Por Francisco Toledo
En el estado de Yucatán se mantiene una viva imagen de la ciudad idónea para vivir, un paraíso donde la los índices de seguridad son impecables y la precarización es prácticamente inexistente a los ojos de sus autoridades. ¿Cómo es posible para un gobierno mantener esta imagen del estado incluso para los propios yucatecos?
En Yucatán, los monopolios de los grandes medios tradicionales siguen una agenda inclinada a beneficiar los privilegios del estado, la iglesia católica y las grandes empresas. En la ciudad de Mérida, un gran porcentaje de los medios de comunicación subsisten a partir de publicidad pagada por el gobierno estatal y los ayuntamientos municipales, dinámica que permite a la clase política manejar hechos o situaciones para no alterar la opinión pública y desestabilizar la imagen de los diversos actores políticos.
Esto sin contar los actos de acoso y hostigamiento por parte de funcionarios públicos que terminan criminalizando e incluso difamando la imagen de comunicadores en diversos municipios del interior de Yucatán que no comulgan con estas mismas prácticas de desinformar en beneficio de los monopolios y los altos mandos del poder.
Recapitulando un poco el total de presupuesto destinado a la publicidad oficial y a la práctica desmedida del estado en complicidad con los medios de comunicación tradicional. Tan solo informes de la red social Facebook, el gobernador Mauricio Vila gastó un millón 522 mil 844 pesos por la contratación de 840 anuncios en dicha plataforma, llevándolo a ocupar el lugar 48 de una lista de 38 mil 370 anunciantes de todo el país.
Esta información reveló que 90.8 por ciento del gasto del gobernador en publicidad en esa red social se dio del 11 de diciembre de 2020 al 8 de agosto de 2021 mientras que del 4 de agosto al 10 de diciembre de 2020 gastó 139 mil 744 pesos. Esto sin contar los costos de publicidad en radio y televisión.
¿Qué logros tiene un gobierno con millones de pesos destinados a pagar la subsistencia de un gran porcentaje de medios de comunicación?
Uno de los más recientes actos donde el estado criminalizó a terceros fue durante el término de las campañas electorales del 2021, cuando el gobierno encabezado por Mauricio Vila Dosal culpó a las y los jovenes del repunte de contagios por medio de un comunicado vía redes sociales y enviando boletines a los correos de todos los medios de comunicación, mismos que por órdenes fueron reproducidos en prácticamente todas las redes sociales de estas empresas de comunicación, mientras que fue casi nulo aquellos medios que cuestionaron, criticaron y dieron otros datos para debatir las declaraciones del mandatario.
Por otra parte, grandes periódicos como el Diario de Yucatán, Peninsular Punto Medio, Telesur, entre otros, aún brindan espacios para que personajes religiosos como el arzobispo de Yucatán, pastores, líderes de grupos conservadores como los mal llamados “provida”, puedan expresar sus rechazos a derechos humanos y la libertad sexual y reproductiva de las mujeres y las personas de la diversidad sexual, difundiendo mensajes de odio, mismos que repercuten en las decisiones de los diferentes niveles de poder del gobierno estatal e incluso federal.
Así como estos casos, han sido incontables los hechos donde las y los periodistas deben no solo recabar la información, sino debatirla, cuestionarla, los comunicados oficiales nunca serán fidedignos o mostrarán la verdad absoluta. Como comunicadores la labor no es ser máquinas que repitan los comunicados “oficiales” del estado, el clero y la élite, más bien, se tiene la responsabilidad de ser un frente al poder, de la mano de la sociedad civil, sin confundir la labor con el activismo, más bien, ser aquellos agentes que acompañen, cubran y amplíen las voces de quienes viven, resisten y luchan contra la opresión y las violencias.
Hoy debemos usar a nuestro favor todas las herramientas obtenidas en esta era digital, no para seguir reproduciendo la ideología burguesa que promueve la violencia y la opresión, sino para usarlas como un canal de comunicación que expliquen las problemáticas que hoy aquejan al país y toda América Latina, quienes hoy vivimos una lucha contra el imperialismo que sigue cobrando las vidas de quienes deciden enfrentarse y no callar ante las injusticias.
Suena fácil ante un panorama donde la publicidad privada y el financiamiento es escaso para informar, sin embargo, poco a poco van surgiendo espacios donde las y los comunicadores puedan expresar sus textos sin agendas partidistas electorales de por medio, donde la verdad pueda ir reluciendo poco a poco y combatiendo la desigualdad y luchando ante la adversidad.
Que los medios de comunicación sean eso, no medios de información donde el único fin sea reproducir comunicados y boletines de prensa, más bien, que la finalidad sea ser aquella herramienta que brinde espacios a las luchas comunitarias, disidencias, que dé cobertura a quienes han sido marginados por este sistema.
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