Por Chak Sáastal
“La razón última de todas las crisis reales es siempre la pobreza y la limitación del consumo de las masas frente a la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si solo tuvieran como limite la capacidad absoluta de consumo de la sociedad” -Karl Marx, El Capital-
No es sorpresa que para muchos la crisis económica que está azotando a la economía mundial, sea consecuencia de la contingencia sanitaria en la que el mundo se vio inmerso desde inicios del 2020. Sin embargo, no es así, la crisis económica no fue el resultado de la pandemia del COVID-19 como los expertos burgueses han hecho creer, sino que, la crisis es el resultado de las contradicciones del sistema de producción en el que nos encontramos inmersos, misma que se viene desarrollando desde años anteriores y que, con la pandemia actual se vio acelerada.
México no escapo de las implicaciones de ser golpeado por una crisis sanitaria. Desde el primer momento de la pandemia se dejó ver la vulnerabilidad de nuestro sistema de salud, mismo que desde década pasadas se venía desmantelando, y de nuestra economía, tanto así que para los primeros dos meses de pandemia los despidos ya rebasaban la cifra de un millón e incremento en 1.9 millones las personas desplazadas al empleo informal por lo que la tasa de informalidad laboral ascendió a 51.8% de la población ocupada[i]. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)[ii] se estima que para el 2021 la tasa de desempleo sea del 8.9 % (porcentaje de todos los países miembros).
En Yucatán la situación no fue diferente que en el resto del país. Para los primeros meses de la pandemia (marzo-abril) ya se contaba con una cifra alarmante de trabajadores despedidos y parados, se perdieron alrededor de 80 mil empleos directos (según datos del titular de la Secretaria de Fomento Económico y Trabajo) y con las elevadas cifras de contagios y muertes, posicionaban a la península en una grave situación no solo sanitaria sino económica. A pesar de esto, desde agosto pasado se reabrió la económica de manera prematura, poniendo en riesgo la salud de miles de trabajadores. Los estragos de la emergencia sanitaria y de la crisis económica ya son notorios. La economía yucateca tuvo una pérdida de crecimiento (tan solo registro un crecimiento del 0.8 %, -indicadores económicos UADY 2020- , cifra por debajo de lo que se venía registrando años anteriores) , que desde hace varios años atrás no se veía, debido a que los principales sectores económicos sufrieron un grave desplome en los primeros trimestres del año, sumado a la dinámica laboral entre la Población Económicamente Activa (PEA) que paso al Ejercito Industrial de Reserva, se prevé que la recuperación económica sea sumamente complicada debido a la perdida del nivel adquisitivo de las familias trabajadoras.
Según datos de la Secretaria de Economía la inversión extranjera en el Estado tuvo un decremento en un -16.5% con respecto al año anterior, recordemos que Yucatán es un oasis para la inversión extranjera y nacional, ya que se cuenta con una idea de seguridad tanto financiera como de tranquilidad libre de violencia, lo que ha provocado que en el Estado se haya creado una burbuja financiera e inmobiliaria que justo está por hacer su crash.
La crisis económica no es el resultado de la crisis sanitaria que azota al mundo, sino que es la consecuencia de la sobreproducción del mismo sistema, el capitalista, recordemos que en este sistema no se produce para la satisfacción de necesidades, sino para incentivar el consumo excesivo de productos y mercancías, y con ello acrecentar las ganancias de los principales monopolios, esto bajo la explotación de la mano de obra precarizada de los trabajadores. Es decir, la producción capitalista pasa por movimientos a través de fases que guardan entre si una relación de sucesión: crisis o recesión, depresión, reactivación y auge, estos son los ciclos de la economía capitalista, por ende, es que la crisis económica actual es el reflejo de la anarquía de producción enfocada a incrementar las ganancias de un reducido grupo de personas, los capitalistas. Esta sobre producción ha provocado que existan más mercancías de las que se pueden consumir o adquirir y este suceso nos ha arrastrado inevitablemente a una crisis y la pandemia (crisis sanitaria) solo ha acelerado esta contradicción del sistema productivo dando como resultado las consecuencias actuales y futuras.
¿Y después de la tormenta viene la calma?
“La acumulación capitalista produce constantemente, en proporción a su intensidad y a su extensión, una población obrera excesiva para las necesidades medias de explotación del capital, es decir, una población obrera remanente o sobrante” (Karl Marx, El capital, Tomo I, Vol. III, Cp. XXII)
Las consecuencias en el Estado ya son evidentes, no solo el desempleo seguirá en aumento, sino la pérdida del nivel adquisitivo cada día será menor, el incremento de la informalidad responde a estas consecuencias, como sabemos Yucatán ocupa los últimos lugares en cuanto a materia de salarios, eso quiere decir, que el Estado tiene uno de los peores salarios en todo el país, esto aun cuando el salario mínimo tuvo un aumento el pasado año y una homologación nacional (sin contar las zonas fronterizas), el desempleo y la falta de oportunidades que se comienza a gestar en la entidad, ocasionará la precarización de nuestra fuerza laboral, al tener un mayor número de trabajadores en el Ejercito Industrial de Reserva (trabajadores aptos para trabajar pero que carecen de un empleo formal), producirá un exceso de mano de obra y traerá consigo que los salarios se reduzcan a niveles aún más paupérrimos y que las condiciones de los que trabajadores ocupados sean aun peores, esto se traduce a una jornada más larga, a una carga de trabajo más pesada con una reducción de sueldo y a qué los empleos que se generen sean ofertados a salarios muy bajos.
Esta dinámica laboral donde se verá incrementado el Ejercito Industrial de Reserva, se convertirá en palanca para la acumulación capitalista, siendo estos (los capitalistas) los más beneficiados de la crisis, misma situación que actualmente podemos notar, al ser estos, los dueños de las grandes empresas, los que menos han acatado medidas sanitarias y protocolos de seguridad para cuidar la salud de sus empleados sino que han buscado las formas para no interrumpir la productividad y con ello sus ganancias.
Mientras nuestra sociedad siga organizada de la misma manera, mientras está no cambie y el sistema de producción siga siendo el mismo, las crisis económicas serán recurrentes y la clase obrera, trabajadora y popular serán quienes carguen con las consecuencias.
[i] INEGI (07/2020) Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Consultado en https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/iooe/enoeNvaEdcion2020_09.pdf
[ii] OCDE(2020) Perspectivas del empleo de la OCDE 2020. La seguridad de los trabajadores y la crisis de la COVID-19 https://www.oecd.org/spain/Employment-Outlook-Mexico-ES.pdf
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