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Sobre el concepto de patriarcado

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    chaksaastal
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura

Por: Redacción de Chak Sáastal.


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Para los marxistas, el patriarcado es una construcción histórica y material que surge con el desarrollo de la propiedad privada y el derecho de herencia. No es un fenómeno atemporal ni una simple “estructura cultural”. Es el resultado de transformaciones en las relaciones sociales de producción, que asignaron a las mujeres un lugar subordinado en la familia monogámica, para garantizar la transmisión de bienes y la legitimidad de la descendencia. Como señala Engels:


“La monogamia fue la primera forma de familia que no se basó en condiciones naturales, sino en condiciones económicas, a saber, la victoria de la propiedad privada sobre la propiedad común primitiva.” El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Friedrich Engels, 1884.


En contraste, el feminismo liberal define el patriarcado como un sistema masculino sustentado en acuerdos implícitos entre hombres, que operarían por encima de las clases sociales. Esta concepción idealista propone que los varones, independientemente de si son obreros o burgueses, se benefician por igual de la dominación masculina. De esta interpretación se deriva la propuesta de una supuesta alianza entre mujeres de todas las clases: la sororidad.


Sin embargo, esta lectura presenta dos problemas graves. En primer lugar, diluye la lucha de clases, al sugerir que la contradicción principal es entre los sexos y no entre las clases sociales. En segundo lugar, omite las condiciones materiales que posibilitan la opresión de las mujeres: no analiza cómo el capital se beneficia del trabajo reproductivo gratuito de las mujeres, ni cómo el patriarcado ha sido funcional al sostenimiento de las relaciones capitalistas de producción.


Esto no es casual: el feminismo surgió históricamente como una corriente de mujeres de la burguesía, que no buscaba abolir la explotación, sino obtener derechos dentro del sistema capitalista. Alexandra Kollontái lo dejó claro en su crítica a las sufragistas:


“¿Cuál es el objetivo de las feministas burguesas? Conseguir las mismas ventajas, el mismo poder, los mismos derechos en la sociedad capitalista que poseen ahora sus maridos, padres y hermanos. ¿Cuál es el objetivo de las obreras socialistas? Abolir todo tipo de privilegios que deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si su patrón es hombre o mujer.” El comunismo y la familia, Alexandra Kollontái, 1920.


Si no analizamos la opresión de las mujeres desde su base material, la revolución se sigue postergando, porque las mujeres de la clase trabajadora que se colocan del lado del feminismo liberal ponen sus fuerzas en un camino que no conduce a su verdadera emancipación. Clara Zetkin lo expresó con claridad:


“La emancipación de la mujer y la revolución proletaria son parte del mismo proceso histórico.” Clara Zetkin, Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, 1910.


Y no hablamos en abstracto. Kollontái lo reafirmó al subrayar la doble opresión que vive la mujer proletaria:


“La mujer trabajadora no puede liberarse sin la abolición del sistema que la oprime doblemente: como trabajadora y como mujer.” La mujer y la familia en el comunismo, Alexandra Kollontái, 1920.


Por ello, es fundamental que toda lucha por la emancipación de las mujeres se enraíce en la crítica materialista del capitalismo. De lo contrario, se reduce a reformas superficiales o discursos morales que, lejos de avanzar hacia la revolución, refuerzan la dominación capitalista bajo un nuevo disfraz.

 
 
 

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