Suicidio y opresión: La prevención del suicidio desde una perspectiva revolucionaria. Día Internacional de la Prevención del Suicidio
- chaksaastal
- hace 1 día
- 3 Min. de lectura
Por: Luna Grajales.

El 10 de septiembre, declarado como el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, es una fecha que llama a la reflexión sobre una de las problemáticas más dolorosas de la humanidad: la decisión de terminar con la propia vida. Las instituciones internacionales suelen abordar este fenómeno desde un enfoque meramente médico o psicológico, reduciéndolo a un problema individual, biológico o emocional. Sin embargo, desde una perspectiva comunista, marxista y leninista, es necesario situar el suicidio en su contexto histórico y material, reconociendo que gran parte de sus causas se encuentran en las contradicciones propias del capitalismo.
Karl Marx ya señalaba que la vida humana, bajo el capitalismo, está marcada por la alienación. El trabajador es despojado del fruto de su trabajo, reducido a una mercancía más en el mercado, forzado a vender su fuerza laboral para sobrevivir. En este proceso, no solo pierde el control sobre lo que produce, sino también sobre su propia existencia. El suicidio, entonces, no puede comprenderse únicamente como un fenómeno individual, sino también como el síntoma más extremo de la alienación.
Lenin, al analizar la brutalidad del sistema capitalista, advertía que éste no solo destruye las condiciones materiales de vida del proletariado, sino que también socava su salud mental, al imponer jornadas extenuantes, pobreza, inseguridad y violencia en todos los niveles. Bajo estas condiciones, millones de personas encuentran en el suicidio una “salida” ante un mundo que les niega dignidad y futuro.
Los datos actuales muestran que la mayoría de los suicidios ocurren en las clases trabajadoras, en los sectores empobrecidos, en los pueblos oprimidos y en aquellos que cargan con la doble o triple explotación: mujeres, jóvenes, migrantes y minorías marginadas. Es decir, no son las élites burguesas quienes masivamente optan por quitarse la vida, sino aquellos que viven bajo el peso del desempleo, la precariedad, la falta de acceso a servicios básicos, la discriminación y la violencia de un sistema que los convierte en desechables.
El capitalismo no solo precariza la vida material, también destruye la vida espiritual. El individualismo exacerbado, la competencia permanente y la imposibilidad de construir proyectos colectivos generan desesperanza. La mercantilización de la salud mental —convertida en negocio para farmacéuticas y clínicas privadas— deja a la mayoría de la población sin atención adecuada, reforzando un círculo de abandono y muerte.
Hablar de prevención del suicidio no puede reducirse a campañas superficiales de “concientización” promovidas por organismos que son, en última instancia, parte del mismo sistema que lo provoca. Desde una visión marxista-leninista, la verdadera prevención pasa por transformar las condiciones materiales de existencia. Se trata de luchar por un mundo en el que la vida valga la pena ser vivida: acceso garantizado a vivienda, educación, salud, trabajo digno, cultura, camaradería y sentido de pertenencia a una sola gran familia proletaria.
En una sociedad socialista, donde la producción se organiza para satisfacer las necesidades humanas y no para enriquecer a una minoría, el suicidio dejaría de ser una epidemia silenciosa de los oprimidos. No se trata de negar la existencia de problemas individuales o biológicos, sino de reconocer que la raíz principal del sufrimiento humano bajo el capitalismo parte de las relaciones materiales de producción.
El 10 de septiembre debe ser un día de memoria y denuncia. El suicidio no es un problema aislado ni privado: es un grito de desesperación de los explotados, un reflejo del carácter inhumano del capitalismo. Frente a este sistema de muerte, la prevención del suicidio no se logra con simples paliativos, sino con la construcción de una sociedad nueva. El marxismo-leninismo nos enseña que la verdadera vida solo podrá florecer cuando el pueblo trabajador conquiste su emancipación. La lucha por la prevención del suicidio es, en última instancia, la lucha por el socialismo: por una sociedad donde la humanidad no tenga que elegir entre vivir en la miseria o dejar de existir.
Comentarios