Por: Emiliano Zepeda.
Se podría pensar que, en un destino turístico de talla internacional, publicitado como un paraíso en la tierra, la explotación laboral es inexistente, sin embargo, producto del mismo modo de producción capitalista esta no solo es existente sino muchas veces, como suele suceder en el sector turístico, existe de forma aún más brutal.
En una entrevista, Randy, un ex trabajador del sector hotelero, relató a este medio su situación mientras laboraba en el Hotel Meliã en la Isla de Cozumel, Quintana Roo. Dicho hotel forma parte de una cadena propiedad de la empresa hotelera “Meliã Hotels International” propiedad del empresario español Gabriel Escarrer Juliá.
En su relato, comentó que comenzó a trabajar en este hotel el día 26 de noviembre del año 2020 como mozo de áreas públicas con un salario de $1,680 quincenales, y aunque con el aumento salarial que se efectuó le subieron el salario a $2,175 y trabajaba bien, de manera honrada y eficaz, pronto vendrían los problemas.
Unos meses después hubo un recorte de personal en el hotel, Randy que si bien era de los más nuevos, no era el de menor antigüedad puesto que habían 3 trabajadores más nuevos por delante de él, aún así el Jefe de Áreas Públicas le notificó que lo iban a despedir, a lo que él asegura que se opuso argumentando que no era el de menor antigüedad, sin embargo, al jefe no le importó, por lo que mantuvo la notificación de despido.
Él comenta que, aunque todo parecía perdido, la Ama de Llaves del hotel a quien él comenta se llama “Elsa”, le dijo al Jefe de Áreas Públicas que no lo despida, que él trabaja bien, que trabajadores como él son valiosos, que mejor lo pasara de Mozo de Áreas Públicas a Mozo de Pisos, es decir, a su área, por lo que a regañadientes el Jefe de Áreas Públicas accedió.
Así, según comenta el mismo Randy, “ascendí al puesto de Mozo de Pisos el día 12 de abril del año 2021, sin embargo, la empresa me colocó como trabajador de confianza, por lo que, a pesar del aumento salarial que hubo por ley, mi salario se mantuvo igual que antes en mi anterior puesto, en pocas palabras, ascendí de puesto, pero no me aumentaron el salario como correspondía por ley bajo el pretexto de que era trabajador de confianza”.
“De esta forma pasé a Mozo de pisos, la mitad del tiempo que estuve en aquel puesto estuve relativamente bien, pero para la otra mitad empezó la explotación descarada”.
Randy comentó que lavaba baños, limpiaba habitaciones, colchones y demás, sin embargo, la ama de llaves que ahora era su jefa directa exigía demasiado a tal punto que era prácticamente imposible realizar el trabajo.
“La mayoría de las veces salía muchas horas después de mi horario normal de salida y no se me pagaban esas horas extras, de hecho, muchas veces no alcanzaba la ruta y, para no quedarme esperando sin hacer nada hasta la próxima parada de la ruta, me ponía a trabajar y ayudaba a mis compañeros”.
A su vez, nos comentó que en una ocasión, llegaron camiones de carga con muebles del hotel, y fue a él a quien pusieron a descargar dichos camiones y subir por todo el hotel hasta las habitaciones correspondientes cada mueble, sin embargo, a pesar de solicitar ayuda a Elsa para que otros trabajadores lo ayudaran a cargar los muebles, ella solo decía de manera descarada que se deje de quejar, que es su trabajo, que lo haga y punto, él incluso solicitó la faja lumbar (faja que sirve para evitar que, al cargar cosas pesadas uno no se lesione), sin embargo no habían en ese momento.
“Había muebles que debían ser cargados mínimo por 4 personas debido a su gran peso, pero no me dieron el apoyo, Elsa solo me dijo que no me queje, que yo solo lo haga, por lo que yo solo, muchas veces por las escaleras hasta los últimos pisos de los edificios que conforman el hotel y sin faja tenía que cargar los pesados muebles, hubo una vez en el que un mueble de mármol era súper pesado y de plano aunque quisiera no podía llevarlo yo solo, solicité de la manera más atenta a Elsa que me enviara apoyo con algunos compañeros para cargarlo, a lo que ella tras varias insistencias aceptó, estuve esperando hasta 1 hora y nadie llegó a ayudarme, tuve que pedirle apoyo a otros trabajadores de otro departamento que muy amablemente me apoyaron, al final se me regañó por no trabajar y cumplir con lo que se debe en el tiempo establecido, ¿cómo iba a cargar semejante mueble que ya de por si es pesado cargar entre 4 personas, yo solo por todos los pisos?”
Pero la cosa no termina allí, Randy comenta que se le presionaba para que en el menor tiempo posible lavara baños, habitaciones, colchones, etc… sin embargo, el resultado solicitado en el tiempo que la empresa exigía era prácticamente imposible.
Los regaños eran muy intensos, por no hacer el trabajo de manera rápida, la presión exhaustiva era brutal a tal punto que psicológicamente se comenzó a ver afectado, sumado a otros problemas como la falta de infraestructura para realizar el trabajo en condiciones óptimas, la explotación de la cuál era víctima era cada vez más insoportable “Habían veces que tenía que llevar algún mueble de un alto piso del hotel hasta otro edificio, pero como se ve mal que yo ande cargando cosas en los pasillos por donde están las habitaciones de los huéspedes, me veía obligado a dar toda la vuelta al hotel, ir por afuera para luego volver a entrar y dirigirme al sitio donde debía llegar” (Hay que tener en cuenta que el Hotel Meliã no es un hotel pequeño, es un complejo de aproximadamente la misma área que un rectángulo de 6x2 cuadras, muy extenso).
Randy comenta que, en este punto, la presión por parte de Elsa era tal, que psicológicamente ya se veía afectado, cada vez que se le encargaba realizar una labor en donde necesitara ayuda, ya no solicitaba la ayuda por miedo a sus regaños y presión.
“Pocos meses después tuve la oportunidad de hacer mis prácticas para así ascender al puesto de supervisor, pero en todo ese período, en una jornada laboral hacía un papel doble, trabajaba como Mozo de pisos y como supervisor, es decir, trabajaba doble puesto en una misma jornada laboral, doble intensidad, pero seguía obteniendo el mismo salario”.
En este punto los regaños y el trabajo exhaustivo continuaban al igual que la continua presión de la ama de llaves y la empresa, pero por fin, el 16 de octubre del año 2021 Randy logró obtener el puesto de supervisor, y aunque seguía bajo el mando de la ama de llaves según el organigrama de ese departamento, su salario ascendió a $2,700 en promedio (unas veces más, otras menos).
“En este punto empezó la explotación aún más descarada, porque en sí, es cierto que ya no era un rango bajo dentro de la empresa, pero tenía más tareas, más responsabilidades y todas debían cumplirse en el mismo tiempo, a mí me traían de un lugar a otro con el radio dirigiéndome a buscar X cosa, a recoger tal cosa, buscar que si esto, lo otro, pero a su vez y al mismo tiempo tenía que seguir haciendo mis responsabilidades, y si no lo hacía rápido Elsa me regañaba que porque no quiero trabajar, que me quejo mucho, que soy un flojo, etc…, hubo una ocasión en que tuve que supervisar a unos compañeros que estaban cargando un mueble hasta un piso elevado de uno de los edificios del hotel, si bien no era obligatorio, decidí ayudarlos a cargarlo ya que sabía por todo lo que había pasado lo que se sufre al hacer eso, sin embargo, en ese momento me llaman por el radio solicitándome para otra cosa, por lo que me retiro de ahí no sin antes decirle a mis compañeros que por favor adelantaran el trabajo, que apenas yo regresara los seguiría ayudando, pasaron como 45 minutos y cuando por fin regresé mis compañeros no habían avanzado nada, y como no se había cumplido con esa tarea y yo era el supervisor, la cagotiza vino contra mí, ¿Yo que culpa tenía de que no se hubiera avanzado nada?, yo les comenté que adelantaran mientras yo cumplía otras tareas, no es mi culpa”.
Horas extra sin pagar, doble intensidad del trabajo, falta de infraestructura necesaria, condiciones precarias de trabajo, mucha presión y violencia psicológica eran las características más evidentes de este trabajo, “cuando yo entré a trabajar al hotel estaba relativamente gordo, pero cuando empezó la explotación bajé muy rápido de peso, estaba muy estresado, no me hallaba, realmente ya no quería estar allí, solo aguantaba todo esto por la necesidad, porque la crisis actual dificulta el buscar otro trabajo, aguantaba no por gusto sino por necesidad”.
De igual forma, una de las cosas más inhumanas de su caso es que incluso cuando era por enfermedad, las faltas no estaban justificadas, “para diciembre yo tenía dengue, aunque estaba hirviendo en fiebre y con un dolor terrible de huesos vine a trabajar, pero en un momento dado ya no aguanté y solicité a la ama de llaves, mi superior, que me diera permiso para retirarme porque me sentía muy mal, pero su respuesta fue negativa, me dijo que de seguro me estoy haciendo, que lo que quiero es irme a mi casa a sacar el pavo para a cena y no trabajar, yo le respondí que no, que quiero salir de trabajar para irme al seguro social porque de verdad me sentía mal, pero aun así no me permitieron la salida, lo más curioso es que a mí que me sentía mal no me dejaron retirarme para ir al médico, pero la ama de llaves si se retiró antes de su hora de salida a cenar pavo con su familia mientras yo me moría en fiebre y en dolor”.
“Esta explotación seguía y seguía y yo me iba hartando cada vez más hasta que el miedo que tenía no pudo con la rabia, me dirigí a recursos humanos para reportar este hecho y los malos tratos que la ama de llaves realizaba contra mí, solicité de la manera más atenta que por favor se manejara con anonimato, no quería tener problemas mayores con la ama de llaves, sin embargo, lo que me dijeron en recursos humanos es que si se maneja en el anonimato no se puede hacer mucho, que es necesario que se sepa quien está reportando, total que se dio así, un día la ama de llaves se dirigió a mi súper enojada y claramente me dijo – “ya me enteré que fuiste a reportar, ya no te puedo poner a trabajar porque vas de mariquita chismosa” - , desde eso me agarró filo y más se agravaron sus malos tratos hacia mí como forma de desquitarse”.
“No solo a mí me trataba así, las camaristas de hecho la reportaron con el sindicato para que éste metiera cartas en el asunto, ya que según ellas, la ama de llaves las trataba mal, si la cama estaba bien tendida pero tenía aunque sea una arruga minúscula, te la desordenaba toda y te gritaba que lo volvieras a hacer, si había un grano de arena en un rincón del cuarto te echaba agua en todo el piso gritándote que lo volvieras a hacer todo, lo mismo con las cortinas de las ventanas, baños, etc… cuando un huésped deja algo en la cama con una nota explicando que se lo dejaba a la camarista, la ama de llaves se los negaba y se quedaba dichos objetos ella cuando en realidad le pertenecen a las camaristas ya que así está explicado en la nota dejada por el huésped, una vez escuché que la ama de llaves comentó en tono burlesco que las camaristas son tan muertas de hambre que hasta algo que deja el huésped quieren llevarse, en una ocasión las camaristas solicitaron más material de limpieza puesto que es imposible realizar la limpieza de las habitaciones sin esto, sin embargo, los materiales nunca se entregaban, pero los regaños por no hacer bien el trabajo se potenciaban, ¿Cómo esperan que se realice una buena limpieza si ni siquiera hay detergente, escobas, trapos, Vanish y demás?, el problema es que el sindicato cuyo nombre es “Caribotel´s de México SA de CV” es de la misma empresa hotelera, por lo que no se hizo mucho a favor de las camaristas, este sindicato está afiliado a la Confederación de Trabajadores de México (CTM)”.
Ante esta impotencia, Randy comentó que ya no aguantaba más, por más que seguía quejándose y reportando a la ama de llaves no pasaba nada, siempre le decían que nunca nadie se había quejado de ella y que aparte no pueden hacerle nada porque “está dando resultados a la empresa”.
Debido a esto Randy tomó la decisión de renunciar, sin embargo, muchos compañeros le dijeron que no lo haga, incluso la misma ama de llaves de manera cínica le dijo que no lo haga, que iba a cambiar, que iba a corregir sus errores y demás, por lo que al final decidió no hacerlo y quedarse.
“Al principio todo iba bien, pero más pronto que tarde regresó con su maltrato, los mismos regaños, la misma presión, incluso un día me tocó acomodar una habitación para un huésped importante, al terminar fui a buscar al jefe para que evalúe la habitación, sin embargo, al llegar la habitación estaba patas arriba, todo desordenado, manchado, etc… la ama de llaves había saboteado mi trabajo, no pude más y de plano decidí renunciar el 17 de febrero del 2022, antes de irme le dije a la ama de llaves de buena manera y sin discutir, que trate bien a las personas porque ante todo somos humanos y merecemos respeto, yo nunca le alcé la mano ni le insulté ni agredí aunque tenía todos los argumentos para hacerlo, sin embargo yo ya me voy, y puede que el que entre en mi reemplazo no sea tan paciente como yo y si se defienda, aún con esto fingió hacerme caso y me retiré, ahora solo estoy esperando mi liquidación para ya de plano no tener nada que ver con ese hotel. Eso sí lo dejé bien claro al abandonar el hotel y lo dejo en claro aquí, aunque yo nunca estuve sindicalizado iré al sindicato donde estaban las camaristas para confirmar lo que ellas habían reportado tiempo atrás, para explicar mi caso, que tomen cartas en el asunto pero sobre todo iré a levantar una denuncia a derechos humanos, porque el trato que se da allí es todo menos humano, aunque me dijeron que no lo haga, lo voy a hacer, no tanto por mí porque si por mí fuera no hago nada, total ya ni estoy trabajando allí, lo hago por mis compañeros que ahora con ellos se desquita la empresa y por los que vienen después”.
Randy a su vez aclaró que, “el sindicato al ser creado por la misma empresa es prácticamente un sindicato que no hará nada que perjudique o vaya en contra de los intereses de la empresa, aún si eso perjudica a los trabajadores que jura proteger, por otra parte, Elsa, la ama de llaves, gana un sueldo quincenal de aproximadamente $15,000 quincenales, es decir, $30,000 mensuales, y a juzgar por esto y por el comentario realizado tras la queja de que “está dando buenos resultados a la empresa”, parece ser que, en rasgos generales, la explotación laboral en ese hotel se lleva a cabo en todos los ámbitos, desde el sindicato, la misma empresa y los directivos y/o jefes de departamento. En el reglamento del hotel y del sindicato está prohibido que los trabajadores se organicen, aunque ellos le llamen alborotar a los demás, está prohibido que los trabajadores, sea de manera individual o colectiva, soliciten aunque sea por medio de un pliego petitorio, mejores condiciones laborales (salario, prestaciones, horarios, etc…), de hecho, cada mes se hace una comida con el gerente del hotel y en la invitación precisamente dice que está prohibido hablar de política, religión, salario, horario y jefes, y de hecho, los salarios aunque pareciera que son bastante buenos a la quincena, en realidad no alcanzan, si bien podrás comprarte la canasta básica con ello, no te alcanza si tienes que pagar agua, gas, luz, internet y demás gastos que se tengan, solo gracias a mi pareja entre los dos nos alcanza para vivir, antes de la pandemia yo tenía un pequeño negocio, al iniciar ésta quebré y me vi en la necesidad de buscar trabajo, pero la explotación es muy descarada”.
Este caso de Randy es uno de los tantos que abundan en la Isla de Cozumel, sea en el sector hotelero o no. A pesar de que la Isla de Cozumel es promocionada como un paraíso turístico en el que la felicidad se hace realidad, realmente es todo lo contrario. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un comunicado ha dado a conocer, como características principales del sector turístico la alta informalidad laboral, largas jornadas laborales, bajos salarios y falta de prestaciones de ley, cosas que se pueden ver a simple vista en la isla.
El caso descrito en el Hotel Meliã es algo recurrente en el modo de producción capitalista, pues el lucro y la ganancia están por encima de la dignidad humana. Por lo tanto, en lo inmediato, es necesario levantar la organización de las y los trabajadores del sector hotelero, que es uno de los más precarizados en nuestro país, para irle arrancando, poco a poco, concesiones a la patronal en beneficio de nuestra clase, aprovechando en nuestro favor los vacíos de la legislación burguesa.
Sin embargo, siendo conscientes de que la explotación es inherente al capitalismo, esta organización debe ver más allá, debe plantear que las y los trabajadores pueden prescindir de la patronal y sus lacayos, que son un sector parasitario que en nada contribuyen a la producción o, en este caso, a la administración de los bienes y servicios. Si como trabajadores movemos todo, como trabajadores merecemos ser los dueños de todo.
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