Por: Emiliano Zepeda.
A lo largo de México y el mundo entero, las y los trabajadores nos encontramos bajo la explotación y la precarización laboral que nos impone la patronal (bajos salarios, falta de prestaciones, falta de derechos laborales básicos, informalidad laboral, jornadas extenuantes, etc.), sin embargo, en algunos sectores económicos esta explotación y precarización no es tan evidente a primera vista, por lo que pareciera que es inexistente, pero como en todo, no hay nada que un análisis contundente de la realidad no desmienta.
El sector en donde más suele ocultarse a simple vista esta explotación y precarización de las y los trabajadores es el sector de los servicios, en donde se incluyen centros de trabajo tales como lo pueden ser: restaurantes, hoteles, lavaderos de auto, bares, antros, renta de vehículos, venta de tours, etc.
En este sector, como en todos los demás, las condiciones son pésimas, hay bajos salarios, mucha informalidad laboral, jornadas extenuantes, etc. Sin embargo, existe una remuneración ligeramente por encima del promedio que se basa en las propinas que los clientes de los diversos establecimientos suelen dejar.
Esto ha dado pie a la llamada “dependencia de propinas”, que no es más que el hecho de que la subsistencia de un trabajador o una familia de clase trabajadora dependa ya no del salario como tal, sino de las propinas que dejan los clientes. Hay centros de trabajo (mayormente restaurantes) en donde el salario diario es menor que el mínimo, pero el promedio de propinas obtenidas al final del turno oscila entre $250 y $300 (en la rama del turismo las propinas suelen ser en dólares, por lo que los ingresos son mucho mayores), lo que genera una remuneración quincenal superior a la media, que hace que en la mente de los trabajadores se formen las siguientes conclusiones:
1.- Que no importa que sea un trabajo informal, que no se respeten los derechos laborales, que se labore más de 8 horas ni que no existan prestaciones de ley, “Hay buenas propinas y vale la pena” (lo que genera cierto desinterés por parte de las y los trabajadores en exigir salarios dignos y condiciones laborales adecuadas).
2.- Que el cliente que deja poca propina o de plano no deja nada, “es un mal cliente ya que no es empático con los que ahí laboran” (lo que genera que ante una temporada baja y una baja en las propinas y en el poder adquisitivo de los trabajadores como el actual con la inflación, el culpable no sea el patrón por pagar una miseria a la quincena, sino el cliente que deja poca propina o de plano no deja nada).
Sin embargo, el sentido de este artículo no es criminalizar el hecho de que las y los trabajadores tengan estas conclusiones ni de tacharlos de inconscientes, al contrario, la intención de este artículo es explicar cómo la patronal toma como excusa las buenas propinas para esconder a simple vista la precarización laboral de la cual los trabajadores son objeto, y la necesidad de que éstos se organicen para luchar por condiciones laborales dignas.
Pero volviendo al tema, ¿cómo es que la patronal usa la excusa de las buenas propinas para ocultar a simple vista la precarización y explotación de los trabajadores? Éstos, al contratar personal nuevo, saben que las propinas son altas, por lo que pueden precarizar más el salario y las condiciones laborales (contrato, prestaciones, etc.), ya que saben perfectamente que el trabajador tendrá los criterios anteriormente descritos, que las “buenas” propinas hacen que valga la pena y que el causante de que no haya ingresos no es el patrón que paga una miseria a la quincena, sino el cliente que no deja propina. “Puedo pagarles un salario incluso menor que el mínimo, no darles contrato ni prestaciones e incluso no darles días de descanso, al final los trabajadores dependerán de las propinas y así puedo acumular más ganancias”, es el razonamiento de la patronal en estos casos.
En eso se basa esta excusa usada por la patronal, en mantener en la dependencia de las propinas a sus trabajadores, precarizando el salario y demás derechos para así aumentar sus ganancias. La precarización y la explotación que estaba escondida a simple vista, ha quedado al desnudo.
Pero todo, tal como lo indica la dialéctica, no es estático, a cada rato cambia y se convierte en su contrario. El sistema capitalista, por su mismo funcionamiento, tiende a la crisis generalizada, ocasionando quiebras, aún más precarización, alto desempleo, etc., lo que para el sector servicios (incluyendo al turístico) es una sentencia de muerte ya que, en ese panorama, no hay muchos clientes que vayan a los restaurantes, que renten un vehículo, que tomen un tour, que viajen, se hospeden en algún hotel, etc. Por lo que si antes en la “temporada alta” las propinas diarias eran de $200 o $300, ahora solo sean de $50 o $70.
Es justo en estos momentos donde todo se viene abajo y se ve con mayor relieve lo que la patronal, con la excusa de las “altas” propinas, quería mantener en la oscuridad: la precarización y explotación brutal de la cual las y los trabajadores son objeto. Y a su vez, es en estos momentos en donde las y los trabajadores toman mayor conciencia de que en realidad los “altos ingresos” y las “buenas condiciones” que hacían que esos trabajos fueran “buenos”, en realidad eran una completa farsa y una estafa que el patrón usaba para enriquecerse.
El ejemplo más reciente lo tuvimos con el auge de la pandemia en el año 2020 precisamente, las y los trabajadores de este sector no me dejarán mentir, sus altos ingresos se vieron mutilados en más de la mitad y se percataron de que en realidad las condiciones laborales son una completa estafa.
Ahora bien, ¿quiere decir esto que entonces la lucha de las y los trabajadores solo debe darse en estos momentos de crisis, en estas “temporadas bajas” ? No. Claro que es más difícil que haya interés en organizarse y luchar por un contrato, por el derecho a sindicalizarse, por un mejor salario, etc., mientras hayan “buenas” propinas, pero es sumamente necesario hacerlo, ya que al final, una alta propina no es algo seguro, un día puede haber abundancia, pero al otro día puede haber escasez, uno nunca sabe cuándo se va a enfermar y ni todas las propinas van a ser suficientes para pagar la cuenta del hospital privado ya que no son derechohabientes del IMSS ni del ISSSTE, uno nunca sabe cuándo lo pueden despedir injustificadamente y no va a tener liquidación ya que se está en la informalidad laboral, uno nunca sabe cuándo las jornadas laborales se harán más extensas sin pago de horas extra y no hay un sindicato que defienda a las y los trabajadores, uno nunca sabe cuándo va a necesitar un recurso legal para luchar contra alguna injusticia en un centro de trabajo pero que este recurso no proceda porque no existe ningún comprobante de una relación laboral como lo puede ser un contrato.
Todos estos ejemplos, y muchos más que la misma clase trabajadora de este sector seguramente tendrá con sus particularidades, hacen que sea indudable la necesidad de, a pesar de tener buenas propinas y relativamente buenos ingresos a base de estas, luchar por condiciones laborales dignas, salarios dignos, contrato, prestaciones de ley, derechos, etc.
Trabajadora, trabajador, claro que, si un cliente te brinda algo de propina, es bueno aceptarla, tampoco diremos que no, pero el verdadero enemigo es la patronal que se enriquece a costa de la precarización y explotación de nosotros las y los trabajadores, no los clientes que con trabajo tienen para pagar y mucho menos tienen para dejar una buena propina.
Si has leído esto, ya sabes que una alta propina no es sinónimo de unas buenas condiciones laborales, que el patrón usa esta excusa para que pase desapercibido el hecho de que se enriquece a costa tuya. Ahora es momento de pasar al contraataque, que la patronal no siga enriqueciéndose a costa nuestra, ¡que no nos siga viendo la cara!
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