Uc
“Hoy en día la tasa de desempleo es más grande que nunca. Para quienes nos encontramos en esta situación los métodos de búsqueda suelen ser mediante los anuncios en la calle, las páginas de empleos en internet o las redes sociales, pero en estos medios también es cada vez más frecuente toparse con ofertas fraudulentas”.[1] Con estas palabras, la camarada Lourdes Perales nos advierte sobre un fenómeno que en los últimos años ha ido en aumento, producto de la creciente tasa de desempleo que atraviesa a la juventud proletaria en nuestro país, pues resulta que han proliferado empresas fantasmas que, mediante engaños, logran atraer a la juventud desempleada.
Desgraciadamente, por lo general estos casos terminan muy mal. Lo menos grave del asunto es la terrible sensación de desilusión de los jóvenes que acuden a las entrevistas de trabajo y no tardan en darse cuenta de la estafa que se encubre detrás de los atractivos anuncios que se encuentran en grupos de bolsa de trabajo, pasando por los recursos, tiempo y energía desperdiciados para acudir a los encuentros. Pero lo peor es cuando varios de estos encuentros han culminado en situaciones peligrosas que se han cobrado sus víctimas.
La misteriosa Lions International es una de estas empresas que se ha dedicado a engañar a las y los jóvenes proletarios que buscan desesperadamente un empleo. Dicha empresa, que hasta el momento tiene presencia en Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, Estado de México y Yucatán, es en gran parte aun un enigma. Es muy difícil poder rastrear en internet o en alguno de sus medios oficiales información precisa de la empresa, lugar de origen y rama de la producción a la que está dedicada. Lo único que se sabe es que es propiedad de Narciso Gómez Esquivel[2] y que se dedica a la distribución de artículos de dudosa calidad. Tan es así, que incluso la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha emitido una alerta contra los productos de dicha empresa, sancionando a cualquier servicio de paquetería que distribuya sus productos.[3] Fuera de eso, no conoce nada más.
Por el formato actual del apartado de la tienda en su página oficial[4] se puede intuir que, en algún momento, su catálogo fue más numeroso. Sin embargo, en la actualidad, mediante su tienda solo se encuentran disponibles cuatro productos, todos ellos para autos. No obstante, es posible encontrar por las calles de ciertas colonias a los “promotores” (nombre utilizado para ocultar la verdadera relación obrero-patronal de los empleados y, así, negarles derechos laborales) de Lions International pregonando diversidad de productos, como mascarillas de colágeno, portavasos tridimensionales, suplementos alimenticios, entre otras cosas, de las que no se sabe ni dónde ni cómo se fabrican.
La forma en que esta empresa publicita su oferta laboral podrá ser reconocida por quienes, en más de una ocasión, nos hemos encontrado con este tipo de anuncios por parte de empresas: se ofrece vacantes para puestos de cajeros, bodegueros o cargadores; pago semanal atractivo y capacitación pagada; además de que resulta sumamente atrayente la leyenda en mayúsculas y en negritas que reza SIN EXPERIENCIA, sobre todo para los más jóvenes que buscan su primera experiencia laboral.
A simple vista, no dista mucho de cualquier otra oferta laboral seria que se puede encontrar en internet. Lo que comienza a levantar sospechas sobre Lions es cuando se pone un pie en la “oficina” donde se llevan a cabo las entrevistas de trabajo. Por los testimonios que se pueden encontrar en internet, las características de estos establecimientos son muy parecidas en todos los estados donde tiene presencia. En el caso de Mérida, Yucatán, no es una excepción. Dichas “oficinas” se ubican sobre la calle 65 entre 60 y 62 del centro de la ciudad, justo entre una tienda de artículos orientales y una bisutería, donde hasta hace pocos años se encontraba el Catastro Municipal.
Quienes conozcan el centro de Mérida, sabrán que los negocios ahí ubicados resaltan por su vistosidad, que coloca en letras grandes y coloridas el nombre del establecimiento o, en su defecto, cuando menos algún tipo de letrero que indique su nombre. No es el caso de Lions. El lugar donde se llevan a cabo las entrevistas es una simple puerta resguardada por una empleada de la empresa, no hay un solo letrero que indique se ha llegado al lugar citado, como si se quisiese que del lugar solo tuvieran conocimiento de su existencia a quienes se les ha contactado.
Dicha puerta únicamente conduce a una escalera de tres niveles, en cuyo segundo piso se realizan las entrevistas. Al entrar a la habitación, en seguida salta a la vista otro elemento que pone sobre alerta a cualquiera. La mayoría, por no decir que casi la totalidad del personal, son mujeres jóvenes, que a ojo de buen cubero no parecen superar por mucho los 18 años. Es notorio que, a estas jóvenes se les ha indicado un patrón de vestimenta: ropas ajustadas, maquillaje excesivo y zapatos de tacones. No hace falta ser muy observador para percatarse que la mayoría de ellas se sienten sumamente incómodas con este patrón de vestimenta impuesto por la empresa.
Es en la entrevista donde se revela todo el engaño: no hay ninguna vacante de cargador, cajero o bodeguero. El empleo consiste en vender los mencionados productos en brigadas de 3 o 4 personas en las colonias designadas para el día. Aunque el primer día, con el fin de convencer a los de nuevo ingreso, el supervisor se encarga de los gastos de transporte y alimentación, estos gastos correrán a cuenta del empleado en los días subsiguientes. No hay un salario fijo, todo es por medio de comisiones, eso sí, “sin topes” y con la promesa de atractivos premios para los mejores vendedores, los cuales deben alcanzar metas imposibles. Por si eso fuera poco, de no llegar a la meta establecida, el empleado tiene que pagar el monto correspondiente a lo que no logró vender.
Para quienes hemos atravesado el desempleo, o cuando menos, nos encontramos en busca de un lugar donde la explotación sea menos aguda que en nuestros actuales empleos, resulta todo un amargo sabor de boca haber perdido tiempo, dinero, energías e incluso, un día de trabajo, para ir a una entrevista laboral donde ni siquiera se nos reconoce como trabajadores y a la cual fuimos atraídos mediante engaños y mentiras, aprovechándose de nuestra situación.
Ahora bien, el mal momento y el desencanto no nos lo quita nadie pero, ¿qué pasa cuando estas empresas fraudulentas nos arrebatan la vida? Un 5 de septiembre de 2020, una joven de 18 años llamada Janet Martínez salió de su hogar para ir a trabajar para Lions International en Iztapalapa. Nunca más se volvió a saber de ella. Desde luego que la empresa no se hizo responsable de su desaparición.[5] Incluso, amenazó a la familia en dado caso de que ésta interpusiera una denuncia por su desaparición. Así de desechable es la vida de la juventud proletaria para estas empresas fraudulentas. Ante la desesperación de encontrar trabajo, se nos promete buen sueldo, buen puesto laboral, buenas prestaciones o buenos bonos, pero terminamos arriesgando nuestras vidas por un engaño.
Se sabe que cualquier empresa está obligada a hacerse responsable por velar por la existencia de condiciones más o menos óptimas para desempeñar las labores. Pero, ¿qué se puede esperar de una empresa la cual está domiciliada en una casa particular y las jornadas de trabajo se llevan a cabo en la calle, en grupos minúsculos o de manera individual y en zonas de alto riesgo para la clase trabajadora? El no asegurar condiciones seguras para el trabajo, así como la actitud defensiva que tomó la empresa con respecto al caso, convierten a Lions International ya no solo en una empresa con reputación de estafadora, sino también en corresponsable de la pérdida de una vida humana.
La juventud proletaria debe mantenerse siempre alerta ante estas supuestas empresas, las cuales no garantizan ningún tipo de seguridad para sus empleados y empleadas; ni seguridad laboral, ni seguridad física ante el empleo de alto riesgo que implica. Si mientras exista el capitalismo no vemos condenados a vender nuestra fuerza de trabajo, lo menos que debemos exigir es que se reconozca la existencia de una relación obrero-patronal, que ate a los patrones a adquirir obligaciones para con las y los trabajadores, y que esta se convierta en un frente de lucha de la juventud proletaria para organizarse con jóvenes de su clase.
Las y los jóvenes que ya se encuentren trabajando en Lions International como en otras empresas de este tipo deben enfocar sus esfuerzos en organizarse para hacerle frente a los abusos que se cometen contra ellos. De otra manera, esta cruda dinámica de explotación sin derechos mínimos seguirá reproduciéndose, y más y más jóvenes seguirán dejando su vida en estos empleos con tal de no formar parte del ejército industrial de reserva, tan útil para la burguesía.
[1] Lourdes Perales. “Si ofrece buen salario… ¡es fraude!”. Publicado en el Periódico “El Machete”, número 4, noviembre-diciembre 2021, año 17, p. 7. [2] Haciendo una búsqueda rápida por internet, se pueden encontrar notas sobre un individuo, con exactamente el mismo nombre, que abusó sexualmente de su hija menor de edad en el año 2016. Hasta el momento se desconoce si se trata de la misma persona o de solo una coincidencia. De ser lo primero, ese hecho volvería aún más oscura la reputación de la empresa. [3] Rosalía Vergara. (31 de agosto de 2018). “La Cofepris alerta por la venta de productos ilegales de «Lion’s International»”. Proceso. https://www.proceso.com.mx/nacional/2018/8/31/la-cofepris-alerta-por-la-venta-de-productos-ilegales-de-lions-international-211374.html [4] https://lionsinternationalnge.com/ [5] Rocío Melgoza. (17 de septiembre de 2020). “Janet Martínez Rubí desapareció tras salir a trabajar a «empresa» llamada Lions International en la CDMX”. El Economista. https://www.eleconomista.es/nacional-eAm-mx/noticias/10776162/09/20/Janet-Martinez-Rubi-desaparecio-tras-salir-a-trabajar-a-empresa-llamada-Lions-International-en-la-CDMX.html
Comments