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Foto del escritorchaksaastal

SOBRE LA TRAGEDIA DE LA LÍNEA 12 DEL METRO

Por Felipe Pech Quijano


La pasada noche del 3 de mayo, aproximadamente a las 22:00 horas, en la Ciudad de México se venció una viga del viaducto a la altura de la estación Olivos, lo que ocasionó el derrumbe de un tramo de la línea 12 del sistema de transporte colectivo Metro, donde fallecieron al menos 24 personas y resultaron heridas poco más de 70 personas[1]. Desde su planeación, construcción y puesta en funcionamiento se podía advertir múltiples fallas, omisiones e irregularidades que ponían en riesgo la seguridad, integridad y vida de sus pasajeros, en su mayoría, de la clase trabajadora, y que, a la larga, se presagiaba una tragedia de mayores proporciones. Así ocurrió, terminaron perdiendo la vida quienes tienen a la maquinaria del metro como parte fundamental para su transporte en su vida de explotación, quienes usan las instalaciones día y noche, quienes terminan pagando siempre la ambición de lucro propia del sistema capitalista: la clase obrera.


Desde su inauguración el 30 de octubre del 2012 (incluso antes durante su planeación), circulaban fotos, notas, artículos y estudios técnicos que evidenciaron el mal estado de la obra. Esta fue llevada a cabo por el antiguo jefe de gobierno del D.F. (ahora CDMX), Marcelo Ebrard, actual Secretario de Relaciones Exteriores y compinche del presidente López Obrador. Otros partícipes fueron los monopolios de la construcción como el grupo CARSO e ICA, que hoy en día tienen a su cargo la construcción de dos tramos en el mal llamado “Tren Maya”, demostrando su contubernio con el actual gobierno capitalista[2]. También hay que mencionar a quienes siguieron en el cargo: Miguel Ángel Mancera y Claudia Sheinbaum, que tenían conocimiento del deterioro de la obra y miraron para otro lado.


Personal obrero sumamente calificado, que día tras día pone en peligro su vida para dar mantenimiento y poner en funcionamiento las líneas del metro, ya había denunciado las fallas y averías que se presentaban a través de todo el sistema de transporte. Las respuestas de las autoridades, como la directora del metro Florencia Serranía, de la mano con la dirigencia charra del Sindicato Nacional de Trabajadores del Metro fueron las de siempre: amenazas y despidos injustificados a quienes se atrevían a señalar algún desperfecto. Como en todo sistema capitalista, haciendo caso omiso a la realidad material.


No solamente es la línea 12, son todas las líneas, El metro es una bomba de tiempo y seguirá siendo una bomba de tiempo.” expresa un trabajador del metro en una transmisión en vivo de Facebook[3].


La culpa la tiene el Estado y los monopolios, que, a través de la corrupción como una de las contradicciones principales inherentes al sistema capitalista y la negligencia que le acompaña, causaron la pérdida de vidas humanas con el derrumbe de la línea 12 del metro.


Es una premisa simple: en el sistema capitalista, la clase dominante por medio del Estado en sus tres niveles de gobierno, buscará siempre beneficiarse a toda costa de la clase dominada. Para ello utiliza la corrupción, el abaratamiento de costos, la reducción del gasto público, la omisión de regulaciones en materia de obras de infraestructura o transporte, la privatización de las obras públicas, el desvió y la malversación de recursos, para hacer crecer sus ganancias y ampliar su capital. En consecuencia, poco o nada les importa el beneficio colectivo, la seguridad o el bienestar de las masas populares y trabajadoras. Hacen caso omiso a la mala calidad o condiciones deficientes en las que se planean, construyen, entregan o se les da mantenimiento a las obras de infraestructura que realizan por adjudicación del Estado, ya que solo les importa ver como aumentan sus ganancias.


Bajo estas condiciones es necesario que la clase trabajadora se organice, movilice y salga a luchar para exigir que se tomen acciones para que no vuelvan a ocurrir situaciones similares y se castigue a los responsables directos.


Sin embargo, hasta que no se supere el modo de producción capitalista y, por ende, toda la estructura política, social y jurídica emanada del mismo, causante de crisis que se agravan más y más conforme se agudiza las contradicciones de clase, seguirán ocurriendo tragedias.


En este caso, la tragedia fue el derrumbe de la línea 12 del metro de la Ciudad de México en la noche del 3 de mayo del 2021, pero desgraciadamente, mientras el capitalismo siga existiendo, no será la última.


El más grande pésame para las familias de las víctimas que solo querían llegar a casa después de una larga jornada y nuestra solidaridad revolucionaria para con ellas.

[1] Estas cifras son al momento de realizar este escrito.






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