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Un solo frente, una sola unión

Foto del escritor: chaksaastalchaksaastal

Por: Jeffrey Andrei Hernández Poot.



«¡Todos los sacrificios imaginables, antes que consentir que triunfen las fuerzas que representan un pasado de opresión, un pasado de tiranía! ¡Todos contra la reacción, todos contra el fascismo!»

—Dolores Ibárruri.

 

Ante la consolidación de las fuerzas reaccionarias, bajo el descontento mayoritario de una pequeña burguesía frustrada, surge la necesidad de un frente común para los trabajadores. A esta pequeña burguesía precarizada, que cada día se enfrenta al riesgo de proletarizarse, ya no le gustó el modelo liberalizador —al que sus líderes sirven en la práctica— de modo que, además de su aversión a las clases trabajadoras, encuentran en el discurso de odio contra, los migrantes, contra la juventud, contra las minorías étnicas o sexuales, la solución última de un sistema imperialista mundial que amenaza con arrojarles a la miseria, al igual que a nosotros, los proletarios.


En todos los procesos de degeneración extrema, del resquebrajamiento del orden social y el apogeo del odio, participa la alianza más reaccionaria y regresiva: los capitalistas, el credo, algún partido burgués apoyado en la pequeña burguesía descontenta, cuya fuerza electoral la constituye de igual manera el sujeto que es hipnotizado por los cantos del capital, que abraza un discurso nacionalista, anticomunista, tradicional, y yergue el cuello al escuchar: Dios, Patria, Familia. Mientras al verse en el espejo se niega, rehuyendo a su retrato, acusando al otro de ser lo que él es: un nazi, un fascista, un reaccionario.


No puede ser llamado “democracia” un país en declive, donde se gobierna para una minoría de ricos, dueños de los más grandes medios de producción, de las tecnologías, del ciberespacio, de la realidad digital. Esta clase parasitaria consolida su poderío militar, industrial y tecnológico cooptando las instituciones del Estado. Un país que, al ir contra todo sentido común, se deja regir por una dictadura del mercado, no puede ser una democracia. Es absurda la creencia de que estos individuos, los burgueses, gobiernan para todos.


Ante los coletazos de ira del imperialismo contra los pueblos del mundo, incluido el nuestro, con quien comparte mar, tierra, aire (pues las fronteras son trazos en papel mojado), es todavía más urgente un llamado a la unidad. ¡A la unidad proletaria! ¡A la unidad de los trabajadores y los campesinos! ¡De los migrantes, caminantes de una tierra que les pertenece! ¡Que nos pertenece a todos por igual!


Nuestro llamado, el de los comunistas por convicción, por congruencia histórica, no es acaso a una “Unidad Nacional”, escueta, de poco valor. Sino un llamado a nuestro reconocimiento como clase, a nuestra integración, como trabajadores, estudiantes, campesinos... No es un llamado a la alienación, como se pretende desde el Palacio del capital, con un falso discurso que no es más que la conciliación absurda con la burguesía nacional. No hay combate al imperialismo que justifique la tolerancia a esta burguesía que, en todos los sentidos, también contribuye a la expansión del mismo. Este es un llamado a la Revolución.


Históricamente a toda Revolución, advenía una reacción. Ahora que la reacción poco a poco va cobrando fuerza, ¡devengamos en Revolución Socialista! Si los elementos reaccionarios han llegado al poder, ha sido por un falso “socialismo”, una socialdemocracia que ha demostrado su fracaso y su debilidad. La lucha por la emancipación de la mujer y contra la discriminación de todo tipo (raza, género, etc.), son también nuestras causas. Sin embargo, quienes las han vuelto consignas electorales para ganar votos y adeptos las han traicionado. Las han desvirtuado reduciendo su naturaleza al campo de lo formal y lo legal. Abandonaron la lucha de clases e inmediatamente aceptaron su derrota.


Es por esto que la Plataforma Comunista de México se vuelve una alternativa, un espacio de resistencia y de emancipación popular. Un frente por y para los trabajadores de México. Ante el ascenso de la reacción, vuelve la esperanza. La esperanza por una verdadera democracia, ¡la democracia proletaria! Que no es más que la toma del Poder del que nada ha tenido más que su fuerza de trabajo. Es hora de consolidar un proyecto revolucionario. En tiempos de crisis es necesario mantenerse firmes. ¡Cultivemos la esperanza! Si avanzan como los nazis, pasaremos sobre ellos como el Ejército Rojo. A todo Hitler le llega su Stalingrado. ¡Todo el Poder al pueblo, todo el Poder a los trabajadores! ¡Viva la dictadura del proletariado! ¡El verdadero gobierno de la mayoría!


¡Es hora de consolidar «un sólo frente, una sola unión, hombro con hombro, unidos todos hasta acabar con el enemigo»! ¡Luchemos por un Poder Obrero y una Nueva Economía!

 
 
 

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© 2023 por Chak Sáastal

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