Por Roberto Grajales
En medio del paso del huracán Milton los días 7 y 8 de octubre de 2024, las condiciones laborales en Yucatán vuelven a recordar que, para los empresarios, el capital sigue estando por encima de la vida. A pesar de las advertencias meteorológicas y las indicaciones de protección civil para que las personas permanecieran en sus hogares, diversas empresas en la región obligaron a sus trabajadores a presentarse a laborar, a pesar de la suspensión del transporte público y por supuesto, exponiendo su integridad.
Esto no es un hecho aislado. Forma parte de un sistema en el que la clase trabajadora se encuentra atrapada en un ciclo de explotación. Los trabajadores no son dueños de los medios de producción y, por tanto, no tienen la capacidad de decidir si se paraliza la actividad económica ante situaciones de emergencia. Por el contrario, son los dueños del capital quienes, resguardados en la seguridad de la seguridad de sus grandes casas, emiten órdenes desestimando la vida de quienes les generan la riqueza.
Es evidente que, la burguesía ve a los trabajadores no como seres humanos, sino como piezas reemplazables de una maquinaria productiva. El discurso de la "responsabilidad social empresarial", tan propagado en tiempos recientes, queda desmantelado en situaciones como esta, en las que se revela la verdadera naturaleza del capitalismo: la insaciable sed de ganancias, que no respeta fronteras ni condiciones humanas.
Las denuncias en redes sociales sobre estos actos de irresponsabilidad empresarial no tardaron en multiplicarse. Trabajadores de diferentes sectores, desde la industria turística hasta el comercio minorista, relataron cómo fueron obligados a asistir a sus puestos bajo amenazas veladas de despido o reducción salarial. Entre las empresas denunciadas se encuentran: Metaltec, Coppel CEDIS, Truper, Polpusa, Empresa AMG Desarrollos, Ferreterías Vaqueiros, Santos Lugo CEDIS, Acerofertas, entre otras. Algo que llamó la atención, fue que la SEDENA obligó a los trabajadores de la construcción a ir a trabajar en la construcción del nuevo Hospital General Dr. Agustín O'Horán. Esto pone de manifiesto que la explotación laboral no descansa, ni siquiera en momentos de catástrofes naturales.
Es en este contexto donde se vuelve imprescindible el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, que luchan por los derechos de los trabajadores ante los atropellos de las empresas. Sin embargo, el mismo sistema capitalista a través de su estado, ha debilitado a los sindicatos, desarticulando los movimientos obreros que pudieron haber frenado este tipo de abusos.
La lógica del capital es implacable, mantener las ruedas de la producción girando a toda costa. En Yucatán, las consecuencias se hacen tangibles cada vez que un trabajador arriesga su vida por preservar su trabajo. ¿Qué debe suceder para que la vida humana prevalezca sobre la ganancia económica?
El huracán Milton nos deja una lección más allá del daño físico, es un recordatorio de que el capitalismo no cambia, no se humaniza, como la nueva administración pretende hacer creer. La lucha de clases sigue vigente, y mientras el capital continúe gobernando sobre la vida, los trabajadores seguirán pagando con esta, aún bajo las peores tormentas.
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