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Represión en Sitilpech, la protección estatal al monopolio porcícola

Por: Célula "Alexandra Kollontai".



El 18 de febrero fueron brutalmente reprimidos los pobladores de la comunidad de Sitilpech por llevar a cabo una protesta debido a que, desde hace meses, han exigido el cierre definitivo de la granja porcícola de Kekén que se encuentra en su territorio.


En abril de 2022 un juez concedió un amparo que ordenaba la suspensión de la granja. Sin embargo, tiempo después un tribunal desechó el amparo y la granja retomó sus operaciones. Ante esta situación, los pobladores decidieron bloquear el acceso a la granja, ya que también se ha reportado que ésta genera contaminación en el agua que consumen y mal olor en el ambiente, lo cual vulnera su derecho a un medio ambiente sano.


La situación que se vive en la comunidad de Sitilpech, en Yucatán, no es un caso aislado, pues en años anteriores se han reportado casos de otras comunidades que también se organizan para luchar en contra de la instalación de granjas en sus territorios debido a las afectaciones que les genera[1].


En los últimos años la industria porcícola y las granjas derivadas de ésta, han incrementado tanto su producción como su presencia en Yucatán de la mano de Kekén, propiedad del monopolio Grupo KUO. Unas de las problemáticas inherentes a la construcción de estas granjas son el despojo de tierras a los ejidatarios, la contaminación de la tierra, el agua y el aire, e incluso se han reportado quejas debido al ruido, mismas que han sido denunciadas en más de una ocasión.


Kekén abarca por completo la cadena de producción, es decir, tienen desde desarrollo genético, planta de alimentos, granjas, plantas procesadoras, transporte (como Grupo Gal) y comercio nacional (a través de Maxicarne) y de exportación.


El monopolio de Grupo KUO no se limita a la rama de alimentos donde destacan Kekén y Herdez, también están insertos en el sector químico y automotriz, es decir, están presentes en tres ramas de la producción. Su propietario y principal accionista, el burgués Fernando Senderos Mestre, no solo es dueño de Grupo KUO, sino también de Grupo Dine que se dedica a la rama de la construcción.


Como es lógico, conforme expande su mercado, aumenta su producción. Esto se ha traducido en el incremento de granjas de cerdos en la península de Yucatán. En un estudio publicado en el 2020, llamado La carne que está consumiendo al planeta ¿Qué hay detrás de la industria porcícola en la Península de Yucatán?[2], escrito por Greenpeace, se menciona que existían 257 granjas (hasta ese año). Tan solo en el estado de Yucatán hay una concentración del 86%, es decir, 222 de estas granjas.


Cabe mencionar que la mayoría de las granjas se encuentran llenas de irregularidades, muy pocas granjas cuentan con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), algunas se encuentran operando fuera de la ley y por supuesto tenemos que sumarle los conflictos comunitarios que causa con la invasión de tierras ejidales y despojo de éstas.



En municipios como Kinchil, Chapab, Hunucmá, Homún, Sitilpech, entre otros, los pobladores han recurrido a luchas legales, manifestaciones, plantones, es decir, acciones para no dejar pasar a las granjas en sus comunidades. La respuesta del Estado sigue siendo nula o, en lo mejor de los casos, suspendiendo de las granjas, pero dicha “suspensión” sólo representa paro de labores por unos cuantos meses, luego regresan con las actividades con normalidad, demostrando cómo el Estado trabaja para garantizar los intereses de los monopolios. Y no conformes con darles todas las facilidades para su operación, se les premia, buscando elementos que permitan su desarrollo, como el distintivo que se le hizo a Kekén de Empresa Socialmente Responsable (ERS) o el reconocimiento que durante la pandemia hizo el gobernador Mauricio Vila a Grupo KUO por “contribuir” a la reactivación económica.


Tan solo en el 2022 Kekén exportaba carne de cerdo a 12 países, pero a finales de año iniciaron las exportaciones a Costa de Marfil y Haití. En palabras de Ricardo González Valdez, gerente de ventas de exportación: “Parte de los objetivos para este 2023 es diversificar la cartera de clientes en África, crear nuevos productos para los países a los cuales ya estamos exportando como lo son Liberia, Angola y Costa de Marfil; y mantener un volumen estable para poder seguir participando en el mercado de manera considerable[3].


Hay que mencionar que esta meta de incrementar las exportaciones será posible con la llegada del Tren Maya, pues como expresó Rogelio Jiménez Ponz en el Foro Iniciativas de Articulación Productiva del Sector Agroalimentario en torno al Tren Maya,[4] la carne de cerdo forma parte de los 14 productos estratégicos para su exportación. De esta forma tendríamos un aumento en la producción, lo que conlleva el aumento de granjas o el crecimiento de las existentes, lo que a su vez potenciaría los problemas sociales y ambientales antes mencionados. A esto hay que sumarle que, en 2019, Kekén presento al gobierno federal, a través de los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) sus planes de crecimiento y sus requerimientos de apoyo financiero, que los FIRA vieron como una oportunidad para impulsar el desarrollo de la industria cárnica en Yucatán[5].


Por todo lo anterior, podemos concluir que la represión en Sitilpech no es más que el uso de la fuerza del Estado para proteger los intereses del monopolio porcícola. Que el Estado prefiere cuidar los negocios de los empresarios que garantizar el derecho a la vida y a un ambiente sano de hombres, mujeres, niños y niñas. Que, aunque no todas las comunidades en donde hay granjas levanten la voz, todas sufren de la misma contaminación que Sitilpech. Que es momento de tejer la unidad de la clase trabajadora contra el monopolio KUO.

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