Redacción de Chak Sáastal
En rueda de prensa realizada el 28 de noviembre en la ciudad de Mérida, pobladores de las comunidades de Ixil y de Kinchil expresaron los últimos avances en su lucha contra los monopolios inmobiliarios, que han realizado toda una serie de artimañas para arrebatarles las tierras que trabajan.
El pueblo de Kinchil, representado por Federico May, indicó que hace unos días se realizó una asamblea ejidal, exigida por los campesinos, para hacer frente al conflicto derivado por el derecho de propiedad de 4 mil hectáreas de terreno y que están siendo ambicionados por monopolios como Abimerhi y Millet para sus intereses inmobiliarios. A pesar de la negativa del Comisariado Ejidal, la asamblea se convocó, en la que se reconoció como posesionarios de tierra a 71 campesinos del pueblo de Kinchil. Para los nuevos posesionarios de la tierra, esto representa un gran avance pues, aunque es un derecho de los ejidatarios plasmado en la Ley Agraria, el Comisariado nunca había convocado a una asamblea ejidal.
En dicha asamblea, así como en la rueda de prensa, también estuvieron presentes campesinos del pueblo de Ixil, que mantienen su lucha contra las autoridades estatales luego de la violenta represión que sufrieron el pasado 17 de agosto, resultado de la cual, hasta el día de hoy se mantiene la restricción del acceso a tierras colectivas, que han sido despojadas de manera impune por los monopolios Abimerhi y Millet. Según Jorge Yam, de Ixil, aunque un juez ha dictaminado el libre acceso a estas tierras para los campesinos, aun se mantienen los alambres de púas hacia las tierras que retienen los capitalistas, por lo que, siguiendo el ejemplo del hermano pueblo de Kinchil, están considerando la convocatoria de una asamblea ejidal para hacer frente al asunto.
Este proceso de unidad entre dos comunidades campesinas reviste una gran importancia, pues el campesinado va cobrando consciencia de que no solo luchan contra un enemigo en común, es decir, los monopolios y el Estado que los protege, sino que comprenden la necesidad de unir sus luchas y golpear al unísono, así como aprender y sacar lecciones de la experiencia de lucha de las distintas comunidades.
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