Por Chak Sáastal
¿Se respetan los derechos en Quintana Roo? Ante esta pregunta es común que se responda afirmativamente, argumentando que la esclavitud es ilegal, que la libre expresión es un derecho de todas las personas y que la satisfacción de necesidades es el principal objetivo de un gobierno. Sin embargo, los recientes hechos sucedidos en la comunidad de La Esperanza en el municipio de José María Morelos del Estado de Quintana Roo, vienen a demostrar, por millonésima vez, que la libertad, los derechos y la satisfacción de necesidades aplican solo para determinada parte de la sociedad.
En dicha comunidad ya se llevaba tiempo exigiendo la reparación de la carretera hacia la cabecera municipal, carretera que se encuentra en muy mal estado y dificulta el traslado de los habitantes en caso de emergencias de cualquier índole.
Las exigencias lograron que el gobierno estatal y municipal, encabezados por Carlos Joaquín González y Sofía Alcocer Alcocer, se comprometieran a la reparación de la carretera, pero dicho compromiso fue en vano pues a pesar de que la obra tenía fecha de inicio, la reparación nunca se llevó a cabo, razón por la cual los habitantes de la comunidad de La Esperanza, a modo de protesta, retuvieron a dos trabajadores de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO) para que el gobierno cumpliera su compromiso de reparar la carretera.
Lejos de cumplir lo prometido, en la madrugada del martes 20 de octubre, causando daños a un domicilio, 20 patrullas con elementos de la policía estatal realizaron una revisión de manera violenta con la finalidad de “rescatar” a los funcionarios de la SEDESO, esto a pesar de no contar con ninguna orden judicial que acreditara dicha operación. Además, en dicha operación, los elementos policiales detuvieron de manera violenta a 2 jóvenes de la comunidad de nombre Noé Arnulfo Noh Simá y Luis Oswaldo Medina Balam bajo sospecha de ser cómplices del acto.
Los habitantes de la comunidad aseguraron que un día antes de los hechos, la zona era vigilada por drones de la policía estatal, por lo que se deduce que la operación, ilegal por su forma, era planeada.
Dos días después del incidente, el jueves 22 de octubre, dichos jóvenes fueron puestos en libertad tras demostrarse su inocencia y por la presión ejercida por los habitantes de la comunidad y de diversas organizaciones tanto civiles como indígenas.
La represión ejercida por las fuerzas estatales puestas al servicio del gobernador del Estado, Carlos Joaquín González y de la presidenta municipal de José María Morelos, Sofía Alcocer Alcocer, deja en claro que la libertad, los derechos y la satisfacción de necesidades, dentro del marco del sistema capitalista actual, solo están disponibles para una parte de la población.
Nunca escucharemos sobre un caso de represión a grandes empresarios, monopolistas, banqueros o inversionistas, sin embargo, a diario la represión se hace presente contra la clase trabajadora y los sectores populares.
Los habitantes de la comunidad de La Esperanza exigen la reparación de la carretera con la finalidad de facilitar el traslado de los habitantes de la comunidad hacia la cabecera municipal, sin embargo, el gobierno estatal y municipal responden con represión.
Si así reacciona el gobierno ante la petición de reparación de una carretera, ¿Cómo reaccionará ante la exigencia de mejores condiciones laborales, mejores salarios y mejores prestaciones laborales?
Si algo queda claro es que las fuerzas del Estado y el gobierno, bajo el sistema capitalista actual, no están al servicio de la clase trabajadora, de lo contrario no habría tales casos en los que una petición de una comunidad lleve a su más violenta represión.
Cuando los salarios bajan, por ejemplo, o cuando nos quitan derechos laborales, las fuerzas del estado no reprimen a los empresarios, pero cuando los trabajadores luchan por sus derechos, la represión se hace presente.
¿Cómo es posible que, en un Estado en el que se “respetan” los derechos humanos, existan tales casos en donde se reprima a toda una comunidad y sin orden judicial las fuerzas policiales causen daños a un domicilio y detengan de manera violenta a dos jóvenes que dos días después fueron puestos en libertad por ser inocentes?
Habría que reflexionar, ya que, muchos hablarán de libertad, derechos y satisfacción de necesidades, pero siempre hay que preguntarnos: ¿Para qué clase?
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