Por la FJC
(Ponencia presentada en el Foro por la dignidad y la resistencia contra los megaproyectos llevado a cabo el pasado 20 de diciembre de 2020).
El tema más candente que nos movió a organizar este foro, sin lugar a dudas, es la cuestión del Tren Maya, que en repetidas ocasiones se ha dicho que es el proyecto estrella de la actual administración, el proyecto con el que, con toda seguridad, la 4T pasará a la historia. Sin embargo, sería una limitación decir que todo se reduce a un solo megaproyecto. La verdad que se oculta detrás de la construcción del Tren Maya es que dicha obra tiene que ver con el desarrollo del capitalismo en la península de Yucatán.
Nuestra región ha sido siempre la joya de la corona para el capitalismo mexicano que se encuentra, desde hace décadas, en la dinámica de la cadena imperialista, en donde ocupa una posición intermedia y que, si no quiere verse relegado a posiciones inferiores, debe continuar expandiéndose a ritmo acelerado, llegando a lugares y territorios donde aún puede seguir penetrando más y más.
En efecto, junto con el Tren Maya viene toda una estructura económica capitalista en su fase monopólica. Estamos hablando, no solo de la construcción y operación del Tren Maya en sí, sino también en el ramo de la manufactura, la agroindustria, el turismo, el comercio y los servicios.
La teoría marxista-leninista nos indica que todo lo que represente ganancia para la clase burguesa, para los empresarios, para los monopolios, representa pérdidas para la clase trabajadora y los sectores populares, significa sumirnos cada vez más en la miseria. En el caso del desarrollo capitalista que vendrá con el Tren Maya no será la excepción, pero ¿de qué formas concretas se verá reflejado esto?
Desde el momento en que se comenzó la construcción del Tren, inició el proceso de precarización de la clase trabajadora. La nueva central sindical charra al servicio de la 4T, la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), es la que tiene en su poder los contratos colectivos de trabajo para los obreros que participen en la construcción del Tren. Sin embargo, hay un detalle que no se menciona con frecuencia. Al momento de obtener los contratos colectivos, la CATEM no disponía de trabajadores para las obras de construcción del Tren. Éstos fueron contratados después de que la CATEM obtuviera los contratos colectivos, por lo que los beneficios de éstos únicamente fueron pensados para la cúpula catemista.
Por otro lado, solo basta con ver los salarios que tendrán los trabajadores de la construcción del Tren. Según datos del Gobierno Federal, más del 60% de los trabajos que se generaron para la construcción de la obra solo pagarán entre 6 mil y 8 mil pesos al mes, sin mencionar que solo serán trabajos temporales y que, al concluirse los trabajos de construcción, estos trabajadores regresarán a la desocupación.
Sin embargo, a pesar de que el actual gobierno cada día y a todas horas, nos dice que el Tren Maya vendrá a mejorar la calidad de vida de la población, que vendrá a sacar al sureste del atraso en el que se encuentra sumido y que generará empleos bien pagados, la realidad es muy diferente. ¿Qué empleos le esperan a nuestra clase con el desarrollo capitalista que traerá el Tren Maya?
El principal sector que se buscará detonar con el Tren Maya será el sector turístico, sector que es conocido como uno de los más inestables en lo que a seguridad laboral, prestaciones y salarios se refiere.
Según datos brindados por el Observatorio Laboral, los sectores con los ingresos mensuales promedio más bajos en el país son el agropecuario con $3,506, el de servicios personales con $4,555 y el turismo con $5,004. Con estas cifras, y teniendo en cuenta que los bienes básicos para la subsistencia son más caros en las ciudades dependientes del turismo, se entiende la razón por la cual la mayoría de trabajadores en destinos turísticos tales como Cozumel, Tulum, Playa del Carmen, Cancún o Isla Mujeres (por colocar ejemplos dentro de Quintana Roo, al ser uno de los estados de la República donde más se ha explotado la industria turística) dependen en su mayoría no de su salario, sino de propinas.
Esto lo que genera es una gran atracción de inversiones del sector privado tanto nacional como internacional, ya que, ¿qué es más llamativo para un gran capitalista que invertir en un sector donde puede dar salarios extremadamente bajos ya que al final sus trabajadores dependerán de las propinas que consigan de los turistas? Prácticamente es el paraíso del capitalismo.
A su vez, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) ha declarado en reiteradas veces que el Tren Maya irá acompañado de “Polos de desarrollo” en las distintas estaciones con las que contará este megaproyecto.
Dicha autoridad asegura que los denominados polos de desarrollo estarán conformados por el área de influencia directa de las estaciones del Tren Maya donde se propiciará el ordenamiento urbano, “bien gestionado” como sub-centro o centro de vida urbana con calidad, que contribuya a reducir el rezago regional y local, es decir, se generarán nuevas ciudades con la finalidad de sacar del atraso a la Península.
Cabe preguntar: ¿Con base en qué sector se intentará sacar del atraso a la península por medio de estos polos de desarrollo? La respuesta es la misma, el sector turístico. En pocas palabras, se busca sacar del atraso a la península por medio de un sector precarizado e inestable para los trabajadores que trae consigo cuantiosas ganancias para una minoría de capitalistas.
Un ejemplo sumamente claro de la inestabilidad y la precariedad que el sector turístico impone a los trabajadores es el mismo estado de Quintana Roo, estado en el que el sector terciario (servicios) establecido en el turismo representa un 87.48% de la aportación al PIB estatal y que, a principios de abril, según datos brindados por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STyPS), el estado se posicionó en el 1° lugar a nivel nacional en despidos injustificados.
Y ni hablar de las consecuencias negativas que dicho sector trae en el ámbito social como la inseguridad, la violencia, drogadicción, prostitución, redes de trata, turismo sexual, entre otras consecuencias que se verán potenciadas no solo en Quintana Roo sino en toda la Península de Yucatán de la mano de este megaproyecto. Por un lado, las extenuantes jornadas de trabajo orillan a los trabajadores al consumo de distintos tipos de drogas para soportar no solo la duración de la jornada en sí, sino también el ritmo de trabajo, el estrés y la presión a la que se encuentran sometidos.
La Península de Yucatán ha sido conocida durante años por ser un trampolín de entrada y salida de personas víctimas de trata. El problema de la trata, la esclavitud sexual y la prostitución está estrechamente relacionada al turismo. Si éste ya es un problema gravísimo sin Tren Maya, ya podemos imaginarnos los altos niveles que en esta problemática se alcanzarán cuando lleguen los burgueses a vacacionar gracias al Tren Maya y a los polos de desarrollo y el turismo que éste generará.
A su vez, el Tren facilitará el traslado de mercancías y materias primas para los monopolios, por lo que ya se prevé que llegarán a la región más ensambladoras de autos, maquiladoras y otras ramas de la industria. Sin embargo, no se puede esperar que los salarios sean mejores en estos sectores, ya que, en promedio, un trabajador de la maquila gana menos de $4,000 mensuales por una jornada que oscila entre las 8 y las 12 horas de trabajo, ya que se vende la promesa de que, si la producción aumenta, aumentarán también los salarios.
Otro sector que se desarrollará será el de la industria agroalimentaria. En México, un jornalero gana menos de $200 diarios y sin ningún tipo de estabilidad ni seguridad, ya que los empleos en este sector son temporales y están constantemente expuestos a los efectos de los agroquímicos. Lo mismo ocurre en el caso de las granjas de cerdos o de pollos en donde, si bien el salario de los trabajadores se encuentra entre los $4,500 y los $6,000, no por ello dejan de estar expuestos a los residuos contaminantes de los animales. En reiteradas ocasiones se nos ha acusado de que, en lugar de estar oponiéndonos a las consecuencias que empresas como Kekén provocan en el medio ambiente, estamos luchando contra el Tren Maya “que tanto beneficio trae a la región”. Lo que no se sabe es que precisamente el megaproyecto del Tren Maya potenciará a monopolios como Kekén y otros para que puedan seguir desarrollándose a sus anchas.
Además, se pretende impulsar otras actividades económicas tales como la agroindustria, ya que el tren permitirá el ingreso y salida de mercancías agropecuarias. Ya hemos dicho que la función de carga del Tren Maya tiene la finalidad de facilitar el traslado de mercancías, es por ello que el Tren tenga como puntos estratégicos los puertos, aeropuertos, además de conexión con las vías ferroviarias nacionales, como las transístmicas, e internacionales hacía Centroamérica y los Estados Unidos.
El Tren Maya en su modalidad de carga reducirá el costo de la transportación, otorgando facilidades a los monopolios agroindustriales que se establezcan en la región con la finalidad de extender su dominio no solo a nivel nacional sino a nivel internacional.
Al hacer esto, los pequeños comerciantes quedan imposibilitados de competir contra dichos monopolios, por lo que la proletarización será inevitable, desarrollando en toda su extensión las relaciones capitalistas de producción y provocando un alto excedente de mano de obra, razón por la cual, según la ley de la oferta y la demanda, al existir un exceso de trabajadores desocupados, los salarios tenderán a la baja, ocasionando migración, jornadas de trabajo extenuantes, incremento de la delincuencia y demás consecuencias negativas mientras que la minoría empresarial obtiene cuantiosas ganancias.
Este tipo de megaproyectos se anuncian como destinados a favorecer a toda la población en general cuando en realidad solo favorecen a una minoría dueña de las empresas y los medios de producción, disminuyendo el salario, disminuyendo su poder adquisitivo y obligando, de una u otra forma, a laborar más horas para llevar el pan a la mesa tal y como ha viniendo pasando a lo largo de los años.
Hasta ahora, hemos querido dejar en claro no solo la pauperización a la que estará cada vez más sometida nuestra clase con el Tren Maya, sino que este proyecto estrella de la 4T no es solo el Tren en sí, sino que implica todo un proyecto monopolista para nuestra región. Implica también la construcción de hoteles, parques turísticos, industria manufacturera y agroindustria. Surge así la pregunta obligada ¿de dónde obtendrá la 4T todo el espacio territorial para impulsar tan ambicioso proyecto?
El Tren Maya desalojará a las personas cuyas viviendas se encuentren a cada lado de la vía, razón por la cual muchas personas se verán obligadas a moverse del sitio donde viven en la actualidad, dejando atrás años, décadas e historias que a lo largo de las generaciones se han formado de manera familiar en sus actuales viviendas, todo con la finalidad de ceder paso al funcionamiento del Tren Maya.
Tal es el caso de los barrios Camino Real, La Ermita y Santa Lucía, en Campeche, donde diversas familias con años de residencia y cuyo vínculo con el lugar se ha formado con el paso de las generaciones, tienen que irse del sitio para dar paso a este megaproyecto.
Eso en lo concerniente a las viviendas, sin embargo, ¿qué pasa con las estaciones y los polos de desarrollo? ¿Sobre qué suelo se edificarán? Las estaciones y polos de desarrollo que el Tren Maya llevará a cabo, se construirán de la mano de un Fideicomiso de Infraestructura y Bienes Raíces en el cual los ejidatarios aportarán la tierra y los inversionistas el capital para construir los inmuebles a través de un certificado bursátil en la Bolsa Mexicana de Valores.
En palabras de FONATUR, esto provocará que los ejidatarios y los empresarios formen una “alianza”, en donde serán “socios”. Sin embargo, la Ley del Mercado de Valores establece que las FIBRAS son irrevocables, por lo que si los ejidatarios buscan recuperar sus tierras solo pueden hacerlo comprando las acciones de su “socio” el empresario, sin embargo, estos empresarios contarán con mayores acciones por lo que es prácticamente imposible que los ejidatarios compren las acciones de estos (es el equivalente a que los aquí presentes en el Foro le compremos todo su imperio a Carlos Slim).
Solo pasados cuatro años de finalizarse la construcción de los inmuebles en los polos de desarrollo los ejidatarios podrán enajenarlos, ocasionando así que lo que fue propiedad comunal quede como propiedad privada, y la puerta quedará abierta al desarrollo urbano para los polos de desarrollo y el desarrollo capitalista. Esta es una manera “elegante” de privatización a favor de los monopolios. Cuando la 4T dice que “primero los pobres”, se está refiriendo a que primero expropiará la poca propiedad que le queda a los campesinos pobres, y que nunca tocará los intereses de la burguesía monopolista.
Ahora bien, las afectaciones a la clase obrera como consecuencia del Tren Maya y otros megaproyectos no se limitan únicamente al aspecto económico, salarial o territorial. El medio ambiente también será otra víctima la lógica capitalista sedienta del lucro y la ganancia. La destrucción del ecosistema para desarrollar toda esta infraestructura es una realidad y serán las clases trabajadoras de la ciudad y del campo quienes pagarán las consecuencias de ello.
Para dar paso a la fase 1 de la construcción del Tren, la 4T, ese gobierno que juraba que no tiraría un solo árbol para su construcción, ha autorizado el desmonte de 800 hectáreas de selva, de Palenque hasta Izamal. La evidencia histórica revisando el caso de Quintana Roo, nos indica que el turismo es una de las industrias más contaminantes debido a la construcción de hoteles y otros centros turísticos que implican la tala desmedida y la contaminación de las playas.
A su vez, con la llegada de una mayor producción agroindustrial y cárnica, se seguirá deteriorando el suelo y el manto freático. El incidente de la Laguna de Términos, resultado de la muerte por envenenamiento de miles de animales por el uso de Furadán en los cultivos de palma de aceite, la contaminación que los desechos de animales producen en las granjas de Kekén, y la presencia de glifosato en la sangre de algunos pobladores que tuvieron la desgracia de vivir cerca de los campos de cultivo de soya de Alfonso Romo o Jacobo Xacur, viene a confirmar que, gracias al Tren y a los demás megaproyectos, si no nos morimos de hambre o de cansancio, seguramente moriremos envenenados por la contaminación que nos vienen a dejar los monopolios.
Con todo lo ya mencionado, es completamente natural que nuestra clase no se quede de brazos cruzados, que comience, poco a poco, a cuestionarse si este proyecto de la 4T realmente le beneficia a ella o solo beneficia a un puñado de burgueses. ¿Cómo ha respondido el gobierno ante esto?
La propaganda oficial del Ejecutivo federal sostiene que las comunidades y pueblos están de acuerdo con el proyecto, que éste goza de legitimidad entre la población, pero la realidad nos demuestra lo contrario. Empezando con las consultas, que fueron hechas a modo, se comprueba que solo el 2.86% del padrón electoral de los municipios donde pasa el Tren fue el que ejerció su derecho a votar. ¿Cómo puede hablarse de legitimidad hacia un proyecto en el que menos del 3% de la población votó? La autodeterminación de los pueblos no parece ser una prioridad para el gobierno.
La 4T asegura que quienes están oponiéndose al Tren son una minoría. Sin embargo, son más de 150 organizaciones, la mayoría de ellas indígenas, que se han pronunciado en contra del Tren Maya. Es evidente el disgusto que esto ha generado en el gobierno de la 4T, ya que no tardó en replicar su ya tan conocida campaña de difamación y ataques contra quienes se oponen a su política, llamándoles “fifís”, “conservadores”, “enemigos del progreso”, etc.
Desgraciadamente, los ataques políticos de la 4T contra opositores al Tren no se han limitado solo a agresiones verbales. Organizaciones como “Las abejas de Acteal” o el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (CRIPX) han sufrido amenazas de muerte, robo de equipo, etc. El carácter represivo del gobierno que encabeza López Obrador se hace cada vez más duro. Al parecer la “democracia” que tanto ha pregonado ha sido la misma que la de los gobiernos anteriores: democracia para la burguesía, dictadura para las clases trabajadoras y sectores populares. Nada tiene que ver la personalidad de un individuo, la maquinaria de la dictadura burguesa funciona con cualquier personaje que se coloque a la cabeza de su consejo de administración.
Es por ello que cada día que pasa, se van cerrando más y más las opciones legales para frenar el megaproyecto. Consideramos una acción completamente legítima y justa realizar amparos contra la continuación de la obra. En al menos dos ocasiones, se ha logrado que temporalmente se suspenda la construcción de algunos tramos del tren, lo que nos ayuda a ir ganando tiempo e ir organizando mejor la defensa de nuestro territorio. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que los tribunales del Estado están para defender los intereses de una clase y no es a la que nosotros pertenecemos. Tarde o temprano, el Estado burgués, aprovechándose de las más variadas artimañas, procederá a fallar en favor de los monopolios y no habrá forma de parar el proyecto por la vía legal. No por nada, López Obrador ya ha expresado con toda claridad “llueva, truene o relampaguee, el tren va porque va”. Y cuando la vía legal no le es suficiente para detener el impulso popular, recurre a la violencia y al asesinato. No olvidamos el crimen cometido por esta administración contra el compañero Samir Flores, asesinado por oponerse a la termoeléctrica de Huexca, Morelos.
Hemos de plantearnos entonces, compañeras y compañeros: llegado el momento de redoblar nuestra lucha ¿queremos hallarnos dispersos, aislados, desorganizados? ¿O preferimos contar con métodos y formas de organización efectivas que nos permitan oponer resistencia de manera conjunta? Es por ello que consideramos que es importante ir avanzando en este último aspecto, porque es la mejor manera no solo de ir perfeccionando los medios organizativos, sino de poder ir trazando un plan de acción, de resistencia y de lucha que nos permita acercarnos a las masas trabajadoras y populares que se vayan sumando cada vez más a la lucha.
Las circunstancias nos orillaron a realizar de manera virtual este Foro. Esto limita, en parte, las tareas concretas y los planes de acción que quisiéramos ir desarrollando. Sin embargo, el objetivo es el mismo: ir fortaleciendo la organización regional, bajo una base sólida, real y efectiva, con una estructura viva que, por todas las formas de lucha, pueda hacerle frente al grave problema que el desarrollo del capitalismo en su fase imperialista significa para nuestra región.
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