Por Cristóbal León Campos
(Ponencia presentada en el Foro por la dignidad y la resistencia contra los megaproyectos llevado a cabo el pasado 20 de diciembre de 2020).
I
El permanente despojo y la acumulación originaria que guía las acciones de los intereses privados burgueses, sustentan la guerra de conquista desde mucho tiempo atrás, en gran parte del mundo se repite el proyecto de saqueo capitalista, incesante agresión imperialista a la vida y la humanidad, las modificaciones a las leyes, los contratos concedidos desde el poder para dar legitimidad a la usura de tierras, territorios, materias primas y fuerza de trabajo, las falsas justificaciones con campañas mediáticas y toda una serie de acciones a favor de la privatización, mientras millones de seres humanos viven en extrema pobreza, cientos de zonas naturales son destruidas por la explotación minera, petrolera, entre otras industrias, junto a los megaproyectos de la llamada modernidad y el supuesto desarrollo, tal y como viene a ser el mal llamado “Tren Maya”. Además, no debemos olvidar que parte de la deuda de México con los Estados Unidos se ha pagado con el líquido vital: agua. Ante estas evidencias y graves problemas humanos, aún hay quienes hablan de que la época de las colonias y la subordinación de los países a intereses imperialistas ha terminado, cínicos al servicio del poder. La tierra y los recursos naturales que de ella emanan son la vida y hay que defenderla.
En la lógica capitalista todo es mercancía, por ello, desde hace años que la tierra se vende, diferentes empresas se hacen millonarias vendiéndonos el mayor recurso natural, se quiere acabar de privatizar, nuestra América es el campo de batalla de una guerra confeccionada para destruir todo el patrimonio de nuestros pueblos, y convertirlo en una mercancía más, a la cual, accederemos pagando el doble precio; del dinero y de nuestra dignidad humana.
Es justamente en nuestra América, la misma que descalza anda sus caminos y levanta sus sociedades paridas con el dolor original, hoy se ve amenazada por el desarrollo capitalista- neofascista, gobiernos son derrocados por golpes de estado parlamentarios o de abierta participación militar y policiaca, se usan campañas negras mediáticas, bloqueos económicos y comerciales, la intromisión imperialista desata campañas en contra de la mejora social, desata guerras contra países como Cuba que resiste con dignidad. Toda nuestra América está siempre bajo el acecho de los Estados Unidos. En México se vive una coyuntura definitoria, reforma-revolución o barbarie, la dicotomía antagónica se incrementa, la disyuntiva es si la voluntad popular marcará el rumbo o se impondrá violentamente la dominación más lacerante del poder inhumano, arriba, al interior de la burguesía, se desatan luchas para establecer hegemonía y destruir la esperanza de miles y miles de mexicanos, y con ella, la esperanza de toda nuestra América. El imperialismo estadounidense amenaza desde la frontera generando inestabilidad y distracción, expulsando seres humanos como si fueran objetos inservibles, es una más de sus muchas estrategias para mantener sometidos a los gobiernos de la región: por ello, los imperios deben desaparecer para dar lugar al autogobierno de los pueblos.
II
La acumulación que en el capitalismo impera destruye todas las formas naturales y sociales de existencia con tal de satisfacerse. La humanidad peligra, se le quiere fragmentar, hay quienes hacen de ella un acto corrupto de su propia naturaleza. La humanidad peligra porque se permite que se convierta en un producto más, se consume en instantes, lejos de los fragmentos la humanidad está compuesta de la memoria que le hace reflexionar y valorar, salvar a la humanidad es el reconocimiento de su diversidad, del derecho natural de los pueblos originales sobre la tierra y el territorio, hoy necesitamos mucha más humanidad.
La lucha que se emprende en estos tiempos es la misma que en toda Nuestra América los pueblos originarios sostienen por su derecho a existir, es la resistencia histórica en contra del despojo, el desprecio y el cinismo que la depredación capitalista ha impuesto a nuestros pueblos. La agudización del antagonismo social pone de manifiesto la posible coyuntura pre- revolucionaria que vivimos, la presión de los empresarios y burgueses para frenar el avance de lo social, deja ver puntualmente, la contradicción entre los intereses privados y los intereses sociales, el gobierno mexicano moviliza todas sus fuerzas y prepara todas las posibles formas para imponer su poder, no quiere pues no les conviene, un nuevo criterio en el poder que comience a dar lugar al mejoramiento social. Son tiempos definitorios, son tiempos de concientización y movilización, quienes pugnamos por un mejor país tenemos el deber de contribuir. México se transformará con la voluntad y organización de los trabajadores, campesinos, estudiantes, de las mujeres y hombres, con la fuerza del movimiento feminista y la razón histórica de los pueblos originales y de los sectores populares, es hora de que sean los proletarios, los oprimidos quienes decidan su porvenir y el de la nación.
III
Uno de los fenómenos continuos en el capitalismo es la desvalorización de la fuerza de trabajo y la flexibilidad laboral que en los últimos años se ha incrementado, aunque en realidad ha estado presente históricamente, como han explicado Adolfo Gilly y Rhina Roux en su texto “El despojo de los cuatro elementos. Capitales, tecnologías y mundos de la vida”, ambos factores se combinan para incrementar la explotación “comprimiendo salarios reales, suprimiendo mecanismos de control obrero sobre la contratación y uso de la fuerza de trabajo, desmantelando contratos colectivos, destruyendo o reprimiendo la organización sindical, prolongando el ciclo de vida laboral y confiscando derechos laborales universales (salario mínimo, limitación legal de la jornada laboral, derechos de pensión y jubilación, protección de la salud, reglamentación del trabajo femenino, prohibición del trabajo infantil). El aumento del desempleo, la fragmentación del mundo laboral y la deslocalización geográfica de empresas e inversiones han sido algunas de las rutas seguidas para romper resistencias”. Entre otros ejemplos tenemos en la actualidad el manejo simulado que el gobierno de la 4T ha hecho sobre el outsourcing, discursivamente diciendo que se regulará en beneficio proletario cuando en realidad se implementan medidas administrativas para garantizar la riqueza de los patrones y burgueses.
Otra de las particularidades que manifiestan continuidad histórica es el hecho de que la subsunción de la vida al capital adquiere nuevas formas de apropiación del “trabajo excedente y de difusión de la socialidad abstracta mercantil-capitalista”. Nuevas relaciones entre la sociedad, el capital y los procesos biológicos-naturales acontecen sin que sean necesariamente advertidos, el mundo del capitalismo cambia para mantenerse y garantizar su continuidad. El despojo no es para nada algo nuevo, pues ha ido de la mano con la explotación del trabajo mediante la relación salarial, el despojo sirve a la acumulación como elemento generador del capital, por ello el capitalismo tiene su auge justamente en el proceso de mayor despojo histórico, durante la mal llamada conquista de América o el genocidio más grande de la historia humana. La explotación es una necesidad en la lógica capitalista, es parte del proceso de valorización de valor razonado en la subordinación del trabajo vivo. Carlos Marx representó este proceso con la imagen de una espiral ascendente que se recrea una y otra vez -exponencialmente-, historia semejante al origen de la acumulación originaria.
Ahora el despojo tiene otras expresiones manifiestas en las privatizaciones de bienes y servicios públicos acontecidas en el mundo a lo largo de las últimas décadas: tierras y territorios, medios de comunicación y transporte, telecomunicaciones, bancos y la banca al igual que los servicios financieros, petróleo, minas, complejos siderúrgicos, sistema de seguridad social incluyendo a la salud, educación y vivienda, además de los fondos de pensión y retiro de los trabajadores, es decir, el capitalismo atenta contra todo elemento básico de la vida digna de los proletarios y sectores populares.
IV
Los proyectos económicos y de infraestructura que se basan en la apropiación de los territorios y bienes naturales de las poblaciones rurales y comunidades indígenas en México, se han incrementado al menos en los últimos 30 años. A lo largo de la República puede observarse, una serie importante de proyectos y desarrollos mineros, turísticos, inmobiliarios, de infraestructura, de plantaciones comerciales, plantas para el embotellamiento de agua, extracción de hidrocarburos, que invaden los terrenos de las comunidades campesinas, expulsando a las poblaciones, contaminando sus entornos y dejándolas sin sus formas de vida y sustento.
Al extractivismo se le entiende como un proceso de sustracción de grandes volúmenes de recursos naturales sin procesar o con un procesamiento limitado, que se realiza en enclaves territoriales para destinarlos, en su mayor parte, a las economías dominantes para adquirir grandes rentas diferenciales al mantener los menores costos de producción y externalizar los impactos ambientales, lo que implica también que se reduzcan al mínimo los beneficios para la población que habita los territorios donde se extraen los recursos. Recuérdese que el despojo no es en sí mismo acumulación sino indicio de la acumulación, en tanto lo apropiado por las empresas se inserta en los mercados para la valorización capitalista de lo expropiado.
El despojo para la acumulación ayuda a caracterizar la dinámica económica a la que están supeditados los territorios rurales, en específico, en aquellos procesos que inician con la apropiación empresarial de los bienes naturales y comunitarios bajo resguardo de los pueblos campesinos e indígenas, lo que implica separarlos de sus medios de sustento y formas de vida (y con ello acentuar las condiciones de exclusión y marginación). Para realizar el ciclo de acumulación, los bienes despojados tienen que valorizarse en el mercado, por lo que estos bienes se insertan en el mercado capitalista en la medida de que pueden obtener una alta rentabilidad.
El despojo para la acumulación ubica la dinámica económica a la que están expuestos los territorios rurales, iniciando con la estafa de los bienes naturales y comunitarios de los pueblos campesinos e indígenas, lo que implica separarlos de sus medios de sustento y formas de vida. El despojo violento, por coerción o bajo mecanismos legales, y representa el primer paso para el ciclo de acumulación, los bienes despojados deben ser valorizados en el mercado y para ello se insertan pretendiendo una alta rentabilidad, entrando posteriormente en otros mecanismos de acumulación.
Ante todo esto y muchos más, como la creciente militarización del país y la recrudecida criminalización de las luchas sociales, la reactivación del paramilitarismos que entre otras regiones acosa y agrede actualmente a las comunidades zapatistas, debemos quienes consideramos urgente un mundo mejor, profundizar el estudio, la organización proletaria y popular y extender la resistencia a favor de los oprimidos de México y el mundo. Únicamente a través de la organización y la conciencia lograremos dar marcha atrás a los proyectos de muerte y despojo y revalorar la vida humana desde una perspectiva anticapitalista con proyección hacia el socialismo. Unamos fuerzas para derrotar al capital y sus personeros, hagamos posible ese mundo mejor tan necesario para la sobrevivencia humana.
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