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¿Qué es el INPC y cuál es su relación con la Inflación?



Por Carlos Parra


Actualmente la economía mexicana como las del resto del mundo, sufren un fenómeno económico llamado inflación, el cual se traduce en la abrupta subida de precios de bienes y servicios que se consumen dentro de un país. Al término del pasado mes de febrero, la inflación interanual se ubicó en un 7.2% a tasa anual, por encima del cierre del paso mes que se ubicó en 7.07%, y fuera del rango de lo estimado por el Banco de México.


Este fenómeno económico es el resultado de diversos factores internos y externos a la economía del país, como puede ser un exceso de dinero circulante, una mayor demanda de bienes y servicios que no se puede cubrir, una subida en el costo de las materias primas como en el caso actual, desencadenado por la guerra imperialista entre ucrania y rusia, misma que ha alterado la dinámica productiva de los mercados internacionales, presionando la economía mundial y alterando el flujo de consumo, incentivando la especulación y con ello la inflación. Si bien la inflación registrada a finales del mes de febrero sufrió una alteración como consecuencia de la guerra imperialista, la realidad es que las secuelas de esta se dejarán sentir en los próximos meses.


Como se menciona, la guerra trae consigo una nueva dinámica comercial y de producción, alterando con ella las cadenas de suministros, elevando la demanda de bienes, lo que producirá escases de estos, haciendo de este proceso un círculo vicioso, y afectando a su paso toda la cotidianidad de la economía. Por ejemplo, uno de los resultados de la guerra es el incremento del costo de la gasolina, que se traduce en encarecer el transporte de mercancías, y, por ende, se vuelve más caro el precio de las mercancías cuando llegan al consumidor final.


En México, se puede observar este fenómeno macroeconómico de manera muy puntual en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, indicador por el cual se puede medir el cambio promedio en los precios de los productos en un tiempo determinado, es decir, la diferencia entre lo que le cuesta a una familia mexicana conseguir productos de la canasta básica hoy, a como la conseguía en años pasados, y esta diferencia es el resultado del proceso inflacionario.


Tal vez, nos hemos percatado que el dinero ya no rinde como años anteriores, que ahora compramos menos con lo mismo, donde hace un par de años comprábamos más. Este hecho no es un producto del imaginario colectivo, sino que, es resultado del fenómeno económico llamado inflación, y como hemos visto, el mecanismo para medirla es el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Este es el resultado de un proceso de múltiples factores, que como se comentaba, entre ellos está la guerra, las crisis económicas o financieras, pero más al fondo, podemos encontrar que este fenómeno es un mal emanado del sistema capitalista, donde existe una contradicción constante que se hace notar en la forma de producir. Recordemos que, en este sistema basado en la explotación del hombre por el hombre, donde existen las relaciones productivas entre la figura del patrón y del trabajador, donde el primero se queda con las ganancias que el segundo crea, se producen mercancías o bienes en función de la ganancia y no de la satisfacción de las necesidades colectivas, y es por ello que podemos ver un sin fin de casas habitacionales vacías y muchas personas sin un hogar, o la razón de que las mercancías tengan un corto tiempo de vida útil (Obsolescencia programada).


El INPC es calculado gracias a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), donde los datos arrojados por esta permiten crear una canasta de bienes y servicios, a lo que comúnmente denominamos canasta básica, es decir, aquellos productos y servicios mínimos que debe consumir cada familia, cada persona, para subsistir. Este concepto agrupa términos generales como lo son la vivienda, el transporte, el calzado, la vestimenta, alimentos y bebidas, educación, entre otros, asignándoles un peso o una importancia dentro de la canasta. Cabe recalcar que para este cálculo igual se toma en cuenta las localidades urbanas del país, distribuidas en lo largo y ancho del territorio.


Ahora bien, comprendiendo un poco mejor este fenómeno económico, podemos entender lo que significa que, al cierre del mes de febrero, la tasa de inflación se ubicó en 7.28 % por encima de las estimaciones, y que esto se traduce en un gasto extra para las familias trabajadoras que ven como el salario que perciben por su trabajo cada día alcanza para menos, golpeando más en los productos como el limón, aguacate, gas, pollo, carne de res, tortillas, gasolina, y en el costo de la vivienda.


La inflación no se detiene ni retrocede, los precios a los que hoy consumimos los productos muy difícilmente regresaran a sus costos iniciales, esta tendencia es favorable para las grandes empresas que se ven beneficiadas en el incremento de la demanda de bienes y servicios, y que a medida que sean perjudicadas por el incremento de los costos de producción, cargarán esta diferencia a los trabajadores. Esto traducido en jornadas más extenuantes de trabajo, salarios más bajos, condiciones más precarias y el despido masivo.

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