Por: Oswaldo Ramírez.
La prórroga otorgada para que se renueve la dirección sindical de la Asociación Única de Trabajadores Administrativos y Manuales de la Universidad Autónoma de Yucatán (AUTAMUADY) sigue prolongándose de manera, prácticamente, indefinida bajo el pretexto de no poder convocarse a elecciones por la emergencia sanitaria causada por el COVID-19. Para las y los trabajadores de la AUTAMUADY se vuelve a alejar una vez más la oportunidad de deshacerse de la actual dirección representada por Sofía Ayil Sierra que, al igual que las de René Escalante Maldonado y Mario Zapata, se han caracterizado por solapar la creciente y constante precarización salarial, así como la pérdida y el retroceso de los derechos laborales de los trabajadores manuales y administrativos de la Universidad, en contubernio con la propia Universidad.
Durante el periodo de Mario Zapata al frente de la AUTAMUADY, en revisión contractual se modificaron varias cláusulas, que condenaron a las generaciones venideras sindicalizadas (que son las que menos salario perciben en la UADY) a pagar el 10% de su salario para un fondo de jubilación, al pago de impuestos sobre sus ingresos, reducción de prestaciones tales como el aguinaldo, vacaciones, y un largo etc. Esto ocurrió en su último periodo como secretario general y, coincidentemente después de su gestión (y de estos cambios), se incorpora como Jefe de personal, siendo ésta una categoría de “Personal de confianza”, por lo cual renuncia al sindicato e incrementa sustancialmente su salario.
En el caso de su sucesor René Escalante, quien fue el segundo de Mario Zapata, se repitió la misma historia, esta vez lesionando a los trabajadores jubilados, puesto que en muchas clausulas se introdujo la palabra “activo”, negándole a los trabajadores jubilados y pensionados todas las prestaciones que contenía dicha palabra. Con esto la UADY demuestra el “agradecimiento” que le tiene al personal que contribuyó a consolidarse como institución y a ser lo que hoy es, todo esto en colaboración del secretario general que también se encontraba en su último periodo. Y también coincidentemente renuncia al sindicato y se incorpora como “personal de confianza”.
Con respecto a la cuestión salarial, resulta que, desde hace aproximadamente 18 años, algunas categorías de empleados de la Universidad se encuentran al margen de la línea que separa su salario del salario mínimo. Incluso en años anteriores, se percepción salarial se encontraba debajo de esta medida. Por citar un ejemplo, según el Tabulador de Sueldos Mensual del Personal Administrativo y Manual del año 2020, un Auxiliar de intendencia “A” ganaba mensualmente la cantidad de $3,708.80; mientras que un peón percibía un salario de $3,307.20,[1] es decir, menos del salario mínimo fijado para dicho año, que era de $123.22 diarios.
Al llegar el año 2021 y producirse un aumento del 15% al Salario Mínimo General, éste quedó en la cifra de $141.70 diarios. En el caso de las dos categorías antes mencionadas, un aumento del 15% hubiera supuesto que ambas ganaran menos del nuevo salario mínimo, por lo que la Universidad decidió aumentar los salarios de esas dos categorías a $4,308.80 de acuerdo con su Tabulador Salarial de dicho año.[2] A primera vista, uno podría pensar que la UADY es “benévola” por no conformarse solo con un aumento del 15%. Sin embargo, la Universidad lo hizo solo ante la posibilidad de un posible estallido de inconformidad, ya que la Ley establece que nadie puede ganar menos del salario mínimo.
Además, como se ha mencionado anteriormente en este medio, el poder adquisitivo de los trabajadores administrativos y manuales de la UADY se ha ido deteriorando con el pasar de los años, contrario a la creencia popular de que un trabajador de la UADY tiene un salario arriba del promedio,[3] por lo que dichos aumentos no son más que un intento de la Universidad por guardar las apariencias y ocultar los salarios precarios en los que mantiene a sus trabajadores.[4] Además, de acuerdo con testimonios de algunos miembros de la AUTAMUADY, aunque últimamente se han llevado a cabo algunos aumentos salariales, éstos no han pasado del papel, ya que hasta la fecha de hoy no se han hecho retroactivos a los empleados que les corresponde dicho aumento.
El argumento favorito hasta ahora esbozado por la UADY, y que parece no generar inquietud entre la dirección sindical de la AUTAMUADY, es que la Universidad tiene que apretarse el cinturón y apegarse a la política de “austeridad republicana” que viene desde el gobierno federal, y que no podrá dar mayores incrementos salariales hasta que no se les incremente el presupuesto. “Argumento” por demás irónico, ya que el presupuesto de la UADY no solo no se ha reducido en lo absoluto, sino que constantemente ha ido en aumento, pues en 2021 tuvo un aumento presupuestal de 1.63% con respecto a lo recibido el año anterior, tal como la propia UADY lo reconoce.[5] ¡Y ni se diga de los salarios de los altos funcionarios de la UADY que se mantienen por las nubes!
Nada de esto sería posible sin la complicidad de la dirección sindical de la AUTAMUADY. Desde sus inicios, este sindicato se ha caracterizado por ser uno de los más combativos en el estado de Yucatán. ¿Quién podría olvidar que su conformación fue fruto del trabajo de Efraín Calderón Lara en la década de los 70s en contra del charrismo sindical de aquella época; quién podría olvidar la memorable huelga de 2015 en contra de la precarización laboral, misma que tuvo que ser apoyada a regañadientes por aquella dirección que resulta ser exactamente la misma al día de hoy? Por lo anterior, únicamente puede explicarse que los atropellos que sus agremiados y agremiadas sufren el día de hoy, es a causa de que no hay una dirección sindical que vele por sus derechos. Al contrario, para la dirección sindical, las condiciones materiales de vida de los trabajadores de la UADY es una moneda de cambio de fácil transacción para perpetuarse a la cabeza del sindicato, con todas las prerrogativas que eso significa, o incluso, poder acceder a mayores cargos al interior de la Universidad en un futuro.
Entre tanto, la actual dirección sigue aplazando de manera ilegal su permanencia al frente del sindicato, pues la asamblea que estaba programada para el 14 de noviembre, lo que hubiera sido la oportunidad perfecta de las y los trabajadores para desconocer a la actual dirección, vuelve a ser pospuesta bajo el mismo cuento desgastado de la emergencia sanitaria. Aunque legalmente la actual dirigencia debió irse en mayo y se dio hasta junio una prórroga por la pandemia, Ayil Sierra se mantiene en el cargo hasta el día de hoy. Esto es tanto más preocupante pues para diciembre se llevará a cabo una nueva revisión del Contrato Colectivo de Trabajo con la Universidad, lo que probablemente significará un nuevo golpe contra los trabajadores, de permanecer Ayil en la dirección para esas fechas. Al tener plena conciencia de que ha perdido el apoyo de la base sindical, Ayil Sierra busca aplazar lo más que pueda cualquier oportunidad de ser separada de su cargo.
Las y los trabajadores de la AUTAMUADY deben hacer todo lo posible por recuperar su sindicato, deben presionar cada vez más para la convocatoria a elecciones, presentar una plantilla democrática de oposición a la actual dirección charra y hacerse con la dirección del sindicato antes de diciembre, pues es la única manera de evitar que se dé un paso más en su precarización laboral. Si por conducto de la actual dirección sindical no hay voluntad para convocar a estas elecciones, el deber en lo inmediato de la base trabajadora es desconocerla y asestar un golpe contundente, pues cuando las formas legales son obstáculos para nuestra clase, la única vía que queda es la fuerza.
[1] Consultado en: http://autamuady.org/wp-content/uploads/2020/02/Tabulador-de-Sueldos-Personal-Administrativo-y-Manual-2020.pdf
[2] Tabulador de la AUTAMUADY 2021. Consultado en: http://autamuady.org/wp-content/uploads/2021/08/tabulador-2021.pdf
[3] Revisar el artículo El charrismo sindical en la AUTAMUADY. Disponible en: https://chaksaastal.wixsite.com/misitio/post/el-charrismo-sindical-en-la-autamuady
[4] Ya entrados en el tema, se podría pensar que la precarización que sufren los trabajadores de la UADY es exclusiva de obreros no calificados. Sin embargo, de acuerdo con el Tabulador de 2021, una enfermera que trabaje para la máxima casa de estudios de Yucatán percibe al mes el insultante salario de $5,766.40 para el trabajo que realiza, siendo que, en promedio nacional, una enfermera tiene un salario arriba de $9,000 aproximadamente. En promedio, un técnico dental percibe alrededor de $8,000 pesos mensuales, mientras que la UADY paga por dicha labor menos de $6,000. A su vez, si en promedio, una trabajadora social en casi cualquier otro lugar percibiría en promedio $7,000 al mes, la Universidad ofrece la “generosa” cantidad de $5,688.80. Y así podríamos mencionar otras profesiones o carreras técnicas que son brutalmente precarizadas por la UADY, pero preferimos referir al lector al Tabulador antes mencionado.
[5] https://www.uady.mx/noticia/comunicado-proyecto-de-presupuesto-2021-uady
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