Por Emiliano Zepeda
Desde la política oficialista, los medios de comunicación y de propaganda, desde diversas fuentes aparentemente imparciales, nos bombardean todos los días con la idea de que se está trabajando para erradicar el desempleo y que no se descansará hasta lograrlo, sin embargo, detrás de este discurso esperanzador de acabar con esta pesadilla para la clase obrera, en realidad se esconde un discurso cuyo único objetivo es encubrir que el desempleo no solo es imposible de erradicar en el capitalismo sino incluso beneficia a la burguesía incrementando sus ganancias.
Ya Karl Marx en su obra “El Capital” explicaba que aun cuando la clase obrera vende su fuerza de trabajo por su valor, sin ninguna influencia de factores como lo pueden ser la Ley de la oferta y la demanda que hagan fluctuar el precio de la fuerza de trabajo por debajo o por encima de su valor, el capitalista que contrata al trabajador obtiene una cantidad monetaria que supone su ganancia o plusvalía (como él lo denomina en su obra).
Esta ganancia o plusvalía la obtiene el capitalista ya que, de todo el tiempo que dura la jornada laboral, el trabajador reproduce el valor de su fuerza de trabajo sólo en una porción de la jornada total, dejando la otra parte restante en beneficio del capitalista.
Por ejemplo, supongamos que un trabajador labora una jornada diaria de 8hrs y percibe un salario de $200 diarios, sin embargo, en tan sólo 2 horas de su jornada el trabajador ya obtuvo el equivalente de su fuerza de trabajo, su salario diario, por lo que todo el valor que produzca en las 6hrs restantes ($600) es ganancia o plusvalía producida por el trabajador pero que se apropia el capitalista.
Esto sucede aun cuando el trabajador vende su fuerza de trabajo a su valor puro, sin ninguna influencia de ningún factor adicional que modifique su precio por encima o por debajo de su valor.
Sin embargo, con el avance de las fuerzas productivas, la automatización, centralización del capital (cuando por medio de la competencia unos capitalistas quiebran mientras que otros salen victoriosos y ocupan el sector de mercado dejado por los derrotados), muchos trabajadores se quedan sin trabajo, es decir, pasan a ser desempleados o a ocupar un puesto en lo que Marx denominó como: “Ejército industrial de reserva”.
Cuando esto pasa comienza a influir la ley de la oferta y la demanda en el mercado de trabajo. Esta ley lo que establece en resumidas cuentas es que, al existir mucha oferta, pero poca demanda, los precios tienden a bajar, y, al contrario, si hay poca oferta y mucha demanda los precios tienden a subir.
Siguiendo esta ley y aplicándola al mercado de trabajo de nuestro ejemplo, al existir mucha oferta de mano de obra (debido al gran número de desempleados) y poca demanda (ya que los capitalistas no se encuentran contratando), el precio de la fuerza de trabajo se va a la baja incluso por debajo de su valor, por lo que en estas circunstancias, si por suerte un trabajador logra encontrar un sitio en donde estén contratando, lo más seguro es que sus condiciones laborales (en especial las salariales) sean mucho más bajas de lo normal debido a esta ley de la oferta y la demanda, el capitalista puede sentirse en la libertad de dar un salario más miserable que de costumbre, y si recibe algún reclamo o intento de negociación por parte del trabajador que busca ser contratado, puede decir sin problemas: “Si no te gusta puedes irte, hay miles haciendo fila para conseguir este trabajo”.
Pero no sólo eso, un trabajador que por suerte haya conservado su puesto y haya sorteado la oleada tremenda de desempleo, igual verá precarizadas sus condiciones laborales ya que el capitalista que lo tiene contratado, al ver la cantidad inmensa de personas sin empleo, puede reducir indiscriminadamente el salario de su trabajador, total, si el trabajador se queja o protesta, nuevamente el capitalista puede decir: “Si no te gusta eres completamente libre de irte y buscar otro trabajo, al final hay miles que estarían gustosos de aceptar estas nuevas condiciones con tal de llevar aunque sea unos centavos a casa para sobrevivir”.
¿Cuáles son las consecuencias de esto?, si antes, de 8hrs el trabajador tenía un salario de $200 que reproducía en 2hrs y las otras 6hrs eran plusvalía que se apropiaba el capitalista, al reducirse el salario del trabajador en la mitad, por ejemplo, ahora el trabajador obtiene un salario de $100 en 1hr y las 7hrs restantes son una plusvalía de $700 que se apropia el capitalista.
Es decir, con la misma duración de la jornada total de trabajo (8hrs), debido a la baja en el salario, el trabajador solo necesita 1 hora para producir su salario, trabajando las 7 horas restantes de a gratis para el capitalista, el capitalista ha acrecentado sus ganancias a costa de la precarización del trabajador.
Es por eso precisamente por lo que el desempleo beneficia a la burguesía, porque le permite imponer condiciones inhumanas al trabajador haciendo que su explotación sea más brutal con el único objetivo de incrementar sus ganancias.
La verdadera causante del desempleo no es un factor moral o de educación de las personas, sino el mismo funcionamiento del sistema capitalista, en pocas palabras: El mismo capitalismo genera de manera natural el desempleo.
Debido a la competencia en el mercado, gana quien es capaz de producir y vender a un menor precio. Si por ejemplo, el capitalista “A” logra producir y vender más barato que el capitalista “B”, lo que pasará es que tarde o temprano el capitalista “B” terminará en la quiebra porque los consumidores comprarán más las mercancías de “A” por ser más baratas.
En este sentido, la competencia en el mercado se basa en que, el que vende más barato, más posibilidades de vencer a sus competidores tiene, y es precisamente esto lo que impulsa a los capitalistas a aumentar sus fuerzas productivas para producir más mercancías en cada vez menos tiempo y así venderlas más barato.
Con esto los capitalistas logran:
Por medio de las nuevas fuerzas productivas (por ejemplo: incluyendo maquinaria, mejores herramientas, procesos químicos para acelerar procedimientos de secado y/o fermentación, etc.) logran producir sus mercancías en un menor tiempo y por tanto a un menor precio de venta.
Este aumento en las fuerzas productivas permite a su vez prescindir de una cantidad de mano de obra, por ejemplo, un capitalista aumenta su fuerza productiva mediante la inclusión de maquinaria, sin embargo, con esta nueva fuerza productiva ya no es necesario tener contratados a 1,000 obreros sino solo a 500, por lo que despedirá a 500 de sus trabajadores.
El capitalista que tiene las nuevas fuerzas productivas obliga, gracias a la competencia, a los otros capitalistas a adoptarlas si no quieren quedarse fuera del mercado, por lo que, al hacerlo, los otros capitalistas también despedirán a muchos de sus trabajadores, incrementando aún más la cantidad de personas desempleadas.
Los capitalistas que no adopten las nuevas fuerzas productivas a menudo terminan en bancarrota ya que no pueden competir contra los otros capitalistas que producen más en menos tiempo y a un menor precio, cerrando y dejando así a otro montón de trabajadores sin trabajo.
Al existir muchos desempleados se provoca lo dicho anteriormente sobre la oferta y la demanda, los capitalistas que saben muy bien que mientras más ganancias tengan más posibilidad de competir y de vivir con más lujo tienen, precarizan las condiciones laborales de los que contraten y la de los trabajadores que conservaron su puesto ya que recordemos, si un trabajador protesta, es más sencillo para el capitalista decir: “Eres libre de irte si no te gusta, detrás de ti hay miles de personas sin empleo que aceptarán gustosos aunque sea unos centavos”.
Incluso aunque los capitalistas contrataran para abrir nuevos centros de trabajo y producción, no sería en la misma proporción, ya que si antes contrataban a 1,000 obreros, ahora con esta nueva fuerza productiva solo necesitarán contratar a 500 y con cada avance de las fuerzas productivas (avances que son necesarios ya que de esa forma se compite en el capitalismo) muy seguramente cada vez se necesitará contratar a menos, por lo que el proceso de contratación irá de manera decreciente, incrementando la miseria de la clase trabajadora.
Como vemos, es el propio funcionamiento normal del modo de producción capitalista el que provoca el desempleo y hace que este beneficie a la burguesía, por ende, no importa si es una gestión socialdemócrata o neoliberal, mientras sea el modo de producción capitalista será imposible erradicar el desempleo y será imposible impedir que la burguesía se beneficie de ello ya que no es un problema de X o Y gestión del capitalismo, sino del capitalismo mismo, de su funcionamiento normal.
Para finalizar hay que aclarar una cuestión que podría malinterpretarse.
Que debido a la competencia entre los diversos capitalistas conlleve un aumento de las fuerzas productivas y éstas en muchas ocasiones vayan acompañadas de despidos, para nada significa que el enemigo son las fuerzas productivas.
Una máquina, por ejemplo, hace que se pueda producir más en menos tiempo, aumenta la productividad. Visto desde un panorama más elevado, si antes una persona necesitaba 8hrs para producir algún bien, con ayuda de esta máquina podría producir el mismo bien en solo 4hrs, 2hrs o menos dependiendo el caso.
Es decir, en sí el aumento de las fuerzas productivas es un factor que acorta la jornada de trabajo necesaria para producir un bien determinado, sin embargo, esto es imposible en el capitalismo ya que ello significaría disminuir o dejar sin ganancias a los capitalistas.
Volviendo a nuestro ejemplo, si de 8hrs de jornada laboral un trabajador solo necesita 2hrs para tener lo necesario para vivir y las 6hrs restantes son plusvalía que se apropia el capitalista, en esas 6hrs restantes caben 3 jornadas de trabajo distintas para 3 obreros distintos, de tal manera que en las primeras 2hrs trabaje un obrero, en las otras 2 trabaje otro y así sucesivamente, por lo que un obrero no trabajaría 8hrs de las cuales 2 serían para él y 6 para un capitalista, sino solamente 2hrs en total.
Pero al hacer esto no queda ningún minuto de plusvalía que el capitalista pueda apropiarse, el capitalista no gana un solo peso, por tanto, es imposible que lo aplique y por ende, esto es imposible de hacer en el capitalismo.
Las fuerzas productivas tienen la capacidad de dar pleno trabajo a todos y no solo eso, sino también que este trabajo sea cada vez más corto con cada nuevo avance, haciendo más largo el tiempo libre que podría ser dedicado para el arte, la cultura, el deporte y demás aspectos positivos para nuestra sociedad.
El capitalismo desarrolló las fuerzas productivas hasta aquí, sin embargo, sus relaciones de producción ya son una traba para que las fuerzas productivas sigan evolucionando y mejorando, mientras esa contradicción no se resuelva los que seguimos sufriendo somos nosotros la clase trabajadora. Solo se podrá erradicar esta contradicción derrocando al capitalismo e instaurando unas nuevas relaciones de producción acorde con las fuerzas productivas, esto es, el poder obrero, el socialismo.
Ese es el verdadero enemigo, el modo de producción, su funcionamiento, sus relaciones de producción.
Este artículo muestra de manera resumida por qué el desempleo es imposible de erradicar en el capitalismo, sin embargo, para nada sustituye la lectura de los clásicos del marxismo entre los que se encuentra El Capital, razón por la que invitamos al lector a interesarse y leer la obra original en donde se abordan esta y muchas más cuestiones con una profundidad y elementos que no se abordan en este artículo como lo pueden ser las crisis, la teoría del valor, cuota de plusvalía, masa de plusvalía, cuota de ganancia, etc.
“La burguesía no solo forja su propia destrucción,
sino también a su sepulturero: El proletariado”
- Karl Marx
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